“Si yo me siento frente a una computadora y le dicto ‘hazme la Mona Lisa’, ¿es lo mismo que llegar al Museo del Louvre y estar frente al cuadro de Leonardo, quien no imaginó que cientos de años después alguien estaría mirando su expresión?
“Un dibujo de Humberto Ramos (dibujante mexiquense de El hombre araña desde 2002), de Emmy Hernández (becada por el Fonca, creadora del cómic El libro de Sino), ¿es lo mismo que si yo le dicto a la máquina ‘hazme unas catacumbas con una luz verde’, y ya? Para mí eso me parece sin alma”, planteó Benito Fernández (Ciudad de México, 1975), productor, director y guionista de la cinta de dibujos animados Uma & Haggen, que se estrena hoy en cines de México.
Fernández, quien encabeza al estudio Ithrax Producciones, realizador de la película –hecha totalmente a mano, salvo algunos efectos especiales–, añadió: lo que sí se me hace feo es que eventualmente las computadoras hagan películas y que otras computadoras las vean. Y ya nos quitamos de en medio: el humano a la chingada. Nos estamos quitando de la ecuación; es incluso estúpida la obsesión de retirar al humano de la humanidad. Es peligroso, la inteligencia artificial es sólo una herramienta, se puede utilizar, y puedes hacer ensayos con ella, y te puedes ayudar
.
Sobre su nuevo proyecto, mencionó que Uma & Haggen empezó a gestarse en 2010
, cuando concluyó la producción de Brijes-3D, el primer filme mexicano de animación en tercera dimensión. A partir de que me pregunté ¿ahora qué hago, otra película de luchadores, o qué? y pensé ¿cómo sería una civilización maya, prehispánica, si no hubiera habido un choque de culturas, sin una interrupción en su desarrollo y hubiera seguido hacia su propia revolución industrial, y tuvieran pirámides de 100 pisos de altura, subiendo a ellas por funiculares usando vapor, empezando a utilizar combustibles fósiles?
A partir de ahí, Fernández creó a Uma, la princesa de un pueblo originario que conoce a Haggen, un niño náufrago vikingo, y ella “ni siquiera entiende el peso de lo que tiene encima. Para mí ser una princesa no es un privilegio, sino una condición que casi no quieres; para Uma el título de princesa viene con la carga de pagar el precio máximo por muchas cosas. Piensa que si le va a costar, no quiere ser una.
“El gran viaje de Uma a través de la película es que ella termine aceptando el destino más cruento, porque reconoce que su responsabilidad es el bienestar de los demás; es un mensaje fuerte y que ahorita ya no se cuenta, que hay precios a pagar y situaciones que están fuera de tu control. El mensaje principal de Uma & Haggen es hacer lo que tienes que hacer, no lo que quieres hacer.”
Se ha perdido el sentido de responsabilidad
Añadió que “las películas han perdido este sentido de riesgo, de sacrificio, de responsabilidad. Quienes nunca lo han perdido son los japoneses, que siempre ponen el sacrificio por sobre todas las cosas. ¿Qué nos enseñó Seiya (Caballero de Pegaso de la serie Caballeros del zodiaco) o cualquier personaje de Hiyao Miyazaki (El viaje de Chihiro, El niño y la garza)? Que debo hacer lo que sea para ayudar a alguien más, tengo que salir adelante aunque me peguen, tengo que levantarme aunque me hayan quitado los cinco sentidos. Ese es el mensaje de los japoneses, que por algo se levantaron como lo hicieron después de 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial”.
En relación con las voces que dan vida a los personajes de Uma & Haggen, Benito Fernández comentó a este diario que la actriz y cantante Meli G “hace a Uma; ella tiene 15 años haciendo doblaje; ha interpretado a Pinky Pie en Mi pequeño pony, a Bella en producciones de Disney. Alondra Hidalgo (La Diosa) trabaja conmigo desde que hacíamos a La pandilla Telmex; Humberto Vélez, uno de los artistas de doblaje mexicanos más reconocidos (voz original en español de Homero Simpson), a quien la gente adora, un tipazo cariñoso, entregado, hizo un gran papel como el sacerdote Ulom; Laura Torres, que hizo a Gokú de niño y mil personajes más, con una voz icónica, es un amor como La Nana; Jesse Conde, la voz de Jack Nicholson como El Guasón en el Batman de Tim Burton (1989), de Willem Dafoe como El duende verde en El hombre araña (2002) de Sam Raimi; el Capitán Barbosa en Piratas del Caribe (Gore Verbinski, 2003) hace a Fungo dándoles matices fuertes pero amables. Son voces irrepetibles, que no puedes sustituir con personalidades populares con gran número de seguidores en redes sociales, que podrían jalar gente al cine pero que me dejarían viendo a mi película diciendo ‘esa voz era para Jesse Conde’”.