El porcentaje de religiosos en el planeta ha venido decreciendo, especialmente de católicos y cristianos. Al mismo tiempo, crecen rápidamente quienes no se identifican con ninguna religión. También desciende la atención a servicios religiosos, la frecuencia de rezar y la importancia de la religión en sus vidas, fenómeno conceptualizado como secularización. Europa occidental es menos religiosa que Estados Unidos, aunque el porcentaje de cristianos en el último país pasó de 78 a 63 en 15 años y de personas sin religión creció de 16 a 29 por ciento (de 2007 a 2022). Los países donde va tomando menor importancia la religión son España, Canadá, Australia, Holanda, EU, Gran Bretaña e Italia, entre otros; con un descenso medio de importancia a lo religioso se registran en Túnez, Francia, Sudcorea, Hungría, México, Sudáfrica y Argentina; y a menor velocidad descienden quienes se adscriben como judíos, islámicos, hinduistas y budistas. En contraste, opinan que el papel de la religión en sus sociedades se está incrementando en Indonesia, Nigeria, Kenia, Filipinas, India y Brasil.
Cerca de 85 por ciento de la población mundial se identifica con alguna religión; 15 por ciento no se adscribe a ninguna. Las religiones más populares son las cristianas –2 mil 38 millones (incluye católica, protestante y ortodoxa)–, la musulmana (más de mil 900 millones, y es muy probable que ésta alcance al cristianismo en 2050), hinduismo (más de mil 600 millones). El mayor nivel económico se correlaciona positivamente con el menor involucramiento religioso y con el descenso de las tasas de fecundidad, en las regiones altamente religiosas la población sigue creciendo. En África y Medio Oriente las mujeres tienen más hijos que en Europa, América o Asia Oriental. África Subsahariana es la región con el más rápido crecimiento poblacional y donde crecen más cristianos y musulmanes; éstos a mayor velocidad. No se cuenta con datos confiables de la religiosidad en China, pero su política de un solo hijo fue excepcional y redujo drásticamente la fecundidad (Key Findings From the Global Religious Futures Project, Pew Reserch, 2022, World Population Review, 2023).
El panorama religioso de México ha cambiado mucho en el último siglo. Mientras en el censo de 1895 menos de uno por ciento de la población tenía una religión distinta a la católica, hoy 14.3 millones profesan una religión distinta a la mayoritaria y 13.3 millones se declaran sin religión o sin adscripción religiosa (ambos grupos suman 21.9 por ciento de la población). El aumento de personas sin religión casi se duplicó en los últimos 10 años: pasó de 4.7 a 8.1 por ciento (son más de 10 millones), 2.5 por ciento se identifican como creyentes sin adscripción religiosa (más de 3 millones). El descenso de católicos fue de 5 puntos; pasó de 82.7 a 77 por ciento, y aumentaron los protestantes, cristianos y evangélicos, de 7.5 a 11.2 por ciento; se adscriben como judaicas 58 mil 876 personas; a religiones con raíces afro, 40 mil 799; con raíces étnicas, 33 mil 372; 36 mil 764 espiritualistas, y 7 mil 982 islámicos. Las variaciones por edad son interesantes, en el rango de 25 a 29 años está el mayor porcentaje de quienes no profesan religión (5.9 por ciento de los hombres y 4.5 por ciento de las mujeres), en todos los credos las mujeres son más religiosas que los hombres. En siete entidades se concentra más de la mitad de la población mexicana sin religión: estado de Mé xico, Ciudad de Mé xico, Baja California, Chiapas, Veracruz, Nuevo Leó n y Chihuahua. En la Ciudad de México no tienen ninguna religión 11.9 por ciento de jóvenes de 25 a 29 años (6.6 por ciento de hombres y 5.3 de mujeres), ni adscripción religiosa 8.6 de este grupo de edad; es, además, la entidad con la menor tasa global de fecundidad (1.4 hijos por mujer) y con la menor tasa de fecundidad de adolescentes: 45.3 nacimientos por cada mil adolescentes (Inegi, censos 2010 y 2020/ Conapo, Conciliación demográfica y proyecciones de población 2020- 2050).
Aunque la religiosidad va descendiendo y crece la diversidad y la no adscripción religiosa, estos días los símbolos navideños rodean los entornos en los países de la región occidental, puesto que es cristiana una tercera parte de la población mundial, y porque ha sido una estrategia para aumentar el consumo.
Escribió Émile Durkheim que “la educación es la influencia que ejercen las generaciones adultas sobre niños y jóvenes […] acto de imposición inevitable, pero necesario, pues sólo así es posible construir un nuevo ser, el ser social […] el Estado debe ser garante y responsable de la nueva educación que tendría que ser de un laicismo irrenunciable” (Educación y sociología, Ed. Península, Barcelona, 1990). Celebro que la educación laica sea en México un derecho constitucional de niños y adolescentes desde 1917, y que el nuevo libro de texto de sexto grado de primaria, incluya ejercicios para respetar la igualdad de trato a todas las religiones y a promover la libertad de culto.
*Secretaria general del Conapo
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