Hace alrededor de 30 años fue fundada la Filarmónica del Bajío en Guanajuato y poco después su sede se trasladó a Querétaro. Desde esa época se ha convertido para el público queretano en lugar de encuentro semanal con la música clásica y folclórica. En 2007, la orquesta participó en la ceremonia de nombramiento de las Misiones de la Sierra Gorda como Patrimonio Cultural de la Humanidad realizada por Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y en 2016, la legislatura del estado de Querétaro la declaró patrimonio cultural inmaterial del estado.
A pesar de ser una joya regional, desde la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) a la gobernación de Querétaro, se han ido acumulando inconformidades que ya son difíciles de esconder.
En el primer concierto de 2024, los músicos elevaron su protesta frente a una serie de inconformidades latentes que dejan ver una crisis aguda que afecta la dignidad y calidad de la orquesta, y que desafortunadamente, se han acumulado en las dos últimas gubernaturas del PAN. Un tema central son los salarios: los músicos de la Filarmónica de Querétaro son los peor pagados del país. Reciben la mitad del sueldo que perciben quienes pertenecen a las orquestas filarmónicas del estado de México, de Xalapa y Jalisco, y apenas alcanzan 40 por ciento de la remuneración de los músicos en la orquesta filarmónica en la Ciudad de México. El cálculo que hacen sobre la inflación es que en estos nueve años han perdido 41 por ciento del poder adquisitivo de su salario.
Los músicos extendieron una carta al gobernador en la que expusieron las fallas en la comunicación entre entidades culturales y la filarmónica, la falta de transparencia frente al control de los recursos y la ausencia de respaldo al director por parte de las autoridades competentes. La crisis es tan aguda que no tienen sede donde puedan ensayar y para cada concierto semanal deben estar negociando dónde pueden presentarse. Esto hace, según el director, imposible la planeación de un programa de calidad con invitados, porque en vez de establecer agendas de mínimo seis meses, se hace apenas semana con semana.
A más de un mes del reclamo público, aún no hay un encuentro con el gobernador o con la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro y la orquesta está bajo la voluntad del presidente de la AC, Rodrigo Sainz Gallo, encargado por los gobernadores hace poco más de cuatro años y quien al parecer no ha comprendido el valor inmaterial de su tarea. Este desconocimiento llega hasta la cabeza del estado: a pesar de que el presupuesto para la Secretaría de Cultura ha aumentado en más del doble desde 2016, el presupuesto de la orquesta se ha mantenido congelado y, como afirma el director de la orquesta, el gobernador ha asistido la primera vez a las funciones.
Querétaro es un estado que ha ido creciendo poblacional y económicamente de una manera vertiginosa en la última década y, por supuesto, de una forma desigual. Los más recientes indicadores económicos –como el de la unidad financiera de The Economist– advierten que es la segunda ciudad más cara de América Latina y en el debate público crecen también discusiones serias sobre el acceso al agua. En términos de cultura, la secretaría encargada ha divulgado que ha hecho una significativa inversión en apoyo a artistas y en festivales lo que hace más complejo de entender adónde se están yendo estos presupuestos y específicamente qué ocurre con la Orquesta Filarmónica, ¿es un tema de desidia e ignorancia personal o falta de voluntad institucional?
Una orquesta con este valor simbólico puede jalonar la formación de nuevos músicos y ser un referente para niños y jóvenes artistas; debe estar en la calle y en los pueblos del estado, en la vida cotidiana de la fiesta y la alegría, abriendo nuevos horizontes a vanguardias musicales; debe ser una escuela y puede llegar a ser un escenario nacional e internacional para deleitar a los mexicanos con invitados de todo el mundo; puede jalonar espacios artísticos que siguen aletargados en la región, o que están siendo ocupados por la música comercial que no necesita de fondos públicos para ser reproducida. No pasa eso. Lo cierto es que Querétaro se arriesga a vivir con los precios del primer mundo, pero con la calidad de vida, y en particular, con el acceso a la vida cultural, del tercero.
*Doctora en sociología, investigadora del Centro de Pensamiento de la Amazonia Colombiana A la Orilla del Río. Su último libro es Levantados de la selva