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Lobos y ovejas

11 de febrero de 2024 00:02

Es incongruente la posición del grupo prianista al plantear ante autoridades legislativas de Estados Unidos, a través de su vocera y aspiracionista a presidir el gobierno federal, que México traiciona a ese país.

En su gira promocional, sin conocer a fondo los tratados comerciales de China, Estados Unidos, incluso los de su propio país, la ingeniera Xóchitl Gálvez hace declaraciones temerarias con la intención clara de desprestigiar la carrera política y la legitimidad del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, por el hecho de mantener relaciones comerciales con otros países.

Plantea, de hecho, como deslealtad, los vínculos con China, Rusia, o cualquier otro que no sea aliado del gobierno estadunidense. En ese sentido, las relaciones comerciales poco tienen que ver con sentimientos personales o lealtad al estilo medieval.

Existen los contratos formales, y no sólo pactos solidarios o de fidelidad. Estos documentos deben ser claros, justos y con beneficio efectivo para las partes. Es lo deseable, aunque tenemos la experiencia de los atracos, que caracterizaban las negociaciones comerciales, especialmente con Estados Unidos y Canadá, en los que predominó la iniquidad.

Aún sufrimos las consecuencias de las pésimas negociaciones de los gobiernos neoliberales con ambos vecinos del norte.

Los contratos entre gobiernos responsables, civilizados, conscientes y con personal capacitado para el comercio exterior nos aproximan a relaciones comerciales más saludables, no sólo con los gobiernos estadunidense y canadiense, sino con cualquier otro del mundo.

La garantía para que las negociaciones lleguen a buen término, es partir del respeto a lo pactado sin condicionamientos que irrespeten la soberanía de los países que intervienen e incluso de los que no lo hacen, pero que les perjudica de alguna forma.

Otra característica que no debe faltar en las negociaciones es respetar la libertad de decisión para aceptar, o rechazar cláusulas o cualquier otra característica inconveniente para alguno de los futuros socios comerciales.

Un ejemplo de violación al derecho a la libertad de decisión sería la prohibición de comerciar con otros países que no sean afines a las políticas públicas de alguno de los socios. Esta debe ser una regla inviolable.

Otro de los ejemplos más absurdos de incongruencia política y diplomática es el bloqueo comercial de Estados Unidos a Cuba. Por más de seis décadas, dicho país ha mostrado el atraso en su política internacional. Ninguno de los dos únicos partidos políticos que han gobernado al pueblo estadunidense han corregido esa incongruencia entre el discurso seudodemocrático y la aplicación de sanciones colonialistas.

A los legisladores republicanos, básicamente, como la misma ingeniera Gálvez indicó, les conviene que una candidata a la Presidencia de la República les ofrezca –hasta las puertas de sus hogares y en charola de plata– la oportunidad de volver a saquear los recursos naturales, sin restricción alguna.

Para ello, solicita el apoyo y la presencia de funcionarios estadunidenses antes, durante y posteriormente a los comicios de junio en nuestro país, ya que, según los coordinadores de campaña de Gálvez, sospechan de un gran fraude (como el cometido por Felipe Calderón). Fue a solicitar a los lobos que vengan a México a cuidar a las ovejas durante la contienda.

Con la relación México-China, desde hace décadas, la infidelidad del actual gobierno mexicano hacia Estados Unidos no queda demostrada de ninguna forma, ya que los tratados bilaterales se han llevado a cabo entre países soberanos y libres.

Empresas chinas se asentaron en México desde hace tiempo, sin ninguna restricción trascendental de Estados Unidos, considerando que este país no es un socio nada diplomático o amable. Siempre existe alguna amenaza, republicana o demócrata, de acuerdo con la etapa política que tenga en turno, como la electoral, por ejemplo.

Hasta hace meses existían en nuestro país mil 294 compañías de origen chino. Además, otras 400 más están interesadas en invertir aquí. El gobierno de Joseph Biden continúa importando mercancías chinas, por lo que, no sería conveniente romper relaciones comerciales con el presidente Xi Jinping. No obstante, México ya ha rebasado a China y hoy es el primer socio comercial de Estados Unidos, situación que no tiene nada que ver con la infidelidad.

Un pasaje interesante de la historia comercial de China es lo lejos que ha quedado aquel programa de las cooperativas industriales, tarea vital para la recuperación económica del gobierno revolucionario de ese país. En el libro China en armas, de Agnes Smedley, periodista estadunidense, narra los grandes esfuerzos de la población por reconstruir el comercio interno: en poco más de un año las cooperativas industriales se habían extendido por todo su territorio occidental… para principios de diciembre de 1939, Laohokuo (una de las ciudades más castigadas por la guerra) tenía seis cooperativas de hilados y tejidos; una de papel; una constructora de máquinas para hilar; una de preparación de productos químicos para velas, jabón, algodón y gasa, y tres refinerías de petróleo.

Seis meses después había 24 cooperativas en la provincia, dos de ellas administradas por el Comité Femenino de la Quinta Zona de Guerra.

La tenacidad del pueblo chino ha tenido su más espectacular resultado en el gran crecimiento y desarrollo económico actual de la República Popular China.

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@AntonioGershens



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