Los cuerpos de un haitiano y un venezolano que el jueves murieron ahogados en el río Bravo al intentar cruzar de Matamoros, Tamaulipas, a Brownsville, Texas, no han sido recuperados ya que autoridades de México y Estados Unidos no han podido definir a quién corresponde la búsqueda.
Carlos N., de Venezuela, y Jackson Muscar, de Haití, se hundieron en las aguas heladas del cauce tras haber ingresado por un punto ubicado a unos metros del Puente Nuevo Internacional.
Carlos llegó a la mitad del río junto con su esposa y dos hijos; resbalando entre el lodo ayudó a su pareja a subir al barranco. Sin embargo, un haitiano manoteaba porque se ahogaba, trató de ayudarlo para llevarlo a la orilla pero no pudo y ambos se perdieron entre el lirio y la basura.
Mientras, unas 245 personas de Centro y Sudamérica que llegaron la noche del miércoles al sur de Chihuahua caminado por la carretera que comunica con el estado de Durango, recibieron refugio por parte del ayuntamiento de Jiménez.
Ayer, unos 140 de los extranjeros continuaron su viaje hacia Ciudad Júarez, donde decenas de personas siguen en la puerta 36 del muro fronterizo para pedir asilo en territorio estadunidense.
Por otra parte, cientos de venezolanos quedaron varados a un costado del eje ferroviario que atraviesa la ciudad de Zacatecas, ya que trabajadores de Ferromex, en coordinación con elementos de la Guardia Nacional y del INM, los bajaron del tren para impedir que se trasladaran a la frontera norte.
En tanto, unos 600 migrantes de Centro y Sudamérica, que fueron interceptados ayer en la garita del Instituto Nacional de Migración, ubicada en la carretera federal 57, en Coahuila, fueron llevados en camiones al aeropuerto de Piedras Negras, para presuntamente ser trasladados al centro y/o sur del país.
De acuerdo con fuentes de la dependencia, el primer viaje se efectuó la madrugada de ayer en un avión comercial de Magni Charters; los vuelos continuaron y el último fue cerca de las 18 horas, con 130 extranjeros abordo.
Algunos funcionarios del INM señalaron que los indocumentados tenían como destino la Ciudad de México; sin embargo, otras fuentes del instituto indicaron que serían llevados a estados del sureste del país.
Con información de Leopoldo Ramos, Jesús Estrada, Julia Le Duc y Alfredo Valadez