Ciudad de México. El fideicomiso mexicano de inversión en bienes raíces Fibra Uno espera lanzar antes de que culmine enero una postergada oferta pública inicial (OPI) de Fibra Next, dijo a Reuters su director general adjunto, Gonzalo Robina, después de que la transacción fuera detenida inesperadamente a finales de noviembre.
Fibra Next, creada con los activos industriales de Fibra Uno, busca levantar hasta 15 mil millones de pesos con la emisión de 277.8 millones de títulos a un precio de 54 pesos cada uno.
Fibra Uno, que lidera el mercado local de fideicomisos inmobiliarios con una cartera de más de 600 propiedades, no detalló en noviembre las causas del diferimiento justo un día antes de su debut en la bolsa, ni dio fechas para retomar la operación. Argumentó que esperaba recibir una “confirmación de criterio”, que es una opinión de la autoridad tributaria.
"Seguimos adelante con la intención de hacer el IPO lo que pasó es un retraso, pero todo sigue exactamente igual. No hay mayor cambio”, afirmó Robina.
“Estamos trabajando de la mano con las autoridades, hemos entregado toda la información que se nos ha solicitado y hoy te diría que si bien no podemos tener una fecha cierta, esperamos que (el IPO) sea dentro de este mes”, agregó.
El ejecutivo explicó que el documento faltante está relacionado con una autorización regulatoria necesaria para poder operar bajo el régimen de las fibras, que son equivalentes a los Fondos de Inversión en Bienes Raíces estadunidenses, conocidos como REIT.
"Estamos en espera nosotros de un documento y una autorización, que es una confirmación de criterio, misma que esperábamos que saliera en los tiempos esperados en su momento, cosa que no sucedió”, agregó.
El mercado de fibras ha ganado popularidad en México desde su aparición en 2011 con una oferta que abarca inmuebles de distintos sectores, entre ellos el industrial, el comercial y el de oficinas. Sus títulos, CBFI, operan como las acciones y ofrecen rendimientos sobre rentas y ganancias de capital.
Desde hace años el mercado bursátil mexicano tiene una sequía de ofertas públicas iniciales y, en cambio, un creciente número de compañías se han deslistado o iniciado trámites para hacerlo.