Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) rechazó las apuestas sobre una bajada inminente de los tipos de interés y mantuvo la tasa de referencia en su nivel históricamente alto de 4 por ciento, pese de las expectativas de inflación más bajas.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, subrayó en cambio que la inflación repuntaría pronto y que las presiones sobre los precios siguen siendo fuertes, lo que contrasta con el tono adoptado el miércoles por su homólogo de la Reserva Federal estadunidense, Jerome Powell.
Los comentarios también fueron en contra de las apuestas de los inversores por recortes de los tipos de interés en el primer semestre del año próximo, en lo que supondría un brusco cambio de rumbo respecto a la secuencia de 10 subidas consecutivas que finalizó en septiembre.
Lagarde hizo mención especialmente a los riesgos inflacionarios ligados a los “salarios”, los “riesgos geopolíticos” y a los “acontecimientos meteorológicos extremos” que pueden hacer subir los precios.
La inflación en la eurozona se ha reducido en más de cuatro veces desde el récord de 10.6 por ciento alcanzado en octubre de 2022, cuando los efectos de la guerra en Ucrania sobre los precios del gas y del petróleo se sintieron de lleno.
En sus nuevas previsiones del jueves, el instituto monetario estimó un alza de los precios de 2.7 por ciento en 2024 -frente a 3.2 por ciento anterior-, de 2.1 por ciento en 2025 y de 1.9 por ciento en 2026.
Las proyecciones de crecimiento también fueron revisadas a la baja para el año que viene, en 0.8 por ciento en 2024 -frente a 1 por ciento en septiembre- y de 1.5 por ciento en 2025 y en 2026.
Por su parte, el Banco de Inglaterra mantuvo por tercera vez consecutiva su tasa de referencia sin cambios en 5.25 por ciento, considerando que persistían presiones inflacionarias, y que sus tasas permanecían probablemente elevadas “sobre un periodo prolongado”.
Otros bancos centrales decidieron el jueves mantener sus rumbos monetarios: el Banco Nacional de Suiza mantuvo su tasa principal en 1.75 por ciento y sigue vigilando la inflación, que cayó a 1.4 por ciento en noviembre en el país.
El Banco de Noruega, constatando que la inflación permanece demasiado alta, elevó su tasa por decimocuarta vez en más de dos años a 4.5 por ciento.