Los aportes científicos de las mujeres constituyen uno de los soportes más relevantes del desarrollo del conocimiento humano. Sin embargo, buena parte de la pléyade de generadoras de descubrimientos ha permanecido en el anonimato a lo largo de la historia.
Para reconocer y difundir la importancia femenina en los ámbitos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) la Organización de Naciones Unidas (ONU) designó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Este año se desarrolló la novena asamblea de esta conmemoración iniciada en 2015 en la sede de la ONU en Nueva York, donde se dieron cita mujeres líderes y expertas en ciencia de todo el mundo, quienes abordaron el papel clave que tienen para alcanzar los tres pilares del desarrollo sostenible: la prosperidad económica, la justicia social y la integridad medioambiental.
En el contexto de la efeméride, La Jornada publicó esta semana una serie de entrevistas con mujeres científicas de varias generaciones, como una forma de reconocimiento. Contamos con el testimonio de la matemática Raquel Perales Aguilar, galardonada con el premio a la investigadora joven IMSA quien afirmó que, en un ámbito dominado por el género masculino, este reconocimiento es para todas
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Reconocimiento para todas
La astrofísica y docente Magdalena González Sánchez en pos del aprendizaje, narró que encontró varios retos en su camino y reconoció el apoyo de mujeres asesoras en su desarrollo académico, gracias a las que supo que los destellos de rayos gamma relacionados con la muerte de las estrellas era lo suyo.
La doctora en ciencias con especialidad en física médica Guillermina Ferro Flores, ganadora del Premio Nacional de Ciencias 2020 en el campo de Tecnología, Innovación y Diseño, compartió que encabeza un grupo interdisciplinario de mujeres con el objetivo de desarrollar un tratamiento que por medio de medicina nuclear dé calidad de vida y supervivencia a pacientes con cáncer y afirmó: una vida dedicada a los demás vale la pena vivirla
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La investigadora Antígona Segura, una de las pocas especializadas en el estudio de la astrobiología en el país, trabaja en encontrar evidencia científica que demuestre que hay vida más allá de la Tierra. Ella lamentó que persistan agresiones y cosas más fuertes cuando se entra a la vida científica
, por lo que opinó que es necesario no hacer desistir a las niñas de dedicarse a la ciencia y mucho menos convertir su estadía en la universidad en un pequeño infierno
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La Jornada también conversó con la campeona olímpica de matemáticas de 11 años, Fernanda Ximena Villanueva Infante, quien dijo que desea ser ingeniera, arquitecta y mecánica, y explicó que las matemáticas son bonitas, pues para resolver los problemas no es necesario hacer tantos cálculos, tienes que ir partiéndolos en pedacitos para poderlos sacar
. Ella es parte de 26 por ciento de las niñas de primaria participantes en 2023 en la Olimpiada Mexicana de Matemáticas.
En tanto, Lena Ruiz Azuara, Premio Nacional de Ciencias 2021 en el campo de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, consideró que las mujeres han hecho un papel excepcional en los diferentes ámbitos de la ciencia y a manera de ejemplo mencionó a Matilde Montoya, la primera médica, así como a Esther Luque Muñoz, la primera química mexicana. Fue tajante: la ciencia es algo que las mujeres podemos hacer sumamente bien
, y explicó que las mujeres tenemos una estructura cerebral tal que podemos hacer muchas cosas a la vez, eso nos permite optimizar tanto ideas como actividades, entonces a las niñas que les gusta la ciencia, ¡adelante!
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Las mujeres científicas en México encuentran a una de sus más emblemáticas exponentes en la compleja figura de Sor Juana Inés de la Cruz, quien además de tener una sólida educación, desarrolló experimentos y muchos especialistas la consideran pionera de la historia de la ciencia porque en su obra mencionó los aportes de prominentes científicas de su tiempo.
Más cercanas al presente, pero también como muestra de la irrumpición femenina en terrenos vedados hasta unas décadas se halla, precisamente, Matilde Montoya (1859-1938) quien por más de medio siglo abrió las puertas de la medicina a cientos de colegas mujeres.
También tenemos los casos de la primera bióloga, Helia Bravo Hollis, dedicada al estudio de las cactáceas mexicanas; la botánica María Agustina Batalla Zepeda, quien realizó investigaciones en el cerro del Ajusco, el bosque de Chapultepec y el cerro del Tepozteco; la geógrafa María Teresa Gutiérrez Vázquez que impulsó un enfoque de geografía poblacional, y Alejandra Jáidar Matalobos, la primera mujer graduada en física en el país.
En el ámbito de las ciencias, cualquier aproximación no exhaustiva arroja centenares de nombres de investigadoras, académicas de suma importancia para el desarrollo de los saberes. Aquí se puede mencionar a Esperanza Martínez Romero, investigadora de la relación de bacterias benéficas y la salud de las plantas y reconocida en 2020 con el Premio Internacional L’Oréal-Unesco La Mujer y la Ciencia; a Sandra Pascoe Ortiz, quien inventó una alternativa ecológica a los plásticos tradicionales.
Además, se halla Eva Ramón Gallegos que lideró un grupo de investigadores que ha experimentado en la eliminación del virus del papiloma humano; Silvia Torres Castilleja dirigió la Unión Astronómica Internacional y también se adjudicó el Premio L'Oréal-Unesco; la bioquímica Mayra de la Torre y la doctora en investigación biomédica Alejandra Bravo, la bióloga y bioquímica Ana María López Colomé con diversos estudios sobre la retina y sus características, y Carmen Victoria Félix Chaidez, maestra en Ciencias Espaciales de la International Space University en Francia e involucrada en foros de consulta para la creación de la Agencia Espacial Mexicana.
Una pléyade que tiene mucho que aportar a nuestro país y al mundo de la ciencia.