San Petersburgo. Los tributos florales a Alexei Navalny — el enemigo más acérrimo del presidente de Rusia, Vladímir Putin, fallecido el viernes en una colonia penal del país — fueron retirados durante la noche por grupos de personas no identificadas bajo la mirada de la policía, según videos publicados en las redes sociales rusas.
Al menos 340 personas fueron arrestadas en 30 ciudades, según informó la agencia Reuters, por dejar flores en memoria de Navalny, según OVD-Info, un grupo que monitorea la represión política en Rusia. El sábado, la policía impidió el acceso a un monumento de recuerdo en la ciudad siberiana de Novosibirsk y detuvo a varias personas, como ocurrió también en Surgut, otra ciudad de la región, apuntó OVD-Info.
Un video compartido en redes sociales desde Novosibirsk mostraba a gente clavando flores rojas en la nieve ante la atenta mirada de las autoridades, que impedían el paso al lugar con cinta.
En la capital, Moscú, un grupo numeroso retiró durante la noche las flores de un monumento próximo a la sede del Servicio Federal de Seguridad, mientras la policía observaba la operación, de acuerdo con un video. Pero por la mañana habían aparecido más flores.
La noticia del deceso de Navalny se produce a menos de un mes de las elecciones en la que, casi con toda seguridad, Putin saldrá elegido para otro mandato de seis años.
Muestra “que la sentencia a la oposición en Rusia no es simplemente la cárcel, sino la muerte", afirmó Nigel Gould-Davies, exembajador de Reino Unido en Bielorrusia y experto en Rusia y Eurasia en el Instituto Internacional de Estadios Estratégicos de Londres.
Las circunstancias de la muerte de Navalny siguen sin estar claras.
Según el reporte del Servicio Penitenciario Federal, Navalny se sintió indispuesto tras un paseo el viernes y perdió el conocimiento en la colonia penal de la localidad de Kharp, en la región de Yamalo-Nenets, a unos 1.900 kilómetros al noreste de Moscú. La ambulancia que llegó al centro no pudo reanimarlo y la causa de la muerte aún se “está estableciendo", añadió.
Navalny estaba en prisión desde enero de 2021, cuando regresó a Moscú tras recuperarse en Alemania de un envenenamiento con una sustancia neurotóxica del que culpó al Kremlin. Desde entonces, recibió tres sentencias de prisión que rechazó alegando que respondían a motivaciones políticas. y cumplía una pena de 19 años por extremismo.
Tras la última sentencia en su contra, Navalny dijo que entendía que estaba “cumpliendo una cadena perpetua, que se mide por la duración de mi vida o por la duración (...) de este régimen".
Horas después de conocerse su muerte, su esposa, Yulia Navalnaya, hizo una dramática aparición en una conferencia de seguridad en Alemania a la que asistían numerosos líderes mundiales.
Dijo que consideró cancelar su participación, "pero entonces pensé en lo que habría hecho Alexei en mi lugar. Y estoy segura de que él estaría aquí”, y añadió que no estaba segura de poder creer las noticias procedentes de fuentes oficiales rusas.
“Pero si esto es cierto, quiero que Putin y todos los que rodean a Putin, los amigos de Putin, su gobierno, sepan que tendrán que asumir la responsabilidad de lo que le hicieron a nuestro país, a mi familia y a mi esposo. Y ese día llegará muy pronto", afirmó Navalnaya.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que Washington no sabe exactamente qué sucedió, “pero no hay duda de que la muerte de Navalny fue consecuencia de algo que hicieron Putin y sus matones”.
Navalny “pudo haber vivido a salvo en el exilio”, pero en lugar de eso regresó a Rusia sabiendo que podría ser encarcelado o asesinado “porque creía profundamente en su país”.
En Alemania, el canciller Olaf Scholz, subrayó que Navalny “probablemente haya pagado con su vida ese coraje”.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Putin fue informado del deceso de Navalny mientras que la portavoz del equipo del líder opositor, Kira Yarmysh, dijo en X, antes Twitter, que no tenían aún la confirmación de lo ocurrido.