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"Yo nací feminista": Beatriz Espejo

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La ganadora del Premio Nacional de Artes y Literatura 2023 en el rubro de Lingüística y Literatura, Beatriz Espejo, consultó 300 libros para elaborar una novela sobre el siglo XVIII y “no cometer errores históricos o de lenguaje”. Foto Vero Rosales / Fotogrammas
03 de enero de 2024 10:28

Ciudad de México. La escritora Beatriz Espejo, ganadora del Premio Nacional de Artes y Literatura 2023 en el rubro de Lingüística y Literatura, siempre trató de explorar caminos distintos para cada uno de sus textos narrativos, que incluye 80 cuentos y tres novelas, sin dejar de tener mi propio estilo.

En entrevista con La Jornada, habló sobre la alegría que le dio obtener el máximo reconocimiento que otorga el gobierno mexicano, su docencia, la labor periodística que desarrolló y lo que quiso lograr con su obra narrativa.

Para Espejo (Veracruz, 1939), el galardón es una gran satisfacción que le da una enorme felicidad que no sé si merezco, pero me siento muy agradecida. Me siento muy contenta de tenerlo. Siempre lo ansié, pero nunca creí que me lo fueran a dar.

La cuentista no ha dejado de trabajar en su gran obra literaria desde que empezó a publicar a los 19 años. A la fecha tiene 80 relatos publicados, tres novelas, varios libros de artes plásticas y muchos prólogos, entre otros textos.

“El libro más reciente, que está en prensa, es Los eternos dioses. Iba a aparecer en diciembre, pero por problemas técnicos aparecerá este mes. Es una novela a la que le tengo mucha fe, es chiquitita, pero bonita. En el Fondo de Cultura Económica van a publicar de nuevo mis cuentos. Ya firmé contrato; también para reditar Oficios y menesteres en la Universidad Autónoma Metropolitana.”

Además, se dijo contenta porque escribe su autobiografía. “Más que por mí –que no tengo gran interés personal–, por los escritores que he conocido a lo largo de mi vida, hombres y mujeres”.

La también ensayista se refirió al periodismo que ejerció. Cuando es bueno es muy importante, es un género muy difícil de practicar porque tiene uno que estar muy enterado de la obra de los autores para hacer preguntas interesantes. Me parece maravilloso.

En esta actividad ganó el Premio Nacional de Periodismo en 1983 por las entrevistas que le hizo a Julio Cortázar, Fernando Benítez y Camilo José Cela. Explicó que dejó de practicarlo para concentrarse en la novela, el cuento y el ensayo, así como en artículos que le interesaban. El periodismo es muy demandante. No se puede hacer todo en la vida. Va uno por etapas.

En torno a la enseñanza, Espejo destacó un seminario de cuento que tuvo durante años y le produjo grandes satisfacciones. “Era una de las cosas que me alentaban a vivir. Desde chica quise ser doctora en letras y practicar la docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cuando murió mi esposo, Emma-nuel Carballo, dejé la docencia porque me volví una maestra triste. No tenía caso que los muchachos fueran a ver una señora que, si no estaba llorosa, ya no era la misma muchacha alegre. Bueno, ya no era tan muchacha porque eso fue hace 10 años.

Afirmó que Carballo fue un hombre con el que me alegra haberme casado porque los dos nos dábamos nuestro espacio, lo cual es difícil. Muchas veces no se entiende que el trabajo del escritor, el periodismo o el género que se practique es muy absorbente. Hay mujeres que no lo entienden y hay más hombres que tampoco. En mi caso, tuve esa suerte.

En su obra, admitió que intenta que sus relatos no se parezcan entre sí, más que por su estilo. La novela Los eternos dioses tampoco tiene que ver con las anteriores, porque es el ambiente romano, sobre los Graco: Tiberio y Cayo Graco, los primeros agraristas en la Roma anterior a Julio César. Por supuesto, a los dos los mataron.

Siento una gran estima por ese tipo de héroes, tanto que en mi cubículo de la universidad tengo un retrato de Zapata que me regaló un amigo. Los Graco fueron hombres notables. Por eso me interesó hacer esa novela. Creo que está muy bien escrita, pero no se puede uno vanagloriar.

Sobre la investigación para sus textos, ejemplificó con el que aborda a la emperatriz Carlota, que le demandó consultar una cantidad enorme de biografías que resumí en un cuento. Para otra novela sobre el siglo XVIII, que voy a tratar que se redite en Alfaguara, me llevó a 300 libros para no cometer errores históricos o de lenguaje.

Opinó que “es una gran responsabilidad tomar un tema y no conocerlo a fondo. Se ha hecho mucho. Por ejemplo, a la pobre Sor Juana le inventan un montón de cosas. Es difícil estudiarla después del memorable ensayo que hizo Octavio Paz, Las trampas de la fe”.

La ganadora del Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1996 por Alta costura mencionó: La mayoría de mis cuentos son de mujeres, con muchos puntos de vista, a las que comprendo bien. Junto con esos tengo un cuento, por ejemplo, sobre Leonardo da Vinci, uno de mis favoritos, pero que no tuvo mucho éxito y ahora lo va a republicar el Fondo. Para poder escribir ese cuento, desde niña admiré su obra, apenas pude me fui a Europa a ver sus cuadros.

Refirió que en la actualidad hay muy buenos escritores en México, aunque hay casos en que sacrifican el talento literario en busca de que sus novelas sean para Netflix. Hay material muchas veces comercial, pero en general hay mucha producción artística en este momento en México.

La novelista consideró que ya existe una igualdad en la literatura. La generación de “Rosario Castellanos, Guadalupe Dueñas, Inés Arredondo (maravillosa mujer y cuentista) y Amparo Dávila tenían muchísimo talento y difusión. Mi generación ya tenía el camino andando. Las mujeres jóvenes ya tienen el camino muy abierto.

“Yo nací feminista. Desde muy joven hice una revista que se llamó El Rehilete, con el directorio completo de mujeres, pero claro, aceptamos colaboraciones de hombres, de jóvenes en ciernes y famosos. Hice muchas antologías de mujeres para Alfaguara, con Ethel Krauze. Ahí están todas las escritoras que valen la pena.”

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