El gobierno sionista de Israel comete genocidio impúdico contra los palestinos y además le interesa que las sociedades del mundo entiendan que así es, que su poder militar es incontestable. Todo ocurre como si unos militares altamente tecnificados mataran sin descanso, sin consecuencia alguna para Israel. Las cosas, sin embargo, pueden ser distintas: Israel actúa en un contexto mucho más amplio que la estrecha franja de Gaza. Israel comete la masacre, y Biden proporciona bombas en cantidades ingentes.
La responsabilidad de EU no puede hacerse a un lado. El viernes pasado el Departamento de Estado de EU aprobó la enésima venta de armas a Israel, esta vez por 147 mil 500 millones de dólares. El secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, dijo que “existe una emergencia que requiere la venta inmediata [de armas] al gobierno de Israel”. El objetivo de esta nueva venta, dijo, es mejorar la capacidad de Israel “como elemento disuasorio ante las amenazas regionales y para fortaecer la defensa de su territorio”.
Esas “amenazas” son de los pueblos musulmanes enemigos de EU (y de Israel). Con unas cuantas palabras EU pone de manifiesto que la masacre de Israel en Gaza no se agota en sí misma.
Hay mucho más en juego. No es extraño que el propio Israel esté intentando ampliar sus operaciones militares, ahora en Siria: miles de iraníes participaron el jueves pasado en Teherán en los funerales de Sejed-Rasi Musawi, general de brigada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Musawi murió el lunes junto con otros dos miembros del CGRI en un ataque aéreo israelí en un suburbio de Damasco. Estaba allí por invitación del gobierno sirio en calidad de asesor. Israel no tenía razones militares para matarlo. No se habían producido ataques a Israel desde Siria desde la invasión de Israel a Gaza. Según el analista alemán Knut Mellenthin, de Junge Welt, hay una conclusión clara: “El asesinato de Musawi fue una provocación deliberada destinada a ampliar geográficamente la guerra”.
Si la observación es correcta, la masacre sionista tiene propósitos mucho más amplios de EU e Israel, en el mundo musulmán, especialmente contra Irán. El diario israelí YnetNews reportó el pasado 31 de diciembre que Benjamin Netanyahu expresó su propósito de extender sus operaciones militares “muchos meses más”. El mismo diario, informó también que la Brigada Golani, una fuerza israelí de operaciones especiales, tuvo que retirarse tras la pérdida de 11 de sus soldados en una emboscada de Hamas.
El número de soldados israelíes muertos en Gaza ascendió recientemente a 164, con más de 5 mil soldados heridos. Y el diario israelí Haaretz informó que el 18 por ciento de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que combaten en la franja de Gaza tienen problemas sicológicos.
El ejército israelí no sólo está bajo presión en Gaza sino también por parte de los aliados de Hamas en Líbano, Yemen, Irak y Siria. El “Eje de la Resistencia”, formación militar creada por el general iraní Kassem Soleimani tras el inicio de la guerra de EU contra Irak en 2003, tiene como objetivo hacer retroceder el avance de EU en Oriente Próximo. El ángulo de observación debe ser considerablemente abierto, más allá de la masacre sobre los palestinos. La tragedia de Gaza no debe extraviar la comprensión del conflicto en su totalidad. Muy pocos países están a salvo de la influencia de lo que ocurre en Medio Oriente.
El miércoles pasado, Hezbolá respondió a la muerte de civiles causada por los ataques israelíes en el sur de Líbano, en Navidad, con un intenso lanzamiento de cohetes. Fueron seis ataques contra un puesto de mando de las FDI cerca del Mediterráneo, refugios y búnkeres de las fuerzas especiales de las FDI.
El pasado jueves el senador republicano Lindsey Graham instó a EU atacar a Irán para proteger a sus soldados en Oriente Medio, ya que, aseguró, Teherán está respaldando a los hutíes, que lanzan ataques regulares contra las fuerzas estadunidenses. El conflicto en Gaza pasa por incluir el respaldo financiero y militar que los hutíes reciben de Irán. Es por ello que el conflicto entre hutíes e Israel debe ser visto no sólo en respuesta a lo que sucede en Gaza, sino además como parte de una disputa más amplia entre Irán y Estados Unidos.
Según el gobierno de Biden, Irán está “profundamente involucrado en la planificación de las operaciones contra los buques comerciales en el mar Rojo”. Esto, afirma, “es consistente con el apoyo material a largo plazo de Irán y el fomento de las acciones desestabilizadoras de los hutíes en la región”.
Lloyd Austin, secretario de Defensa de EU, anunció la creación de la Operación Prosperity Guardian, una misión naval destinada a guarecer el mar Rojo, en la que participarán al menos 20 países. Los hutíes obstruyen el canal de Suez, y el de Panamá está obstruido por problemas del cambio climático. El comercio mundial se obstruye, la guerra en Ucrania sigue, y en Oriente Medio se extiende. No será 2024 un año de paz.