Los partidos Demócrata (PD) y Republicano (PR) han convertido el tema migratorio en un intríngulis de lances políticos y juegos de vencidas corruptas. El comportamiento cínico de los miembros de esos partidos deja en claro, una vez más, que los migrantes les importan un bledo. Los desharrapados, que emprenden caminos impensables para huir de la falta de seguridad o del hambre, son ahora el leitmotiv de la elección presidencial en EU.
EU o la Unión Europea (UE) pueden gastar miles de millones de dólares en la guerra de Ucrania o en el genocidio de Gaza, pero quieren aportar un penny para un problema colosal, los migrantes, del que son progenitores. El PR ha sido opuesto a la migración por convicción ideológica. El PD lo es ahora en la coyuntura electoral.
En octubre pasado Biden pidió al Congreso 106 mil millones de dólares para Ucrania e Israel, para “contrarrestar a China en la región del Indo pacífico” y, de esa suma, 13.6 mil millones para reforzar su frontera con México (no para atender el tema migratorio), acompañados del plan para discutirlo con los senadores.
Los republicanos habían dicho no, a los recursos para Ucrania, a menos que hubiera un plan “suficiente” para la frontera. Un intercambio no sense –pero as usual–, que está en curso con montos aumentados. Biden urgió los recursos para cerrar la frontera. Pero los republicanos más radicales no aceptan ninguna propuesta de Biden: bajo la presión de Trump lo que Biden proponga, “es insuficiente”.
Trump, parece claro, esperaría verse beneficiado del caos en que se convertiría la frontera. Al PR ahora le preocupa menos Ucrania, debido a que la semana pasada la UE acordó un paquete de “ayuda” a ese país por 54 mil millones de dólares. Como la UE debe tomar sus decisiones por unanimidad, fue necesario vencer la resistencia del primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Sólo hizo falta un cena rociada con champaña que le invitó Giorgia Meloni, y que la Comisión Europea le destrabara unos recursos que le habían sido retenidos, y presto aprobó los recursos para Ucrania. Uno puede estar tentado de pensar que en la cena con Meloni, le fue comunicada una solicitud sottovoce de Biden de aprobar los recursos de la UE para Ucrania.
La UE está previendo la probable victoria de Trump, que implicaría el abandono de EU de su liderazgo en el seno de la OTAN. En tanto, Zelensky necesita dinero urgente para hacer funcionar el Estado: “podemos resistir”, pero “sin EU, siempre habrá problemas”, chilló Zelenzky.
Este conjunto de enjuagues en el seno del gran poder internacional rodeará la suerte de los migrantes en la frontera con EU, más allá del próximo noviembre en que tendrá lugar la elección presidencial gringa. Así, los acuerdos y aproximaciones de México con EU en materia migratoria, están yéndose por un caño.
Los empresarios gringos pueden estar necesitados de fuerza de trabajo (el empleo está creciendo en EU), pero es la hora del poder político. Mientras México ha insistido en atender localmente las causas de la migración, el discurso predominante en EU corre en la vía de Trump, alentado por las quejas de alcaldes y gobernadores de ambos partidos con problemas de vivienda y servicios sociales frente a la inmigración aumentada.
El jueves anterior a Navidad, Biden llamó al Presidente de México, y le pidió ayuda. Los migrantes que estaban cruzando a EU llegaban a 10 mil por día, creando graves problemas. AMLO pidio a Biden una reunión de alto nivel. A la semana siguiente llegó una delegación encabezada por Antony Blinken, después de la cual el gobierno mexicano, entre otras medidas, aumentó las deportaciones de inmigrantes a sus países de origen.
México insiste en atender las causas locales, pero el discurso trumpista dice que “las pruebas desmienten esos argumentos”. Las acciones de México frenaron el flujo a la frontera, lo que para ese discurso signfica: es prueba de que “basta con cerrar de raíz la frontera porosa”. La inmigración es ilegal, punto. Una frontera cerrada hará entender a los migrantes potenciales que no serán recibidos. Ocurrirá si las leyes se aplican con todo rigor.
Si los controles se ablandan ello hará sentir a los migrantes potenciales que es posible llegar a EU y permanecer por años ahí y batallar después por adquirir la residencia. Aunque este discurso no es nuevo, el momento electoral de EU lo ha elevado a una decisión que será sostenida contra viento y marea. Con acuerdo bipartidista o sin él, los migrantes importan un bledo. Ahora son el tema para la lucha electoral en la que va perdiendo Biden.
En las fronteras norte y sur de México la presión aumentará. Los empresarios gringos no tendrán flujo de fuerza de trabajo. La UE dejará de contar con la complicidad gringa en el seno de la OTAN.
Trump ha prometido que establecerá un impuesto de 10 por ciento a las importaciones de todos los países. El desmadre se instalará en la economía global. Los problemas en los países expulsores de migrantes crecerán. Será de ver por dónde iniciará la despresurización.