San Nicolás De Los Garza, NL., Y aquí vamos, en esta noche preciosa, ¿Quiééén va a ganar hoooy?
, dice José de Jesús Guerrero Martínez con esa voz que tiene un efecto mágico en el estadio Universitario, donde cualquiera que lo escucha de inmediato se imagina en un partido de Tigres. Guerrerito camina por Ciudad Universitaria con su bandera y un maletín en el que suele guardar las alineaciones. Desde hace 55 años, sabe que habita un espacio hipersensible y cercano desde el sonido local, ese puente que ayuda a amplificar los límites de más 40 mil personas y otros más que lo escuchan en radio y televisión.
Fe inquebrantable
En este lugar he vivido tantas experiencias, tantas cosas importantes en Copas del Mundo (1970 y 1986) y torneos juveniles, que no quiero dejarlo nunca
, afirma mientras mira de reojo las gradas, sin que el empate en la final de ida con el América modifique su pensamiento de lo que va a ocurrir el domingo en el Azteca. A Tigres lo conocí desde que era peque-ño, lo vi crecer y meterse en el corazón de mucha gente. El antído-to siempre fue la perseverancia. Saber esperar, porque siempre tuvimos una fe inquebrantable
.
Guerrerito comenzó en 1967 su carrera de locutor dentro de la estación Radio Recuerdo. Muy pronto su voz gruesa y amable ganó notoriedad gracias a las enseñanzas de don Mario Quintanilla, pione-ro de la televisión en Monterrey y su maestro en las menciones comerciales. El médico Roberto Alonso y Norberto Villarreal pidieron que viniera como la voz del estadio. En ese entonces FIME (Facultad de Ingenieria Mécanica y Eléctrica de la UANL) se encargaba de proporcionar el sonido local con cua-tro cornetas ubicadas en diferentes puntos para tener un mayor alcance
, recuerda.
Los primeros cronistas en el estadio se hicieron amigos. Pepe Treviño Escamilla, Arturo Ortiz y Gustavo Agredano, con quien Guerrerito compartía la parte comercial. Todos miraron con agudeza la lenta cimentación de Tigres desde Segunda a Primera División, plagada de derrotas y desaciertos, pero también de sabiduría. El tiem-po pasa y a veces uno no se da cuenta, ya hace más de 50 años de eso
, reflexiona en su andar lento por la salida de los palcos, con expresiones que parecen no decir nada y lo dicen todo mediante una absoluta paz interior.
Uno aquí va sembrando la semillita. Sufrimos mucho para llegar a donde estamos, pero siempre hay algo bueno: compañeros entrañables como Ángel Fernández y Fernando Marcos; el surgimiento de las Amazonas, que ya ganaron seis campeonatos y tienen jugadoras grandiosas; muchos niños que vi crecer en el estadio antes de convertirse en padres; todo ha sido parte de la misma historia.
Nacido en 1938 en el municipio de Iturbe, muy cerca de Linares y Aramberri, Guerrerito se detiene a saludar a un grupo de personas que sólo quiere escuchar de su boca lo que va ocurrir el próximo domingo, cuando Tigres visite el estadio Azteca. El empate es algo muy razonable y justo
, expone a pesar de que el resultado en la ida transforma el ánimo de los seguidores felinos. Es como mirar un universo donde nada es verdad ni nada es mentira, sino según el cristal con el que se miran las cosas.
Este es un equipo que se entrega como pocos en los partidos difíciles. Aunque venga el América con ese empuje y manera de jugar, en Tigres estaremos unidos y fuertes. Nuestra afición es algo especial. Hay que ser pacientes, porque toda espera siempre trae algo bueno
.
Práctica abierta y un mensaje americanista
Como lo ha hecho en otras finales, el conjunto de la UANL abrirá este sábado el último entrenamiento en el Universitario antes de realizar el viaje a la Ciudad de México. Los jugadores quieren sentir el aliento de su gente y luego pensar en el bicampeonato.
Todavía nada está definido, pero va a ser muy complicado pa-ra ellos definir la serie en el Azteca
, expresaba antes de su regreso el capitán de las Águilas, Henry Martín, en otro punto del inmueble. La advertencia, sin embargo, pasa casi inadvertida. En el torneo pasado derrotamos al Guadalajara, ahora estamos más cerca de la proeza, vamos a estar con ellos
, responde la voz del Volcán, cuya única ausencia en un partido se debió a la pandemia de covid-19.
“Y aquí vamos, con la mejor afición de México. Vamos a estar con ustedes, no se dejen, Tigres… ¿Quiééén va a ganar hooy?”, repi-te con mucha más fuerza antes de irse, como si el palo de su bandera fuera a la vez un micrófono. El sonido es tan colosal que inevitablemente otros se contagian: ¡Tiiiigres!