El pasado 2 de febrero murió el filósofo y teórico marxista Oskar Negt. Nacido en 1934, fue uno de los herederos de la teoría crítica de la sociedad, al tiempo que marcó distancia con el giro conservador que tomaron algunas vertientes de esta tradición intelectual. Con estudios de derecho y filosofía en la Universidad de Gotinga, Negt consagró su vida y obra a la causa revolucionaria de los trabajadores y al desarrollo de la teoría marxista. Cosa no sencilla en un ambiente marcado por el anticomunismo visceral de la posguerra, signado por la existencia de dos estados alemanes.
Su trayecto académico resulta impecable. Bajo la tutoría de T. W. Adorno se doctoró con una tesis que comparaba las obras de F. W. Hegel y Auguste Comte en el primer lustro de la década de 1960. Posteriormente trabajó como asistente de Jürgen Habermas en las prestigiosas universidades Heidelberg y Fráncfort. Sin embargo, la deriva conservadora de este frente al movimiento político contestatario que se alzó con fuerza en el segundo lustro de la década de 1960 y particularmente cuando usó la expresión de “fascismo de izquierda” distanció a ambos personajes. Era la época de una gran insubordinación juvenil que escaló a la conformación de grupos armados en la llamada República Federal Alemana, cuya base social se reconocía como amplia y en crecimiento, propia de una generación que decidió romper con las amarras del pasado, en cuya sombra se proyectaba el apoyo masivo de la sociedad al régimen nazi.
En pleno 1968 Negt editó una obra titulada La izquierda responde a Habermas. La ampliación de la oposición al más conocido de los herederos de la teoría crítica se proyectó en la siguiente década, cuando Negt rebatió el concepto de “espacio público” elaborado por Habermas, elaborando una noción que ha sido traducida como “contra esfera” o “esfera pública proletaria”. Dicho trabajo fue publicado en coautoría con el cineasta radical Alexander Kluge y apareció traducido, en un sello editorial pequeño en 2015. Además, Negt fue parte de numerosas experiencias sindicales, en las cuales proyectó abundantes ideas sobre la enseñanza proletaria; el tema sindical nunca fue abandonado ni en su práctica ni en su reflexión.
A diferencia de Habermas u otros teóricos alemanes –como Axel Honet– profusamente traducidos y editados por las grandes editoriales, la obra de Negt se encuentra dispersa en nuestro idioma. Salvo Marx y Kant, el discurso que dictó en su jubilación que fue rápidamente traducido en España, la mayor parte de su obra se encuentra dispersa. En la década de 1970 en ediciones españolas aparecieron algunos de sus trabajos, como la evaluación sobre el régimen autoritario de la República Federal Alemana y su crítica a la idea de la reunificación en el libro Capital monopolista y sociedad autoritaria; también el artículo dedicado a Karl Korsch incluido en el volumen Karl Korsch o el nacimiento de una nueva época. Ensayos sobre la obra de Rosa Luxemburg aparecieron tanto en la Historia del marxismo (“Rosa Luxemburgo y la renovación del marxismo”) como en la revista Materiales; dedicado a la revolucionaria polaca el ensayo “De la dialéctica materialista entre espontaneidad y organización: Rosa Luxemburg”. En México aparecieron en Puebla las actas del llamado “Coloquio de Fráncfort” que llevó el título La crítica de la economía política hoy, donde Negt hizo un comentario a la ponencia de Alfred Schmidt y la trotskista Críticas de la economía política “El Engels tardío ya fundamentación de la teoría marxista de la revolución”. En el siglo XXI el intelectual y traductor Miguel Vedda publicó el ensayo “Andar erguido y la productividad de la naturaleza” dentro de un libro dedicado a Ernst Bloch, otro de los autores más visitados por Negt. Otros ensayos aparecieron en revistas académicas, teniendo como centro los conceptos de cultura y de dignidad, así como la relación entre el liberalismo y la protesta estudiantil.
Este recuento a raíz del fallecimiento del filósofo nos recuerda los débiles espacios en que la teoría radical –a la izquierda misma de la Escuela de Fráncfort– tiene posibilidad de circular en nuestro idioma. O bien ensombrecida por los nombres de una cierta teoría crítica ya vuelta dominante; ya por la adscripción radical de quienes enunciaron alternativas políticas, conceptuales y filosóficas. Junto a Negt habría que destacar a un conjunto de autores escasamente traducidos y cuya obra representó un planteamiento radical, producido en el corazón de la guerra fría, pero que afirmó la posibilidad y necesidad del despliegue de la crítica marxista, tales como Hans-Jürgen Krahl, Helmut Reichelt o Hans-Georg Backhaus. Sin duda, la de éstos y otros tantos, podrían seguir siendo insumos para pensar el futuro en una clave de la dignidad para el trabajo y la democracia.
*Investigador UNAM