La lucha zapatista se conjuga en presente, plural y femenino, sostuvo la periodista Gloria Muñoz en la presentación de la carpeta de grabados ¿De qué nos van a perdonar? A 30 años del levantamiento del EZLN, efectuada la noche del viernes en el café-galería La Resistencia.
El zapatismo, estamos en su 30 aniversario, se conjuga en presente. El zapatismo no es historia pasada ni pieza de museo; es parteaguas de la vida política nacional y del movimiento social global. Es historia viva, construcción actual, propuesta inacabable, y esto lo digo porque hay celebraciones, incluso oficiales, que conmemoran el zapatismo de enero de 1994 como si ahí se hubiera acabado la historia, y no, los zapatistas nos hablan, nos interpelan y nos construyen hoy
, afirmó.
Referirse al zapatismo como algo que sucedió, entre comillas, como si fuera historia, como algo que sucedió hace tres décadas, es intentar, aunque no lo logren, invisibilizar un movimiento que sigue hablando al mundo, aunque con todo en contra. Lo tuvo en contra hace 30 años y lo tiene todo en contra hoy.
Según la directora de Desinformémonos y colaboradora de La Jornada y del suplemento Ojarasca, aunque los pueblos originarios de México y el mundo fueron los primeros interpelados, ni antes ni ahora los zapatistas se han propuesto hablar, interpelar, construir y luchar únicamente junto
a ellos.
Siempre han apelado, aseguró, a la construcción nacional y global, la apuesta sigue siendo la organización anticapitalista de las y los de abajo, con énfasis en la práctica de la autonomía; pongo el acento en la práctica, porque el zapatismo no es una teoría, es un quehacer cotidiano, una construcción, nada más lejos de los libros y de las tesis que se han escrito sobre ellos
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Gloria Muñoz se preguntó dónde estaríamos sin el levantamiento del primero de enero. Destacó que, como todos los grandes movimientos que marcan historia, el zapatismo ha generado una contracultura en torno suyo, en la cual se inscribe la mencionada carpeta de grabados, concebida y coordinada por el artista Antonio Valverde.
Precisó que el título de esa obra plástica, integrada por piezas de 30 grabadores, 15 mujeres e igual número de hombres, fue retomado del comunicado que el ELZN emitió el 18 de enero de 1994, tras el cese al fuego declarado de manera unilateral por el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
“El gobierno federal les concedía el perdón, y de ahí viene el comunicado ‘¿De qué nos van a perdonar?’ Fue inmediata la respuesta, casi a botepronto, en la mañana declararon la amnistía y en la tarde ya estaba el comunicado; es decir, un comunicado que es una reacción indignada ante el perdón, entre comillas, que estaba ofreciendo el Estado.”
A decir de la periodista, es un texto que marca un antes y un después de la cascada que hasta el día de hoy tenemos de los zapatistas, porque es el que más interpela a la sociedad civil
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Rememoró que en ese documento los zapatistas se preguntaban: ¿de qué teníamos que pedir perdón?, ¿de qué nos iban a perdonar? ¿De no morir de hambre, de no callarse en nuestra miseria, de no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono, de habernos levantado en armas cuando encontramos todos los caminos cerrados, de no habernos atenido al Código Penal en Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tiene memoria? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana aún vive y están sus habitantes más empobrecidos?
En la presentación participaron también los artistas Alfredo López Casanova y Antonio Valverde, quienes refirieron que la insurrección en Chiapas detonó en México una movilización de obra gráfica sólo equiparable a la suscitada por el reparto agrario y la expropiación petrolera en el sexenio de Lázaro Cárdenas, así como el movimiento estudiantil de 1968.
Informaron que 15 ejemplares de la carpeta ¿De qué nos van a perdonar? A 30 años del levantamiento del EZLN serán enviados a los otrora caracoles en Chiapas, mientras la exposición alusiva permanecerá hasta enero de 2024 en La Rebeldía, ubicada en República de Cuba 34, Centro Histórico.