Para la compositora Marcela Rodríguez (Ciudad de México, 1951), escribir Tríptico, una de sus obras más recientes, fue como sentarse ante el espejo y hacer un balance de su existencia. De allí que asuma que es quizá la más personal e íntima
de sus creaciones.
Cuando uno empieza a acercarse a la vejez, se empieza a revisar la vida y, obviamente, ese momento se refleja en lo que uno hace. Como compositora, por lo general, expreso en mis obras el momento que estoy viviendo. Siento que eso es muy personal, pero creo que lo es más ahora por la edad que ya tengo. Quizás es algo que se plasma en esta obra, aunque el público no tiene por qué pensar lo mismo
, asienta.
Conformada por tres movimientos y con duración de unos 25 minutos, dicha pieza tendrá su estreno mundial en el programa inaugural de la primera temporada de 2024 de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), cuyos conciertos serán mañana y el domingo.
Cuenta Marcela Rodríguez –quien en abril cumplirá 73 años y es una de las compositoras mexicanas más programadas en las salas de concierto del país– que esta nueva partitura tiene su origen en una comisión que le hizo la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam) para celebrar el 250 aniversario del natalicio de Ludwig van Beethoven, en 2020.
Resumen de la existencia
Umbral es el título de esa pieza, que finalmente fue estrenada por la agrupación universitaria en junio de 2022, debido a la pandemia. Como su duración es muy corta, alrededor de ocho minutos, la autora señala que decidió retomarla y crear a partir de ella una obra de mayores dimensiones y tiempo.
Así, a principios del año pasado compuso Tríptico, que si bien tuvo su origen en un homenaje al insigne músico alemán, aclara que para este caso borró todo rastro de él.
Esta nueva creación consta de tres movimientos en los que la autora busca resumir el proceso de la existencia humana y englobar sentimientos y emociones como el amor, la alegría, la tristeza, la nostalgia, el coraje y sobre todo la incertidumbre, al considerar que es lo que más se impone en la vida
, al menos en la de ella.
Espero haberlo logrado, porque uno escribe y no sabe si los demás perciben lo que uno quiere que escuche. Por lo general, las ideas que tenemos los compositores al escribir una obra nada tienen que ver con lo que escucha la gente. Podemos pensar en millones de imágenes, situaciones y emociones, y el público hace su interpretación. La música es tan abstracta que no se puede decir específicamente lo que uno piensa.
El primer movimiento de Tríptico, Umbral, alude al nacimiento y la infancia, detalla Marcela Rodríguez, cuando uno no sabe ni en qué lugar cayó ni de qué se trata el mundo; es la incertidumbre de dónde está uno y que no sabe que no sabe, esa etapa en la que todo está por descubrirse
.
Reflexión es el segundo movimiento y tiene que ver con la madurez, dice, con ese espacio de pensar si hemos hecho bien las cosas y de preguntarse cómo hemos visto el mundo; ese momento en el que afloran las preguntas de quiénes somos y hacia dónde vamos. Esa reflexión sobre la vida, no sólo la mía, sino la de cualquiera
.
El último, Salida, tiene que ver con la muerte, ese tránsito en el que no sabemos si vamos a la nada o a qué, y dejamos el mundo. Siento, entonces, que la obra sí es un poco la revisión de mi vida, pero al mismo tiempo puede ser la de cualquiera. A veces uno es muy autobiográfico en los sentimientos y lo refleja en la música
, sostiene.
Más que tratar de hacer música orgánica o muy vital, la compositora aclara que en esta partitura mantiene el rasgo dramático que caracteriza a su escritura: Tiendo al dramatismo en mis obras y, como casi todas, ésta lo es. También es reflexiva, las percusiones están muy presentes; pienso que es una obra transparente, porque siempre trato de ser así en el manejo de la orquesta, de que las texturas digan y hagan sentir algo al escucha. Ninguna de mis obras está hecha con cálculos matemáticos ni de otro tipo
.
El primer programa de la OFCM incluye, además, el Concierto para piano y trompeta de Dmitri Shostakovich y la segunda sinfonía de Piotr Chaikovski. Los conciertos serán a las 18 horas del sábado y a las 12:30 horas del domingo en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli (Periférico Sur 5141, colonia Isidro Fabela).