Ciudad de México. El libro La ciudad imaginada: El último mix, del escritor Alberto Chimal (Toluca, 1970), es la clara muestra del trabajo de un alquimista de las letras que emplea diferentes fórmulas para crear pequeños y profundos universos con los cuales provoca al lector a un ejercicio de imaginación.
En entrevista con La Jornada, el cuentista habló sobre el tomo final de esta colección de relatos editada por Sb, de la que forman parte historias que buscan romper la monotonía de la realidad. Desde la imaginación, la suerte y las dimensiones paralelas, pasando por la fantasía e, incluso, la inteligencia artificial y su utilización en robots.
Es un libro que ha sido publicado por editoriales independientes de varios países; esta es la quinta edición. Hay una versión mexicana, una argentina, una peruana y más, pero me gusta que cada una es diferente y especial
, afirmó Chimal.
Si bien esta colección fue materializada por primera vez en 2009, el paso del tiempo la ha modificado y, como un ser vivo, ha logrado brillar de forma única. Sin embargo, esta versión será la definitiva.
En los relatos, Chimal logra deconstruir y reconstruir a los personajes, las locaciones, el tiempo y al lector mismo, y los enfrenta ante la fortuna, el destino e incluso Dios.
Por ejemplo, uno de los personajes principales dentro de la narrativa es el papel de la urbe en los habitantes, como trata en el primer cuento, La ciudad imaginada
, en el cual invita al lector a percibirla como ser pulsante, a la que dotan de vida propia sus habitantes.
Esto lo escribí a partir de una charla a la que asistí con un arquitecto, quien afirmó que las ciudades eran creaciones perfectas, pues sabían satisfacer las necesidades de gran parte de los que ahí viven. No coincido, a lo mejor lo serán de manera abstracta; para mí, la verdadera urbe son las personas y lo que está alrededor, no los objetos inanimados
, opinó el escritor.
Son las vivencias humanas el centro de la obra de Chimal; es una lucha ante el día a día, pero no sólo trata temas de la cotidianidad, sino que en cada relato arma un universo con el cual juega.
Uno de los cuentos que manipula ese espectro es La caja de Urías
, en el cual un vendedor ofrece monedas que causan la locura a quien las ve.
“Ese humor de dar la vuelta a esos conceptos nos hace mucha falta; tenemos una existencia burocratizada; incluso, parece que hemos hecho un acto reflejo nuestro manejo de la risa y la ironía.
“Quería hacer un homenaje a esas historias, como el cuento de El zahir
, de Borges, en el cual hay misterios indescifrables, casi enciclopédicos, con gran cantidad de referencias que apuntan a que en nuestro mundo hay cosas mitológicas mucho mayores a nosotros. A Jorge Luis Borges le encantaba jugar con esos elementos, pero con ironía, como hizo en su momento su maestro Macedonio Fernández”, afirmó.
Sin embargo, Chimal no sólo juega con el pasado, sino que apunta hacia el futuro con Veinte de robots, texto compuesto de microrrelatos sobre una realidad en la que las máquinas generan su conciencia y se humanizan.
Estos robots son personajes como de cuento de hadas y menos tecnológicas; me interesaba mucho verlos como artefacto de la imaginación y no como mero ser mecánico. Hay cierto encanto en estas visiones futuras; de por sí me parecen encantadoras.
Chimal también confronta la cruda realidad de la violencia con el cuento titulado Mogo
, en el que un niño aprovecha el poder de su imaginación para escapar de su realidad, en la que no encuentra paz, y, al taparse los ojos, abre una nueva dimensión para su vida. Sin embargo, algunas agresiones llegan a traspasar todas las barreras, hasta dejarnos indefensos ante su influjo.
Estos y muchos relatos más forman parte de la colección de La ciudad imaginada: El último mix, invitación a un profundo ejercicio imaginativo, un llamado a reflexionar no sólo sobre nuestro estilo de vida, sino acerca de nuestra capacidad de modificar la realidad con la imaginación, nuestro rasgo más característico en tanto seres humanos.