Si las democracias sólo ofrecen un buen presente, aunque éste sea bueno, no vale para construir entusiasmo en la sociedad, pues la gente tiene que tener una perspectiva de un futuro plausible, mejor e igualitario, afirmó Daniel Innerarity, catedrático de filosofía política y social, investigador de la Fundación Vasca para la Ciencia (Ikerbasque) en la Universidad del País Vasco.
Como parte del ciclo de conferencias magistrales organizado para conmemorar el 75 aniversario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el catedrático aseveró que “no se trata tanto de si la democracia tiene futuro, sino de qué futuro tiene la democracia, qué futuro nos ofrece: cuál es la relación que la democracia tiene con el futuro, en qué medida lo configura, anticipa, proyecta o teme, qué promesas, visiones e imágenes del futuro nos proporciona. No es tanto el futuro que le espera a la democracia, sino el que nos espera a nosotros en una democracia”.
Precisó que muchos defectos de las democracias actuales tienen que ver con la mala calidad del futuro que proyectan. Un buen presente no basta para que la democracia resulte atractiva. El modo como se ve el futuro condiciona nuestro afecto a la democracia. Detrás de mucho desapego hacia ella no hay otra cosa que un futuro frustrado.
“El futuro significa cosas distintas para las personas, en función de su edad y condición, a veces incluso contrapuestas. La discusión política es una confrontación de distintos futuros”.
Innerarity afirmó que hay cosas que la democracia, los partidos políticos y los gobiernos no pueden seguir haciendo lo mismo hasta ahora. Hay una gran cantidad de datos, capacidad de saber el impacto de las cosas, no se puede hacer una ley y pensar que nadie se va a dar cuenta de que esa ley no tiene efecto o que tiene un impacto negativo, porque se va a saber.
Al mismo tiempo hay que identificar bien para qué cosas se va a utilizar la inteligencia artificial. Las máquinas toman buenas decisiones, lo hacen bastante bien cuando se trata de problemas, para los cuales hay muchos datos, el input (entrada) y el output (salida) está claro, soluciones binarias y el contexto de estabilidad generalizada, que decida una máquina.
Pero si se tiene pocos datos, no se sabe bien cuál es el objetivo, hay gran incertidumbre, los problemas ambiguos, la solución y la decisión las tiene que tomar los humanos.