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Hago innovaciones tecnológicas con base en el uso de nuestros genes

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El doctor Armendáriz junto con sus nietos. Foto cortesía del investigador
05 de enero de 2024 10:21

En México hay mucha capacidad, mucha materia prima para ser excelentes, de eso estoy seguro, dijo el doctor Juan Armendáriz Borunda, Premio Nacional de Ciencias José Mario Molina Pasquel y Henríquez en el campo de Tecnología, Innovación y Diseño 2023. Con más de tres décadas dedicado al estudio de la cirrosis hepática, es también uno de los pioneros en medicina genómica aplicada a la hepatología.

Soy el primer Premio Nacional de Ciencias en la Universidad de Guadalajara, el primero y el único, habrá que decirlo. Significa el más grande reconocimiento. Me siento muy satisfecho, muy honrado, sobre todo porque sigo activo y pretendo seguir siendo activo, mencionó en entrevista con La Jornada.

Oriundo de un pueblo de 30 mil habitantes cuando nací, salí de ahí y tuve la aspiración de seguir adelante para hacer mi carrera. Soy bioquímico egresado de la Universidad Autónoma de Chihuahua. El galardonado es maestro y doctor en bioquímica por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), con posdoctorado en biología molecular por la Universidad de Tennessee, Estados Unidos.

Pionero en el área

Actualmente es investigador de tiempo completo en la Universidad de Guadalajara y director del Instituto de Biología Molecular y Genómica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), en el mismo estado. En 1994 fue uno de los fundadores del primer doctorado de biología molecular aplicada a la medicina, que ahora se conoce como medicina genómica, y en 2005 creó el departamento de biología molecular y genómica, del cual fue director hasta 2016.

Su interés por el estudio de las enfermedades del hígado nació cuando estuvo en el Cinvestav: “tuve la enorme suerte de encontrarme con otro Premio Nacional de Ciencias que me alojó en su laboratorio, el doctor Marcos Rojkind Matluk, y de él aprendí mucho.

Marcos ganó el premio en 1985 y le toqué la puerta para que me recibiera en su laboratorio, entré a hacer la maestría y luego el doctorado; eso fue lo que encaminó mi vida por el estudio de estas enfermedades que cursan con fibrosis, ya sea en la piel, en el hígado, en el riñón o en el pulmón.

Armendáriz explicó que la medicina genómica, área en la que incursionó durante su posdoctorado en Estados Unidos y de la cual es pionero, no se trata únicamente de curar, tiene que ver con poder prever quién está predispuesto a desarrollar tal o cual enfermedad mucho antes de que aparezca. Es un diagnóstico molecular fundamentado en nuestro maquillaje genómico, o sea en nuestros genes.

Los seres humanos, refiere, tenemos una similitud en nuestros genes de 99.9 por ciento, con marcadores dispersos a lo largo de esas secuencias de ADN que son diferentes, y esa desigualdad ha sido su campo de estudio, “pero más importante que eso, he desarrollado metodologías que se denominan terapia génica, lo que quiere decir que realicé innovaciones biotecnológicas usando nuestros propios genes, los cuales van acarreados en taxis moleculares que se denominan vectores virales.

Clonar genes

“Aprovechamos la capacidad de los virus, como adenovirus u otros, para infectarnos, los domesticamos y luego los usamos como acarreadores, por eso los denomino taxis moleculares. En esos subimos, aunque la palabra correcta es clonar; genes terapéuticos de nosotros mismos y los inyectamos por vía intravenosa y pueden llegar al hígado y revertir la enfermedad.

La medicina genómica que llevo a cabo es en parte el diagnóstico molecular, pero también el tratamiento con medicinas más avanzadas que las que existen actualmente en el mercado, y me he orientado a la cirrosis hepática, demostrando su eficacia en lo que se conoce como prueba de concepto en modelos experimentales, que consiste en inyectar la medicina en miles de animales de laboratorio. Los resultados, publicados en más de 20 artículos, indican que es posible revertir la cirrosis hepática.

Estoy utilizando la medicina genómica para la reversión de la cirrosis hepática y eventualmente de la fibrosis pulmonar, de la que también estoy llevando a cabo protocolos preclínicos en animales de laboratorio, para hacer la prueba de concepto y luego hacer la traslación al humano. Todo eso ya lo dominamos, ahora falta nada más un poquito de dinero, de inversión, en esas andamos.

Una de sus aficiones favoritas es interesar a los estudiantes en la carrera científica: enseño en el tercer semestre de la carrera de medicina, y ahí les platico que hay otras cosas más allá de ser médico, les digo que pueden hacer carrera científica. Trato de atraerlos de manera temprana a la investigación y en algunos casos nos resulta.

Actualmente dirige un grupo de estudiantes de doctorado en el Instituto de Biología Molecular en Medicina, con alumnos de Chiapas, Veracruz, Yucatán y Chihuahua, que nos buscan de manera intencionada y nos encuentran. Tengo estudiantes del mero norte y del mero sur, pasando por la Ciudad de México, y eso es muy gratificante porque son alumnos con altas calificaciones que vienen muy motivados.

Otra de sus líneas de trabajo es el desarrollo de medicamentos para los tratamientos de obesidad, hígado graso y de dislipidemias (anormalidades en los lípidos). La obesidad de manera conjunta con el síndrome metabólico es un problema que tenemos en el país de manera terrible, y en eso ocupo mis días, mis tiempos. Generalmente los obesos cursan con hígado graso, una condición que muchos mexicanos padecen sin saberlo, es una epidemia silenciosa que pronto tiene que cambiar el abordaje de la medicina para su tratamiento.

El también miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), profesor distinguido del Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara, y socio numerario de la Academia Nacional de Medicina, dice que recibir este premio lo obliga a seguir trabajando por mi país, porque duré ocho años en Estados Unidos preparándome, regresé y he formado un grupo de investigación en la Universidad de Guadalajara y en el Tecnológico de Monterrey. Pretendo, y espero cumplirlo, ser un ejemplo para las nuevas generaciones y para mi grupo de trabajo.

Este reconocimiento, concluyó, significa que siempre podemos hacer las cosas de mejor manera. Creo que en México hay mucha capacidad, mucha materia prima para ser excelentes, de eso estoy seguro.

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