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"Los científicos no somos genios, sino gente muy disciplinada y apasionada de este quehacer"

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La astrobióloga trabaja en busca de la evidencia que demuestre que hay vida en otros rincones del universo. Foto Linda Lasky
09 de febrero de 2024 09:30

La científica mexicana Antígona Segura Peralta (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1971) es una de las pocas especialistas en el estudio de la astrobiología en el país. En entrevista con La Jornada afirma que hay muchas formas de descubrir el mundo, y la ciencia es una de ellas. Hay cosas fantásticas que hemos encontrado en la naturaleza y muchas más por hallar.

Con entusiasmo, explica que en la actualidad se están creando instrumentos nuevos con el fin de explorar desde los océanos hasta la estructura de la materia; hay telescopios e instrumentos para ver los objetos que están en el cielo, donde hemos encontrando cosas fantásticas.

La investigadora, titular del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabaja en busca de la evidencia científica que demuestre que hay vida en otros rincones del universo. Destacan sus investigaciones acerca de la habitabilidad de los planetas alrededor de otras estrellas.

“Me dedico básicamente a entender cuáles son las condiciones para tener planetas habitables en unas estrellas que se llaman enanas rojas, las cuales producen muchas fulguraciones; es decir, una gran cantidad de radiación y partículas que pueden ser dañinas para la vida, pero también pueden iniciarla.

La idea es comprender si los planetas alrededor de este tipo de estrellas podrían ser habitables o no, y cómo plantear estrategias para detectar vida alrededor de ellos con los telescopios que construirán las futuras generaciones.

Segura Peralta recordó que fueron los libros de ciencia ficción y los cuentos que había en su casa los que alimentaron su pasión por la astronomía y la biología.

De manera especial se refirió a Cosmos, la serie de divulgación científica escrita por el astrónomo y astrofísico estadunidense Carl Sagan.

“Cuando vi el capítulo de exobiología contado por Carl en Cosmos dije: ‘¡eso quiero!’ En aquel etonces era un conocimiento científico muy joven. Fue muy complicado llegar, pero seguí con la idea de querer esa ciencia que conjuntaba mis dos pasiones”.

Antígona Segura estudió la licenciatura en física, la maestría en astronomía, un diplomado en divulgación de la ciencia y el doctorado en ciencias de la Tierra. Además de sus investigaciones sobre habitabilidad planetaria, trabaja en la UNAM en la indagación de las condiciones en las que se generó el sistema solar.

También colabora con el Laboratorio Virtual Planetas, un proyecto afiliado al NASA Nexus for Exoplanet System Science, en temas de detección remota de vida, utilizando bioseñales, que son compuestos químicos que indican la presencia de vida en un planeta y pueden ser detectados por telescopios, agrega.

Acerca de su experiencia en la investigación científica, ámbito dominado por los hombres, Segura Peralta sostiene que uno de los principales retos en su profesión es “sobrevivir a situaciones constantes como que te ignoren, o a comentarios en los que te dicen que si ya te casaste y te dedicarás a tu marido para qué estás ahí.

Hay un continuo bombardeo de pequeños comentarios o acciones de lo que se espera que hagas o que actúes de determinada manera, porque más allá de que seas científica, eres una mujer. Luego están las agresiones y cosas más fuertes que una puede vivir cuando se entra a la vida científica, desde que empiezas a estudiar hasta que te conviertes en investigadora.

Notable desigualdad

La especialista en astrobiología consideró que la desigualdad entre hombres y mujeres en la ciencia es notable, ya que se espera que una tenga cierta productividad y calidad que no se les exige a tus compañeros varones. Todas esas cosas van minando; por ejemplo, que no te reconozcan como la experta en el área, eso me ha pasado mucho. Me refiero a que me tomen en cuenta en la discusión de ciertos temas en los que soy la experta, pero me sacan de los debates. Hay que pelear cada vez más, y es cansado. No tiene una tiempo para tantas cosas.

Añade que ser mujer trabajadora y madre también es complicado, “porque hay una sociedad que lo hace así. No hay lugares para llevar al bebé a cambiarle el pañal; no hay un horario suficientemente amplio en las guarderías para los hijos, o no se cuenta con la capacidad económica para pagar a una persona que cuide al niño o niña, o si no se tiene una pareja colaborativa.

En mi caso, ejercí otra forma de maternidad, porque quien cuidó a mi hijo fue el papá. Al nacer pasé un tiempo con mi bebé, pero luego comencé a trabajar, después me separé y ahora el padre tiene la guardia en custodia, así que veo a mi hijo un poco menos. Mi maternidad fue diferente y el papá era feliz cuidando a mi hijo. Tenemos un acuerdo razonable, yo le paso una parte de mi dinero y él se hace cargo.

En la charla, la también ex presidenta de la Sociedad Mexicana de Astrobiología les dice a las niñas interesadas en la ciencia que estamos haciendo lo mejor posible para que los obstáculos que nosotras encontramos en el camino ya no los hallen ellas y puedan disfrutar hacer ciencia como lo hace cualquier hombre.

Reiteró que la ciencia ofrece cosas muy bellas, y “si antes era un lugar en el que solamente cierto tipo de personas entraban, en el que pensar en un científico era hacerlo en alguien como Albert Einstein, ya no es así, pero sí se requiere de mucha disciplina.

“Las personas que estamos aquí no somos genios, somos disciplinados, llevamos muchos años de entrenamiento. Podemos parecer genios, pero sucede lo mismo que si te pones a correr con un velocista altamente entrenado vas a perder y te sentirás la persona más lenta del mundo; en realidad te estarías comparando con una persona súperentrenada que sólo se dedica a eso.

Por eso a veces los científicos parecemos muy inteligentes, pero en realidad es porque llevamos toda la vida dedicados a esto y nos entrenamos para esto. Entonces, no piensen que se trata de una actividad para genios, la ciencia es para gente muy disciplinada y que, eso sí, nos apasiona mucho.

La astrobióloga, ganadora de la Medalla Alfonso Caso de la UNAM por su desempeño académico en el doctorado en 2001, resalta que “en general en todas las ciencias exactas, física, matemáticas, ingenierías, hace falta la presencia de las mujeres, pero también hace que dejemos de sacarlas del camino.

“A las niñas les interesa la ciencia, lo que sucede es que a lo largo del camino les decimos que eso no es para ellas y en lugar de preguntarles qué quieren, por si desean un microscopio, siempre nos vamos al pasillo de las muñecas o de las cocinitas. Esos juguetes también se les pueden regalar a un niño, pero a las pequeñas son a las que se les dice que son para ellas, así las vas sacando del camino.

Luego, a las estudiantes que llegan a las licenciaturas igual se les pone un montón de obstáculos. No necesitamos realizar campañas para decirles que vengan a hacer ciencia, necesitamos crear condiciones, con el fin de que cuando sientan pasión por la investigación científica no las desalentemos, y cuando lleguen a las carreras universitarias no volvamos esa experiencia un pequeño infierno, concluye.

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