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El presidente de Argentina, Javier Milei, llegó al poder con 56 por ciento del voto. En los poco más de dos meses de su gobierno, la inflación ronda 50 por ciento.Foto Afp
20 de febrero de 2024 09:33

La pregunta cotidiana de buena parte de la sociedad argentina es: ¿cuánto tardará en caer Javier Milei y su gobierno, pues lleva al país a un escenario peor, si ello es posible, al que vivieron en 2001, cuando el caos económico, político y social destrozó a esa nación cono sureña? Las apuestas corren, y día a día se fortalecen por las brutales decisiones que ese esperpéntico personaje ha tomado en apenas dos meses y pico de mandato.

El hartazgo por los pésimos gobiernos de Alberto Fernández y del antecesor Mauricio Macri llevó a la mayoría de los desesperados votantes argentinos a caer en la trampa de elegir a Javier Milei como presidente de su nación, con todo y que éste abiertamente amenazó con arrasar con todo, aunque lo disfrazó con la promesa de acabar con la casta política y económica (algo así como la mafia del poder y la minoría rapaz, versión gaucha) que impedían el avance del país.

Pues bien, Milei obtuvo alrededor de 56 por ciento del voto ciudadano, pero con el correr de los días crece el ejército de arrepentidos, porque los argentinos se enteran de que la casta a la que iba a destrozar no era la que supusieron, sino ellos mismos, los de a pie, y que los objetivos de arrasar con todo, se refería a trabajadores, jubilados y pensionados, funcionarios, estudiantes, pequeñas empresas, sector social, clase media y todo lo que a ojos del esperpéntico personaje y sus seguidores es un dique para la libertad. De manera tardía, los argentinos registraron que ellos eran el objetivo, y que Milei les pasaba la voluminosa factura que, se suponía, trasladaría al gran capital y a la clase política. Así, una vez en acción,la pérdida de confianza en el libertario comenzó a caer en picada, y, en menos de 60 días, descendió más de 10 puntos porcentuales, y contando.

No es para menos: en dos meses y pico de mandato, sus principales logros han sido el brutal incremento de la pobreza (3.6 millones de argentinos cayeron en esa condición), inflación mayor a 50 por ciento, en promedio (muchísimo mayor en alimentos), medicamentos onerosos, devaluación de 118 por ciento en el tipo de cambio oficial.

Además, tarifazos todos los días, despido de 50 mil trabajadores del sector público, desempleo al alza; ni un peso a obras públicas, aun cuando estén a punto de concluir, ni financiamiento a obras sociales. Por si fuera poco, salarios congelados (con un poder adquisitivo peor al de 20 años atrás) y jubilaciones rezagadas (de por sí no alcanzan ni para medicinas, y sin bono compensatorio).

El inventario sigue: constantes incrementos a gasolina (100 por ciento, y va por más), gas (400 por ciento), energía eléctrica (300 por ciento), alimentos (el precio de la canasta básica supera por cuatro al salario mínimo), transporte (250 por ciento), alquiler de vivienda (en las nubes y en dólares) y todo lo que se le ponga enfrente (en el entendido de que vendrán más alzas). También hay impagos al sector magisterial (a escasos días del comienzo del nuevo ciclo escolar), nada de participaciones a las provincias (las voy a dejar sin un peso, dijo Milei a los gobernadores) y muchísimo más. Eso sí, entre sus primeras decisiones se cuenta la estatización de deuda privada por alrededor de 30 mil millones de dólares, en beneficio de la oligarquía que prometió combatir. Y su logro ha sido un pírrico superávit fiscal, a costillas del hambre y la precarización de los argentinos y la paralización económica. Todo ello con el trauma (otro) por la estrepitosa derrota de su ley ómnibus en el Congreso.

Entonces, como se constata, la pregunta de los argentinos es válida y exige respuesta inmediata, porque Milei es insostenible, so pena de una revuelta social.

Las rebanadas del pastel

Sólo hay que constatar la calaña de algunos asistentes al Zócalo para validar lo dicho por López Obrador: Se disfrazan de demócratas, cuando eran los más tenaces violadores de los derechos del pueblo … Práctica cotidiana de los políticos es soltar frases con elevado grado de cretinismo. Por ejemplo, la más reciente es del candidato presidencial de MC, Jorge Álvarez Máynez: Me hostigan, porque me tienen pavor. ¡Y a duras penas alcanza 3 por ciento de la intención del voto! Sin duda le tienen pavor, pero los votantes. Por cierto, esa empresa privada disfrazada de partido político se dedica a hurgar en la basura para seleccionar candidatos, como en los casos de Sandra Cuevas y Alejandra Barrales. Algo similar sucede en Morena, aunque sus dirigentes no fueron a buscar, sino que le abrieron la puerta a la mugre.

Twitter: @cafevega

 

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