Pero este año el show –aún no se sabe si es tragedia, comedia o tragicomedia– se estrena con una superestrella en medio de todo: Taylor Swift. Durante las últimas semanas, estalló la acusación entre fanáticos trumpistas de que Swift es una arma secreta contra ellos en un complot financiado por George Soros y el estado profundo
, que incluye que en el Supertazón ya se arregló que Kansas City gane el campeonato, y Swift, con su novio, Travis Kelce, una de las estrellas de ese equipo, endosarán la candidatura del demócrata Joe Biden (este reportero ahora está obligado a ver el partido por si acaso ahí se decide la elección).
El propio Trump se ha sumado por primera vez al debate nacional sobre Swift y la elección. En una publicación, Trump afirma que él promulgó una ley que benefició a Swift y a otros artistas. “No hay manera de que ella pueda endosar al chueco Joe Biden… y ser desleal al hombre que hizo que (ella) ganara tanto dinero. Además de eso, me cae bien su novio, Travis, aunque pueda que sea un liberal y probablemente no me aguanta”.
También circulan memes abordando esto, como otro para el Supertazón que tiene al mariscal de campo del equipo de San Francisco junto a una imagen de Jesús, y abajo una imagen de Travis mostrando su brazo vacunado contra el covid-19 (fue promotor de la vacunación, provocando ira entre la ultraderecha) y junto a él, una imagen de Swift, y el lema es: Equipo Jesús vs Equipo Soros
.
¿Cómo es que Swift se ha vuelto tan poderosa en el juego político, a tal nivel que ambos partidos están fascinados con ella? Es la artista pop más popular de Estados Unidos (y hay quien dice que del mundo) hoy día. Según una encuesta de Morning Consult del año pasado, 53 por ciento de los adultos estadunidenses dicen que son fans de Swift, la abrumadora mayoría de ellos son blancos, casi una mitad son milenials (entre 27 y 45 años de edad –ella tiene 34), y la mayoría se identifican como demócratas. Un 40 por ciento del electorado empadronado dicen tener una percepción positiva de Swift –más que cualquier otra figura pública incluyendo al presidente y Beyonce, según una encuesta de NBC News. Tiene 272 millones de seguidores en Instagram. Ninguna otra figura pública goza de tanto reconocimiento y presencia.
Se ha reportado que la campaña de Biden espera con ansias que Swift –siempre cuidadosamente distante de la pugna política– los endose, mientras la campaña de Trump está estudiando cómo lanzar una guerra sagrada
en su contra.
Swift es una voz generacional, y esa generación fue de hecho clave para la victoria de Biden en 2020
, señala Jeet Heer en The Nation. Otros analistas han señalado que Swift no será gran factor en hacer que votantes cambien de bando entre Trump y Biden, pero sí en promover la participación en las urnas, algo determinante para los demócratas, sobre todo ante el bajo entusiasmo generado por Biden. Cada vez que ha instado a sus fans a empadronarse, decenas de miles la obedecen; son el “ejército swiftie” y son potencialmente muy poderosos.
No es la primera vez que una artista tiene influencia en los espectáculos electorales de este país. Vale recordar que en el último mes de la primera campaña presidencial de Barack Obama en 2008, el candidato no convocó a otros políticos o ex presidentes para acompañarlo en la recta final, sino a alguien que sabía que tenía un perfil público de mucha mas confianza entre el publico –el Jefe, Bruce Springsteen. Él ahora dice que es un swiftie.
Y por supuesto, la aportación de los artistas a la conciencia política en este país ha sido clave desde sus inicios hasta la fecha. Tal vez aparecerá un político pop por ahí y este espectáculo electoral se volverá un musical.
Cabaret. Willkomen. https://www.youtube.com/watch?v=hBlB8RAJEEc