Pekín. La gente en Asia dio la bienvenida este sábado al Año Nuevo Lunar con reuniones familiares, festivales y visitas a templos para solicitar bendiciones.
Este es el feriado más importante en China, una fecha para reunirse con familiares y amigos y disfrutar de banquetes festivos. Cada año recibe el nombre de uno de los 12 signos del zodíaco chino, y este es el Año del Dragón, que en las comunidades chinas está considerado como el más favorable.
En China, el Año del Dragón es también muy popular para dar a luz, porque muchas parejas esperan que sus hijos posean las cualidades que simboliza el dragón: fuerza, poder y éxito.
Muchos residentes en Hong Kong se vistieron de rojo, el color de la suerte en la cultura china, para celebrar el comienzo del nuevo año. En sus reuniones saborearon pasteles de arroz y nabo, y los niños recibieron sobres rojos con dinero como bendición de sus familiares casados. Las exposiciones al aire libre y las muestras florales reparadas para la ocasión ofrecían a los fiesteros la posibilidad de posar para vistosas fotos.
En Pekín, multitudes acudieron a las ferias de los templos para ver actuaciones folclóricas tradicionales y comprar aperitivos y obras de arte en los distintos puestos. Muchos encendieron varas de incendio para pedir buena salud y la fortuna.
Además de en las sociedades de mayoría china de la región de la gran China, la fiesta se celebra también en Japón, Vietnam y en la diáspora china.
En Myanmar y Malasia, los fieles visitaron templos para pedir por la buena suerte y bendiciones. En Dharamshala, India, monjes tibetanos exiliados participaron también en las ceremonias para conmemorar el nuevo año.
En Taiwán y otras áreas, las autopistas estaban atestadas y los vuelos saturados debido a que los residentes viajaban a sus lugares de origen a visitar a su familia o aprovechar la fiesta, de aproximadamente una semana, como una oportunidad de pasar vacaciones en el extranjero.
Largas filas de autos congestionaron las autopistas surcoreanas, cuando millones de personas salieron de la densamente poblada región de Seúl, la capital, para celebrar con sus familiares en todo el país el Año Nuevo lunar.
Los palacios reales y otros sitios turísticos también estaban repletos de visitantes que vestían las coloridas y tradicionales túnicas “hanbok”. Grupos de refugiados norcoreanos de la guerra civil de 1950-1953, que sigue sin resolverse, hicieron reverencias hacia el norte en los rituales familiares tradicionales que se realizan en la ciudad de Paju, en la frontera sur.
La fiesta se produce en medio de un aumento en las tensiones con Corea del Norte, que ha aumentado sus ensayos armamentistas encaminados a superar las defensas regionales con misiles y ha lanzado provocadoras amenazas de un conflicto nuclear con su vecino del sur.
El presidente surcoreano Yoon Suk Yeol inició la celebración con un mensaje de agradecimiento a los soldados de su país, diciendo que sus servicios a lo largo de “el alambre de púas, el mar y el cielo de la primera línea” permitían que el país disfrutara de la fiesta.
Vietnam también celebró el Año Nuevo lunar, conocido en ese país como Tet.
En ciudades con grandes comunidades asiáticas en el extranjero, particularmente en Nueva York y San Francisco, también se realizan desfiles y conmemoraciones.