Xalapa, Ver. Crisanto, de 33 años y sordomudo, se dedica a cortar leña para ayudar a su familia con los gastos del día a día. El lunes 11 de diciembre, cuando caminaba para leñar, fue sorprendido y retenido por los agentes de la Fuerza Civil, quienes lo encarcelaron desde entonces.
En el poblado de La Cruz del Milagro, en Sayula de Alemán, todos conocen a Crisanto, y están indignados tras enterarse de la noticia de que con acusaciones falsas la Fuerza Civil lo tiene detenido.
En las primeras horas luego de su detención, su madre Gisela lo buscó por todos lados, llena de preocupación por no conocer su paradero. En ese contexto de zozobra, la abuela del joven murió debido a la impresión, ya que llevaba algún tiempo enferma.
Tras un proceso de búsqueda, Gisela dió con el paradero de su hijo, y pronto se enteró de que la Fuerza Civil lo acusó de viajar en un auto robado y de portar una pistola con la que supuestamente disparó contra la patrulla.
“Lo acusan de que andaban en una camioneta robada y que traían armas y que él disparó contra la policía; pero él no sabe disparar un arma y no llegamos ni a carro, nosotros somos pobres, somos humildes”, relató Gisela.
Cuando el caso llegó a la Fiscalía General del Estado, la institución atendió los señalamientos de la Fuerza Civil e imputó a Crisanto, junto a otras dos personas de una diversidad de delitos.
El 23 de diciembre la FGE obtuvo vinculación a proceso en contra de Diego Armando “N”, Crisanto “N” y Rosario “N” como presuntos responsables de los delitos contra las instituciones de seguridad pública, contra la salud y robo específico en su modalidad de detentación de vehículo con reporte de robo.
La madre de Crisanto señala que los cargos son falsos, que su hijo es inocente, y que la Navidad se ha convertido en un calvario al desconocer cómo se encuentra Crisanto, ya que le han negado las visitas y solo puede verlo en las audiencias ante el juez.
“Él es discapacitado de nacimiento, no oye, no habla, sólo se comunica conmigo por medio de señas. Si yo le hablo, y él va caminando, él no escucha, yo lo tengo que tocar, y por medio de señas es que yo me comunico con él”, relata Gisela.
La madre de Crisanta señala que en el proceso en contra de su hijo, su defensa ha sido prácticamente imposible, ya que Crisanto no tiene forma de comunicarse y contar su versión de los hechos para demostrar su inocencia.
“Nosotros somos pobres, no tuvimos la posibilidad de mandarlo a una escuela especial para que aprendiera ese lenguaje (de señas); entonces, por eso, él no sabe. Simplemente sabe las señales que aprendió en casa, que nosotros como padres le enseñamos”, añadió.
Ante la injusticia, el pueblo de La Cruz del Milagro se ha organizado para exigir la libertad de Crisanto. Y han juntado más de 11 hojas de firmas, que han sido recabadas por su familia, para pedir a las autoridades que hagan justicia.
“Aquí el pueblo está indignado por el suceso, porque tanto él como nosotros somos personas trabajadoras y humildes, y a pesar de su discapacidad, él se gana la vida trabajando, reparando zapatos, leñando,las personas del pueblo lo buscan porque saben que él es un joven trabajador”, sentenció.