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“Ya no importa si Chávez Jr regresa al boxeo, sino que se recupere”

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Julio César Chávez hijo (izquierda) libra desde hace años una fuerte batalla contra las adicciones, las cuales lo alejaron de los cuadriláteros. Foto cortesía 2M Promotions
04 de enero de 2024 10:02

Julio César Chávez júnior parecía destinado a triunfar casi por herencia. Ser hijo del mayor ídolo del boxeo mexicano fue su don y también su condena. En días recientes, el joven sinaloense apareció en videos en los que hace declaraciones graves contra su padre, a quien incluso acusa de querer matarlo. Unos días antes, Chávez padre admitió en redes sociales que le preocupaba demasiado la salud del Júnior, víctima de una adicción a los fármacos, y dijo que sentía impotencia por la ironía de tener clínicas de rehabilitación para ayudar a los demás y no poder recuperar a quien más quiere.

De manera desarticulada el Júnior arremete contra su padre, a quien acusa de haberlo secuestrado para ingresarlo a la fuerza en una clínica de rehabilitación y de mandar gente para envenenarlo.

Yo me alejé de todos, pero no me dejan en paz, protesta en un video en una red social; ya no me voy a dejar de nadie, ni de mi papá. Mi padre me está matando, me está matando. Me han mandado gente para matarme, me han querido envenenar. Por eso no quieren que lleve esto a la Corte, porque se van a ir todos al bote.

Rodolfo Chávez, hermano del mítico Julio César y entrenador del Júnior durante toda su carrera, reconoce ante La Jornada estar alarmado por los continuos mensajes que publica su sobrino desde Estado Unidos.

En este momento ya no importa si el Júnior regresa o no al boxeo, dice apesadumbrado; eso es lo de menos; lo que importa de verdad es que se recupere, que entienda que necesita dejar esa maldita adicción que lo tiene así.

Rodolfo no sabe nada de su sobrino desde hace más de un año. Pero se entera de la crisis que atraviesa por lo que publican en redes sociales y por lo que ve y lee sobre su hermano. El drama de los Chávez lo vive en silencio y sin poder intervenir.

Yo no veo esos videos de mi sobrino, la mera verdad, comenta Rodolfo; no sólo fui quien empezó a conducirlo cuando era un chamaquillo que quería boxear, sino también soy el hermano de su papá y me afecta más que si fuera sólo un peleador que trabaja conmigo.

Julio César Chávez padre no suele comunicar sus emociones, cuenta Rodolfo. Es un hombre demasiado reservado y se guarda sus preocupaciones y dolores. Cuando se ven en Culiacán, el legendario ex boxeador se encierra a entre-nar en silencio y descarga el coraje en un costal de golpeo.

Se desahoga pegándole al costal

Ahí es donde saca todo, se desahoga pegándole al costal y entrenan-do fuerte. Yo lo respeto, pero así es él, no le gusta hablar mucho de lo que le preocupa. Yo sólo lo veo sufrir en silencio, cuenta Rodolfo.

Chávez padre reconoce de manera insistente que ha querido ayudar a su hijo, pero no puede hacerlo por la fuerza. Es decir, viajar a Estados Unidos y traerlo incluso contra su voluntad, porque allá eso tiene consecuencias penales.

No puedo traérmelo por la fuerza, qué más quisiera yo con la desesperación, pero lamentablemente no se puede, porque capaz que hasta me meto en un problema legal, contó el propio Chávez a La Jornada en noviembre pasado durante la convención del Consejo Mundial de Boxeo.

La otra vez quise traerlo conmigo y hasta la policía me echó allá en Los Ángeles, agregó Chávez padre.

Rodolfo piensa que la historia de su sobrino es un caso doloroso para la familia, pero también ilustra esas biografías dramáticas en el boxeo. Sólo que en este caso se trata de un peleador que nació en medio del privilegio por ser hijo de la mayor leyenda del boxeo mexicano.

No sé qué pasó, porque mi sobrino tenía cualidades casi naturales. Yo lo llevé de la mano desde que tenía 15 años el chavillo y estuve en toda su carrera. Todo eso lo ha desperdiciado. No sé si sea por las amistades que lo han rodeado o sencillamente ser hijo de quien es fue demasiado para esos muchachos, porque lo mismo le sucedía a Omar, que ya regresó y quiere tomarse las cosas en serio, señala Rodolfo.

Chávez Júnior todavía puede salvar algo, considera Rodolfo. Necesita elegir recuperarse para lidiar con su adicción. Sólo así piensa que el Júnior superará una de sus peores crisis. Para no terminar como una promesa que se consumió a sí misma como ocurre cada tanto en el boxeo.

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