Ciudad de México. De cada 100 pesos del gasto total en los hogares mexicanos, 25 se destinan a servicios públicos como electricidad, agua potable y transporte. Esto limita el acceso a otros bienes y servicios, sobre todo entre las familias con más bajos ingresos, y con ello se dificulta que el país transite hacia un progreso acorde a los Objetivos del Desarrollo Sustentable propuestos por la ONU.
Un estudio realizado por académicos de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revela que el desembolso de los mexicanos en transporte no ha sido suficiente para que éste sea más eficiente, ecológico y/o a precios accesibles.
Los especialistas de la referida casa de estudios Luis Miguel Galindo, Karina Caballero Güendulain y Luis Fernando González Martínez consideran urgente una estrategia de precios que reduzca las facturas de electricidad y transporte, a fin de que signifiquen una aportación relevante al bienestar de la población y contribuyan a la transición hacia el desarrollo sostenible.
Ahorro en el gasto familiar
Por ejemplo, si se reduce el gasto de las personas en transporte de 24.5 a 14.5 por ciento, ahorrarían entre 10 y 20 por ciento, lo que facilitaría el proceso de transición a una economía baja en carbono.
El estudio agrega que al aumentar el ingreso de las familias, éstas tienden a bajar el porcentaje destinado al consumo en alimentos, pero incrementan el uso de vehículos particulares; es decir, se pasa de lo público a lo privado; sin embargo, lo que debería suceder es que continuaran usando un transporte masivo y ecológico, como sí ocurre en naciones desarrolladas, donde el servicio eficiente de la movilidad de bajo o nulo consumo de carburantes fósiles incentiva su empleo.
Transición energética
Sin embargo, en México, al incrementar el ingreso asciende el número de automóviles, accidentes y, sobre todo, la generación de gases de efecto invernadero, lo que va en contra de las políticas internacionales de la ONU cuyas metas están en 2050, alertaron los analistas.
Según datos de Naciones Unidas, las personas deben destinar máximo 25 por ciento de su presupuesto a electricidad, calefacción o agua, pero en México es 25.8.
Los investigadores apuntan que en los hogares, el gasto total en transporte público representa 4.7 por ciento de los recursos para el decil uno, pero sólo uno por ciento para el decil 10 (de mayores percepciones económicas).
Por otra parte, el gasto en combustibles destinado a transporte es de 2.3 por ciento en el decil uno, y 7.9 de cada 100 para el decil 10.
Es decir, la proporción de la factura en energéticos se eleva conforme lo hace el ingreso, lo que ilustra la importancia de contar con formas de movilidad basadas en un transporte público moderno y más eficiente
, apuntó González Martínez.
En este estudio concluyeron que se debe buscar una transición energética para cumplir las metas convenidas entre todos los países de la ONU hacia 2030, 2050 y 2070, y una de las herramientas que podría ayudar es precisamente una disminución en el consumo de gasolinas y otros carburantes.