La historia de C. J. Stroud, novato que se convirtió en el mariscal de campo más joven en ganar un partido de playoffs en la NFL, puede sintetizarse en una sola imagen: el encuentro al final del partido con Lamar Jackson, en una imagen cargada de respeto y gratitud como pocas veces en un terreno de juego.
El chico maravilla de los Texans de Houston, segunda selección global en el draft de abril, no pudo seguir su conquista en la Ronda Divisional ante los Cuervos de Baltimore (34-10). En un terreno donde los grandes equipos montan en cólera si las cosas suceden al revés, los 22 años de Stroud pesaron poco en la batalla final en el M&T Bank Stadium.
“Good job, man (Buen trabajo, muchacho)”, celebró Jackson al quarterback de Houston luego de una campaña brillante con el liderazgo del coach DeMeco Ryans, con quien transformó el pasado perdedor de la franquicia hasta conseguir el campeonato de la división sur de la Conferencia Americana. “You know that what goes around comes around (Sabes que lo que pasa, vuelve)”. Los Cuervos, por primera vez finalistas desde los playoffs de 2012, enfrentarán ahora en el duelo estelar de su sector al ganador de la serie entre Jefes de Kansas City y Bills de Búfalo.
Favorito para ganar el premio al Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada, Jackson tomó el control del partido en la segunda mitad hasta desarticular a Houston con un total de dos touchdowns de carrera y otros dos de pase. El líder de los avances de Baltimore, cinco años más grande que Stroud, llegó a las 100 yardas terrestres y sumó otras 152 aéreas para asegurarse su primera presencia en la definición de Conferencia de sus seis temporadas como profesional.
Jackson jugó en el filo de un terraplén contra su propio pasado, después de caer un par de veces en esta ronda (2020 y 2019). La última de ellas en la campaña que obtuvo su primer premio MVP. “Este es sólo el primer partido de playoffs", recalcó en medio de los festejos. “Por fin estamos en el partido por el campeonato de la AFC, aún tenemos trabajo por hacer".
