Londres. Países encabezados por Reino Unido, Francia y Estados Unidos y empresas tecnológicas como Google, Microsoft y Meta firmaron el martes una declaración conjunta en la que reconocen la necesidad de adoptar más medidas para atajar el uso malintencionado de herramientas de ciberespionaje.
La declaración fue firmada por 35 países en una conferencia organizada por Reino Unido y Francia para hacer frente a la creciente disponibilidad y uso de programas espía utilizados para escuchar llamadas telefónicas, robar fotos y controlar a distancia cámaras y micrófonos.
Según el acuerdo, el rápido crecimiento del mercado de programas espía suscita preocupación por su impacto en la seguridad nacional y los derechos humanos, además de ampliar el “grupo potencial de agentes estatales y no estatales con acceso” a potentes herramientas de espionaje.
En la declaración se pide a los firmantes que utilicen las herramientas de forma legal y responsable, que las empleen con precisión, que introduzcan más supervisión y que creen más transparencia con los proveedores comerciales de programas espía.
Los firmantes advirtieron que no establecer controles más estrictos sobre este tipo de software aumenta el riesgo de que agentes de mala fe lleven a cabo actividades de espionaje.
Los programas espía también pueden ser utilizados por piratas informáticos a sueldo que llevan a cabo campañas de piratería mercenaria en nombre de clientes comerciales.
Las empresas de software espía suelen afirmar que sus productos están destinados a ser utilizados por los gobiernos para la seguridad nacional, pero en la última década se ha descubierto repetidamente que la tecnología se ha utilizado para hackear teléfonos de la sociedad civil, la oposición política y periodistas.
El sector se enfrenta a un creciente escrutinio desde que se descubrió el programa espía Pegasus de la empresa israelí NSO en los teléfonos de varias personas en todo el mundo, incluidos defensores de los derechos humanos.