A sus 102 años, Edgar Morin es uno de los principales intelectuales vivos de Francia. Nació con el nombre de Edgar Nahoum en París en 1921, de padres judíos de Salónica (Grecia) de lejana ascendencia italiana. Ha sido un hombre de su tiempo: antifascista durante la Guerra Civil Española, miembro de la resistencia durante la ocupación de Francia por Alemania en la Segunda Guerra Mundial; activista comunista durante su juventud, pero disidente del estalinismo y crítico de la Unión Soviética, lo que le vale la expulsión del partido comunista francés en 1951.
A partir de los años 50 comienza a ocupar un destacado lugar en la sociología francesa, creando una teoría estudiada hoy en día en todas las ciencias sociales, “la complejidad o el pensamiento complejo”, que culmina con su magnus opus El Método, obra colosal de seis volúmenes. Habiendo recorrido todos los campos del saber, Morin aboga por un diálogo “transdisciplinario” para poder aprehender la realidad. El sociólogo y filósofo francés no ha dejado de acumular coloquios, cursos, obras, reconocimientos y premios alrededor del mundo, entre los que podemos mencionar la cátedra que lleva su nombre en la Unesco y la legión de honor francesa. En Sonora, una universidad lleva su nombre. Hoy en día una de sus mayores preocupaciones es el imperativo ecológico, y también la causa palestina.
Siempre solidario de los indefensos y de los humillados del planeta, Morin ha tenido que pagar un alto precio en Francia por defender sus ideas. En 2002, en un texto publicado en el periódico Le Monde firmado junto con Danièle Sallenave (escritora y profesora en la Universidad de Nanterre, París) y Sami Näir (profesor en la universidad Paris VIII y diputado europeo), evoca el sufrimiento del pueblo palestino y denuncia la política de represión del gobierno del entonces primer ministro Ariel Sharon. En este texto se puede leer: “Es la conciencia de haber sido víctima lo que permite a Israel convertirse en opresor del pueblo palestino. El término Shoah, que señala la victimización judía y trivializa a todas las demás (las del Gulag, los gitanos, los negros esclavizados, los indios de América), se convierte para los palestinos en la legitimación del colonialismo, del apartheid y de la guetización [...] Al inicio del sionismo, la formula ‘un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo’ ocultó el poblamiento de dicha tierra por el pueblo palestino. El derecho de los judíos a una nación ocultó el derecho de los palestinos a su nación”. Los autores comentan que, en ese contexto, “la falsa asimetría oculta la evidencia de que el derecho y la justicia están del lado de los oprimidos. Pone en el mismo nivel a los dos campos, cuando uno hace la guerra al otro que no tiene los medios de defenderse y no opone más que actos esporádicos de resistencia o de terrorismo”. Y así concluyen que existe una increíble paradoja en la que el Estado de Israel, cuyos antecesores fueron las víctimas de un apartheid llamado gueto, hacen los mismo con los palestinos, quienes fueron otrora humillados, humillan a los palestinos, y quienes fueron víctimas de la deshumanización, muestran una terrible deshumanización.
Como respuesta al artículo, las organizaciones Francia-Israel y Abogados sin Fronteras (Francia) acusan a los autores de “delitos de difamación con carácter racial” y de “apología del terrorismo”. El director (en ese entonces) del periódico Le Monde, Edwy Plenel lamenta la “judicialización de las opiniones” y defiende el texto. Otras personalidades como, Jean-Jacques Salomon, profesor honorario del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, y Théo Klein, ex presidente del consejo representativo de las instituciones judías de Francia, defenderán también a Morin considerando que los autores en ningún momento fueron más allá de los límites y que los párrafos utilizados para acusarlos habían sido sacados de contexto. En el juicio, Edgar Morin no tomó la palabra para defenderse y esperó el veredicto. La condena del filósofo y sociólogo por el Tribunal de Apelación de Versalles fue finalmente anulada por la máxima instancia judicial en Francia, el Tribunal de Casación. Morin declarará más tarde el dolor que sintió de haber sido acusado de “antisemita”. Un hecho de clara absurdidad hacia un judío que participó en la resistencia francesa en contra del nazismo y quien a lo largo de su vida se ha dedicado a predicar la comprensión y la lucha contra el odio.
En una reciente entrevista en el programa de la televisión francesa La Grande Librairie (el 9 de noviembre), en referencia a los ataques de Hamas en Israel y los bombardeos de este último en Gaza, a la pregunta del periodista Augustin Trapenard “cuando nos piden escoger un campo, de qué lado está, ¿qué respondería usted?”, Edgar Morin contestó: “yo tomo partido no por un campo o por el otro, sino por la preocupación humanitaria de los que sufren y actualmente los que sufren están en Gaza. No hay que olvidar las causas justas”. En estos momentos es importante recuperar la mirada destacada de un gran humanista centenario.
*Profesora en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (INALCO). Autora de libro La odisea rusa. Una historia económica de Rusia de la revolución a la guerra en Ucrania, Ed. Aguilar, 2023