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Valeria Luiselli asume "un compromiso con el presente al creer en el porvenir"

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En entrevista, la escritora comenta que en su texto para la iniciativa tiene la responsabilidad de “tratar de explicar el presente para el mundo de 2114; tratar de hacer sentido de este momento para otro”. Foto Luis Castillo
24 de diciembre de 2023 08:58

Ciudad de México. La escritora Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983) dijo que ser distinguida como la primera autora latinoamericana y en lengua hispana en formar parte de la Biblioteca del Futuro, con un texto que será editado en el año 2114, le exige tratar de explicar el mundo actual para el devenir y reflexionar sobre cosas que le gustaría que desaparecieran, pues somos archivo futuro.

En entrevista con La Jornada, la narradora y ensayista comentó que ante la sensación de que en 100 años no habrá nada, me gusta mucho la posición optimista, la cual me parece políticamente interesante de pensar. La esperanza, el entusiasmo y apostar por un futuro te obliga a estar involucrado con el presente de manera responsable y constructiva, al contrario de la desilusión absoluta. Hay un compromiso con el presente al creer en el futuro.

Luiselli fue invitada a participar en el proyecto creado en 2014 por la artista Katie Paterson. La autora entregará un texto que permanecerá sellado e inédito durante 91 años, que se incluirá en una antología junto con el de Margaret Atwood, David Mitchell, Sigurjón Birgir Sigurðsson, Elif Shafak, Han Kang, Karl Ove Knausgård, Ocean Vuong, Tsitsi Dangarembga y Judith Schalansky; así como los que sean seleccionados en los años venideros.

La escritora mexicana destacó que hay voces distintas e interesantes incluidas en el proyecto, como “la surcoreana Han Kang, que entregó el manuscrito hace un par de años, y la alemana Judith Schalansky, quien tiene el hermoso libro Inventario de algunas cosas perdidas. Hay varios autores que me resultan muy cercanos por su sensibilidad”.

Comentó que dado que su obra será editada en un futuro más o menos remoto, los números de 100 o 50 años me son abstractos y me cuesta relacionarme con ellos, pero me di cuenta de que mi hija más chiquita, que ahora tiene dos años, podría llegar a tener 93. Es posible que siga viva y eso me ancla en un tipo de conversación menos abstracta y más emotiva.

La autora de Los ingrávidos sostuvo que aunque escribe en inglés y español se siente con más responsabilidades de anclarme en mi lengua materna, que es el español, aunque no me puedo comprometer en el idioma del texto para la biblioteca, que tal vez será en ambos idiomas.

Luiselli reconoció que aunque vivimos en una época con una sensación de ausencia de esperanza, quizás estamos más obligados que en otros momentos a pensar en un futuro de algún modo catastrófico, aun así nunca he hecho el ejercicio de la imaginación de tratar de comunicarme con ese devenir. No tengo una sensación de futuridad cuando escribo ni escribo para tiempo tan remoto. Esto me obliga a tratar de tener un diálogo con las personas de entonces.

Mencionó que la pandemia nos prohijó una época de pensamiento catastrófico producto de la experiencia de la fragilidad de la vida cotidiana y de la cercanía de la muerte incluso entre quienes no se consideraban vulnerables a ella, además de la creciente emergencia climática.

Una idea cíclica

La narradora reconoció que en la carrera de armas nucleares después de la Segunda Guerra Mundial también había una sensación de que podemos acabar con la Tierra de un día para otro. Ha habido otros momentos de mucha conciencia y miedo.

La autora asentada ahora en Cambridge, Massachusetts, mencionó que ante el texto que asumió para la Biblioteca del Futuro tiene una sensación de mucha libertad creativa junto a una responsabilidad de tratar de explicar el presente para el mundo de entonces, sin asumir que se va a entender así nomás, sino tratar de hacer sentido de este momento para otro.

Luiselli dijo que le interesan las novelas que “restructuran nuestra experiencia del tiempo. Las que apuestan por romper la idea lineal de tiempo y el espacio y que los rearticulan con una lógica propia. Mi favorita de todos los tiempos es Pedro Páramo, que incluso durante un periodo leía cada año y ahora la enseño cuando doy clases en la universidad.

Estoy dando clases este año en Harvard y con mis alumnas y alumnos acabamos de leer la traducción al inglés más reciente de ese texto, que por fin es buena. Me es inexplicable que en la imaginación anglosajona la novela no forma parte de la constelación de los grandes. Llevo años de campaña por ella y ningún otro libro en la historia hace lo que Rulfo hace con el tiempo. Eso sí que es manejar el tiempo, concluyó.

La Biblioteca del Futuro es un proyecto que se inició en 2014 con la plantación de un millar de árboles en un bosque ubicado en las afueras de Oslo, Noruega, de donde saldrá suficiente papel para la elaboración de los 100 libros que integrarán esa colección literaria futura. Desde entonces, cada año, Katie Paterson invita a un escritor reconocido a depositar un manuscrito que permanecerá inédito hasta su impresión en 2114, cuando los árboles plantados comenzarán a talarse. Ni la promotora de la iniciativa, ni la mayor parte de los autores llegarán a verlo realizado. Son libros para lectores del futuro.

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