De por sí angustiado por las investigaciones en curso que apuntan en su contra, el comandante Borolas suda copiosamente por la más recientes revelaciones del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Pablo Gómez, sobre su conocimiento y eventual participación en la sucia compra del programa de espionaje Pegasus –adquirido en su sexenio y también utilizado en el de Peña Nieto–, porque, de entrada, se ha documentado que tal operación fue fraudulenta al adquirirse a sobrecosto, es decir, en su gobierno, y más allá de los fines ilegales para los que contrató el servicio
, alguien
se quedó con el excedente
en demérito de las arcas nacionales, porque, con ese fin, en el calderonato no dejaron piedra sin labrar.
De entrada, detalló Pablo Gómez, el equipo
Pegasus se compró con sobrecosto, hubo fraude, se adquirió por más de lo que valía
, lo que ya implica un ilícito y el consecuente daño al erario, así como un ilegal beneficio para uno o varios ex funcionarios. Y por aquellos ayeres Borolas se presumía como comandante en jefe
de las Fuerzas Armadas, es decir, las que, no únicamente, operaron ese software de espionaje. Entonces, a él que tanto le gustaba jugar a los soldaditos, ahora no puede salir con que desconocía
este enjuague.
En la mañanera de ayer, al titular de la UIF se le preguntó si ¿en las investigaciones sobre García Luna se ha encontrado algún nexo con Felipe Calderón?
, y Pablo Gómez, como buen torero, se limitó a señalar que vamos a analizar la información de las cuentas que se operaron desde Barbados (uno de los países utilizados por el ex secretario de Seguridad Pública de Borolas y socios para triangular sus operaciones financieras con recursos de procedencia ilícita); es una cosa que no ha terminado todavía. Vamos a ver quiénes aparecen ahí, porque hay mexicanos
involucrados en lavado de dinero.
Días atrás, la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó a la UIF entregar (de acuerdo con dos resoluciones del INAI) una versión publicada (testada) de los contratos para adquirir el software de espionaje Pegasus, aunque el máximo
tribunal limitó el periodo a revelar a 2014-2017, es decir, dejó totalmente fuera al sexenio de Calderón. Aun así, Pablo Gómez explicó: nosotros no somos la autoridad que deba hacerlo, porque no firmamos ningún contrato, obviamente. La autoridad nos muestra los contratos y nosotros hacemos un análisis, no solamente de esos contratos, sino de las operaciones de carácter financiero que están involucradas en los pagos, lo que ampara esos contratos. No hay el menor problema y nunca lo ha habido para entregar datos, referencias, sobre el asunto
.
Entonces, dijo Gómez, “¿qué es lo que le corresponde a la UIF? Dar los elementos para documentar que el equipo que se compró estaba sobrevaluado, hubo un fraude; la forma en que ese equipo fue utilizada no le corresponde a la Unidad de Inteligencia Financiera, como es natural, sino a otras autoridades. Y está abierta una carpeta de investigación en la Fiscalía General de la República. Me parece que hace poco hubo alguna actuación nueva, distinta, porque había una persona que estaba en prisión, cosa que no es, digamos, del orden financiero. Ahora, ¿qué fue lo que UIF ha querido evitar? Miren, la persona –son dos al parecer– que está solicitando la información a través de Transparencia pide que mostremos el diagnóstico”, pero éste hace referencia a la tecnología que utiliza la Unidad en sus actividades que le corresponden. Esa tecnología no es pública ni puede serlo, es por definición un asunto de seguridad nacional
. Aun así, dijo, parece que en el INAI y en la segunda sala no pueden entender algo tan simple
.
¿Será que Borolas y demás involucrados en el enjuague de Pegasus (tanto por el lado del fraude al erario como del espionaje ilegal) pretenden conocer a detalle qué tanto sabe la UIF sobre sus tejes y manejes, y saber el alcance de la investigación para tomar las precauciones del caso?, porque igual no le alcanza el manto protector
de la derecha española. Entonces, no se pierdan el siguiente capítulo.
Las rebanadas del pastel
No son mochas ni buscan beatificación o canonización; simplemente van tras el voto católico, que en México abunda. En todo caso, lo paradójico es que dos interesadas en presidir un Estado constitucionalmente laico se esfuercen y peleen por tomarse una foto con el inquilino del Vaticano. Dicen que en la guerra y en las campañas políticas todo se vale, pero a ese par, de plano, se le pasó la mano. Solo faltó el disfraz de monja.
Twitter: @cafevega