Ciudad de México. Uno de los proyectos tecnológicos más importantes para la humanidad en este momento es el que impulsa Elon Musk con el propósito de llevar vida a Marte y colonizar ese planeta, según el físico y químico Edilso Francisco Reguera Ruiz, quien opina que muy probablemente transcurran varias generaciones y no logre concretarse
esa idea.
Sin embargo, la relevancia de esa iniciativa consiste en la serie de innovaciones, descubrimientos y desarrollos en torno de esa monumental empresa, los cuales permitirán salvar la vida
en la Tierra.
Reconocido en 2023 como uno de los cuatro ganadores del Premio Nacional de Ciencias en el campo Tecnología, Innovación y Diseño, el especialista en energías renovables, materiales para el almacenamiento de energía y conversión de energías residuales explica en entrevista con La Jornada que el proyecto espacial de Musk, así como el Programa Apolo desarrollado por Estados Unidos en la década de 1960, son paradigmáticos por su importancia al impulsar el desarrollo y la innovación de los conocimientos científicos y tecnológicos.
Ninguna expedición humana puede llegar a Marte cargando los alimentos en las naves. Hay que procesarlo y aprovecharlo todo. Esto quiere decir desde la orina y el sudor, que son agua; todos los desechos hay que procesarlos, sólo así podrá conseguirse esa meta
, agregó.
Reguera Ruiz reiteró que eso es precisamente “lo que va a salvarnos, que se desarrollen las tecnologías para reciclar y aprovechar todo. No sé si el hombre algún día llegará a Marte; lo que sí sé, es que este proyecto es la salvación de nuestro planeta.
“Alguna vez escuché decir a alguien –no voy a decir nombre– que el Programa Apolo era un ejemplo de ciencia neoliberal; me quedé espantado, porque de ese programa salieron más de 100 tecnologías que vemos todos los días, como Internet. Lo importante de esa misión no fue que el hombre llegara a la Luna, sino todo lo que se desarrolló alrededor de él”, sostuvo.
Nacido en Cuba en 1951 y naturalizado mexicano en 2011, Edilso Reguera recibió a La Jornada en el Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (Cicata), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), centro del que es uno de sus fundadores.
La charla es extensa y amena. En ella, el científico hace su biografía. Nació en Santa Clara en el seno de una familia campesina y, hasta antes de la universidad, gran parte de su formación fue autodidacta, luego de aprender a leer a los 10 años en la Campaña Nacional de Alfabetización instrumentada por el gobierno revolucionario cubano en 1961.
Después de tres años de servicio militar, entró al área de intendencia en una fábrica de electrodomésticos, donde siguió estudiando en libros y acreditó el nivel medio superior. Decidió entonces trasladarse a La Habana para estudiar física, y tras titularse y regresar por un tiempo a su tierra natal, volvió a la capital isleña, para obtener los doctorados en química y ciencias en física.
Estudios sobre la tortilla de maíz
Luego de ocupar cargos en importantes instituciones científicas de Cuba, su llegada a México fue en 1997, invitado por el IPN, donde estudió cerca de tres años la tortilla de maíz, de lo que se derivaron los conocimientos sobre su estructura y sus mecanismos, así como la forma en que opera el calcio en ese alimento, y que ha permitido comprender por qué los mexicanos poseen un buen sistema óseo y presentan pocos problemas de osteoporosis, además de tener buena dentadura.
A partir de 2005, retornó a su área de estudio relacionada con la energía y, como parte del Cicata del IPN, ha participado en la creación de los laboratorios nacionales de Agua y de Conversión y Almacenamiento de Energía, siendo director de este último.
Edilso Reguera insiste en la charla en su visión de que hay que convertir los conocimientos, la cultura y las habilidades en riqueza
, a partir de que el país genere tecnología propia.
“He luchado por que las universidades sean centros generadores de tecnología, no sólo de conocimiento; es decir, fábricas de startups (como se denomina a una empresa nueva que tiene una fuerte relación con la tecnología); esto es, microempresas tecnológicas generadas por profesores, pero básicamente ejercidas por estudiantes; es una idea que he defendido siempre. Lo que se busca es desarrollar tecnología propia”, señaló.
Hay varios lugares del mundo que son nichos tecnológicos. Eso es lo que pasa; por ejemplo, en Silicon Valley se generan cientos y miles de microempresas que empiezan, como YouTube, Facebook, Amazon, Apple, en el garaje de una casa por gente brillante, y luego crecen. En una universidad, los estudiantes pueden generar 100 empresas, las cuales darán empleo después a mil; a lo mejor más adelante mueren en el camino u otros las compran, pero ése es el proceso de crecimiento.
En sus palabras, México cuenta con los recursos humanos, así como las capacidades de ingenio e inventiva, para estar a la altura de cualquiera de los países altamente desarrollados, como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, China e Israel.
Lo que falta es crear nichos de emprendimiento y de desarrollo, así como dejar que la gente piense
, asegura. Hay que tratar de motivar que las universidades sean fábricas de emprendimientos
.
Según el investigador y docente, lo que ha impedido el desarrollo de esas condiciones en México son los mecanismos institucionales. Debe existir, apunta, una política de emprendimiento y de innovación que no se quede sólo en el papel.
Opina que no se debe temer a que el conocimiento genere riqueza, pues mientras más personas lo hagan en el país, serán susceptibles de cobrarles más impuestos y se tendrá más para redistribuir.
Si generamos desarrollo, vamos a generar estabilidad social. Pero el desarrollo no sólo son las grandes inversiones, sino también muchas pequeñas, con innovación local. Hay que entrarle a los proyectos soñadores, hay que soñar y ser creativo. Ese es mi punto de vista, hay que crear nichos de emprendimiento, de desarrollo. México puede tener muchos Elon Musk, ¿por qué no?
, concluye.