Ciudad de México. Visitantes del Centro Histórico, comerciantes y prestadores de servicios acogieron con más pros que contras la decisión del gobierno capitalino de peatonalizar la avenida Plaza de la Constitución que rodea al Zócalo y sus accesos por Pino Suárez, 20 de Noviembre y 5 de Febrero desde la calle de Venustiano Carranza.

En su primer fin de semana como calle peatonal, el circuito que hasta el pasado jueves funcionó como arroyo vehicular fue de hecho la principal vía de paso para centenares de transeúntes ante el confinamiento con vallas metálicas de la plancha del Zócalo.

Frente al cercado y con el Palacio Nacional a espaldas, Isabela, de 6 años, posó para la foto que le tomó su papá, Oscar, mientras Ivonne, su mamá, observaba la escena. Llegaron de Ixtapaluca en el estado de México para buscar un saquito para la niña y dar un paseo por el Centro Histórico que visitan “de vez en cuando” y aunque llegan en auto, suelen dejarlo fuera del primer cuadro y tomar el Metro para acercarse al Zócalo. Oscar, comentó que ya había escuchado que se pretendía peatonalizar la vialidad, “está bien, para los peatones está bien y va a tener una mejor imagen”, consideró.

Con la vista de la Catedral Metropolitana al frente, Raúl Téllez, sentado con su novia en una de las bancas frente al antiguo Palacio del Ayuntamiento, sede del Gobierno capitalino, consideró la medida “razonable, somos muchísimas personas las que pasamos por aquí”, en tanto que José Antonio Hernández, en otra banca con su esposa Carmen Ruíz, y una bocina al lado que reproducía “cumbias de Guerrero”, dijo también estar de acuerdo, “me gusta que esté así, libre, sin coches”.

Para María Eugenia Martínez y su hijo Fabián, quienes operan el kiosco de periódicos, revistas y suvenires frente a los portales en la esquina de 5 de Febrero y 16 de Septiembre, el cierre a la circulación vehicular será además un alivio porque el tráfico resultaba ser escandaloso, allí a espaldas del puesto, los automovilistas hacían sonar el claxon como si eso fuera a hacer que circularan más rápido.

En los 31 años que tiene trabajando en ese lugar, María Eugenia recuerda que después de la remodelación de las calles del Centro Histórico que comenzó en el año 2000, la zona se revitalizó.

Las calles a la redonda estaban terribles, agrega Fabián, ya fuera uno para Mesones, a Jesús María o a República de Colombia, y sobre todo la peatonalización de la calle de Madero permitió que allí creciera mucho el comercio.

Miriam, comerciante del Centro Joyero, dijo que es una medida que ya se veía venir desde julio y agosto, cuando los cierres a la circulación comenzaron a ser más constantes. Ahora consideró que el gobierno de la ciudad debe poner atención en que se agilice la circulación vehicular en las calles de los alrededores e imploró porque la peatonalización no sirva para hacer de esa zona la “plaza del ambulantaje".

A media tarde, en la zona de Pino Suárez y sur poniente de la plaza, al menos una veintena de comerciantes que ofrecían agua embotellada, aretes, barras congeladas, merengues, tlayudas y doraditas, entre otros artículos, quienes se pusieron en alerta y se retiraron al aproximarse un motocarro –el único vehículo motorizado que observó en el lugar– de cuya plataforma de carga descendieron policías auxiliares adscritos al Centro Histórico y personal de la Secretaría de Gobierno, Esther, no pudo evadir el operativo y vio cómo cargaron su carrito de BonIce a la unidad.

A quienes no favoreció la medida fue a bicitaxistas, a los que policías que resguardaban la valla para cerrar la circulación en la esquina de 5 de Mayo y Monte de Piedad, en cuando se acercaban a hacer base en ese punto les pedían que circularan.