Ciudad de México. De 1900 a 2022, en todo el mundo han ocurrido al menos 842 eventos de deslizamiento de tierra –40 de los cuales tuvieron lugar en México, con un saldo de más de 3 mil 500 fallecidos–, en el marco de un fenómeno que ha aumentado en las últimas décadas, causado en buena medida por actividades humanas.
Así lo indicó Irasema Alcántara Ayala, investigadora y ex directora del Instituto de Geografía de la UNAM, quien destacó la importancia de colocar sistemas de alerta temprana para detectar las zonas donde pueden ocurrir estos deslizamientos y de esta forma aminorar su costo económico y social.
De acuerdo con la experta, este tipo de movimientos de la tierra y los desastres que generan se han incrementado de manera preocupante en las últimas décadas
. En el total ya mencionado que ocurrió a nivel global, hubo más de 72 mil pérdidas humanas y resultaron afectadas unas 14.8 millones de personas, según datos internacionales especializados.
Lo anterior significa que, en promedio, 121 mil individuos son perjudicados en el mundo cada año. Sin embargo, dijo la investigadora universitaria, las cifras se consideran el límite inferior del impacto real en las vidas humanas, porque no se contabilizan deslizamientos pequeños o medianos
.
Alcántara enfatizó que de los 842 desastres registrados, 97.3 por ciento ocurrió durante el llamado antropoceno
, es decir, la era geológica actual, donde han ocurrido impactos naturales considerables debido a las actividades humanas.
Mientras el promedio anual para todo el periodo se calcula en 6.9, el promedio antes de 1950 era de 0.43, es decir, menos de un desastre por deslizamiento al año en el mundo, y en las últimas décadas es de 11
, destacó.
La experta subrayó que este tipo de sucesos ocurren principalmente en laderas inestables, donde confluyen también elementos naturales como el efecto de la intemperie, las lluvias, la actividad volcánica y tectónica, a lo cual se suman prácticas humanas, entre ellas la deforestación, la minería, la construcción de caminos, las fugas de agua en tubería y las terrazas para cultivos.
No obstante, reiteró, el incremento en la ocurrencia en zonas rurales y urbanas se debe principalmente a la influencia de origen humano: explosiones artificiales, excavaciones, sobrepeso, fugas en los sistemas de agua potable y drenaje, construcción de taludes artificiales inestables y, especialmente, el desarrollo de asentamientos en laderas susceptibles.