Ciudad de México. En el marco del proceso electoral 2023-2024, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) advirtió que si bien no puede pronunciarse sobre los resultados de las elecciones, “no va a claudicar de su deber de actuar frente a violaciones a derechos humanos” que les pongan en riesgo o los comprometan.
“En los momentos tan decisivos que vivimos, es inadmisible seguir estando al margen de las violaciones a los derechos humanos a las personas que ejercen su participación política”, lo que incluye tanto a las que ejercen su derecho al voto, como a quienes son parte de los procesos y están en mayor situación de vulnerabilidad, “aquellas que históricamente han sido invisibilizadas y excluidas de los espacios de decisión”, sostuvo la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.
Al presentar el libro “Pronunciamiento sobre el deber de prevenir y erradicar las diversas manifestaciones de violencia política en el contexto del ejercicio de los derechos político electorales”, que se basa en un documento que la CNDH difundió el 13 de diciembre del año pasado, manifestó que “es indispensable reconocer el importante papel que juega y debe jugar esta comisión nacional", a fin de vigilar "la máxima protección y defensa de los derechos humanos de todas las personas en contextos políticos y alzar la voz cuando se vean amenazados o limitados por conductas o expresiones claras que tiendan a desviarlos o viciarlos”.
Estando a la vista el arranque de las campañas, el próximo primero de marzo, Piedra Ibarra también hizo un llamado a todas las personas que cumplen una función pública y en general a la ciudadanía a evitar “contribuir, incitar, reproducir, obviar o admitir conductas que legitimen y sigan perpetuando la vulneración de nuestro derecho a la democracia y por ende la violencia política”.
Exhortó a asumir que dicha violencia “va más allá de los géneros, de las clases sociales, del origen étnico, racial, de las discapacidades, de la edad, entre otras causas, pues en el fondo transgreden profundamente la dignidad humana, por lo que normalizarla, y peor aun utilizarla como una herramienta para recrear escenarios de supuesta victoria”, seguirá evitando que el país acceda a una democracia plena, pacífica, inclusiva y participativa.
En este sentido, recordó que cuando su madre Rosario Ibarra de Piedra fue candidata a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), en 1981, sufrió no sólo “comentarios, chistes y motes” que pretendían denostarla, con una visión “misógina y machista”; sino que “empezaron las amenazas de muerte mediante cartas anónimas o llamadas telefónicas a nuestra familia y a los integrantes del Comité ¡Eureka!, sobre todo a familiares de presos y desaparecidos en Nuevo León”.
El verdadero trasfondo, dijo, “era pretender vencer la causa que ella representaba, no era cualquier mujer, era la madre de un desaparecido y estaba enarbolando la lucha de los oprimidos de este país”.
Estas campañas, agregó, no se limitan a la sátira o a la burla, en ese caso llegaron a lesionar tan gravemente la integridad sicológica de Germán (Segovia Escobedo, entonces esposo de la presidenta de la CNDH), que es uno de los derechos que también se lesionan en estas luchas, que lo llevaron al suicidio”.
Durante la presentación del libro, la CNDH también difundió un “escalómetro” de violencia política.