Se dice que en una guerra la primera víctima es la información. Debido a la multiplicación de medios de comunicación y de las redes sociales, en los últimos años este fenómeno se ha visto amplificado. En el trágico momento que se está viviendo en Gaza –después del ataque de Hamas el 7 de octubre, donde murieron unas mil 200 personas y de casi dos meses de intensos bombardeos de Israel a Gaza, en los que más de 12 mil palestinos han sido asesinados, de los cuales más de 5 mil eran niños y más de 1.7 millones de palestinos han sido desplazados– se libra también en todo el mundo la batalla de la información. Un sinnúmero de artículos, videos, discusiones en programas de televisión, entrevistas, discursos, han aflorado para explicar los acontecimientos y justificar la guerra y los bombardeos contra la población civil palestina en nombre de la defensa de Israel. En este contexto, un arma de información ya utilizada en el pasado es recurrente: la acusación de antisemitismo.
En efecto, los representantes de Israel insisten en acusar de antisemitas (es decir, de odio racial contra el pueblo judío) a las personalidades críticas del Estado de Israel y de su política de limpieza étnica. Pero esto se observa también en medios de comunicación, políticos e intelectuales de otros países, como en Francia. Algunos medios informativos y personalidades políticas han comenzado una crítica feroz contra las personas que se oponen a la guerra y que cuestionan la actuación de Israel. Podemos citar a Manuel Vals, ex primer ministro francés, que ha acusado abiertamente a Jean Luc Mélenchon (candidato a la presidencia francesa por el partido de izquierda Francia Insumisa en 2022) de antisemita por su oposición a la guerra. Recientemente y de manera sorprendente, algunos medios y políticos han comenzado a acusar de antisemita al ex ministro de Relaciones Exteriores Dominique de Villepin, quien ha hecho varias declaraciones criticando la política de Israel y preconizando la solución de dos estados, pues “no puede existir ninguna paz sin justicia”. Recordemos que fue de Villepin quien en un famoso discurso en Naciones Unidas se opuso a la entrada de Francia a la coalición para atacar Irak en 2003… En su última aparición en los medios, Villepin comentó que estas acusaciones se hacen para acallar a las personas que piensan como él.
Por ello, y para ayudar a disipar esta confusión malsana que en los medios informativos y políticos se pretende crear entre antisemitismo y una crítica legítima a las políticas del gobierno israelí, basada en la preocupación por el respeto a las leyes internacionales y humanitarias, es necesario evocar las cada vez más numerosas voces provenientes de Israel, pero también de la comunidad judía en el exterior de sus fronteras, que se levantan para pronunciar firmemente su rechazo a la política colonialista y de apartheid del gobierno israelí: historiadores, periodistas, trabajadores humanitarios, militares, así como asociaciones civiles judías de muchos países.
Comenzando por el historiador judío israelí Ilan Pappé, quien trabajó en Israel muchos años en la Universidad de Haifa y en sus investigaciones llegó a la conclusión de que el éxodo palestino de 1948 es comparable a una limpieza étnica, resultado de una política planeada y un objetivo deseado por el movimiento sionista (The Ethnic Cleansing of Palestine, 2006). Ilan Pappé vive hoy en Inglaterra y trabaja en la Universidad de Exeter. Ante los recientes acontecimientos, escribió en una tribuna el 12 de octubre: “Sólo hay una manera de resistir la tentación de unirte a ellos: si has comprendido, en algún momento de tu vida –incluso como ciudadano judío de Israel– la naturaleza colonial del sionismo y si te horrorizan sus políticas contra los pueblos indígenas de Palestina. Si eres consciente de esto, no cambiarás la realidad, incluso si los mensajes venenosos describen a los palestinos como animales o ‘animales humanos’. Esas mismas personas insisten en calificar lo ocurrido el sábado [7 de octubre] como un ‘Holocausto’, abusando así del recuerdo de una gran tragedia [...] Estos sentimientos son transmitidos día y noche, por los medios de comunicación y los políticos israelíes. Es este sentido moral el que me ha llevado a mí y a otros miembros de nuestra sociedad a apoyar al pueblo palestino en todas las formas posibles”.
Podemos citar también a Gideon Levy, periodista del periódico israelí Haaretz, quien lleva años denunciando la política colonialista y de apartheid, y que ante los acontecimientos actuales escribió en su columna: “Israel no puede encarcelar a 2 millones de habitantes de Gaza sin pagar un precio cruel […] Israel ha castigado a Gaza desde 1948, sin detenerse ni un momento, 75 años de abusos y ahora le espera lo peor. Las amenazas de ‘arrasar Gaza’ sólo prueban una cosa: que no hemos aprendido nada. La arrogancia llegó para quedarse, aunque Israel una vez más haya pagado un alto precio”.
En Francia, una voz ineludible es la de Rony Brauman, médico francésjudío nacido en Israel, ex director de la ONG Médicos sin Fronteras, quien desde años denuncia la persecución de los palestinos, el sistema de apartheid, la instalación de colonias ilegales en Palestina, la expropiación de las casas de los palestinos y la “doble moral” de la Unión Europea, que ha impuesto sanciones a varios países en nombre de la violación de los derechos humanos o crímenes de guerra, pero que se calla cuando se trata de juzgar la actuación de Israel y aún más, que multiplica acuerdos y apoyos con el país ocupante.
En fin, la lista de personalidades de origen judío que abogan por los derechos del pueblo palestino es larga, al igual que la de asociaciones cada vez más numerosas y visibles en el contexto actual, como el movimiento de refuznkis en Israel: jóvenes israelíes que se oponen abiertamente al servicio militar obligatorio, o a entrar en los rangos del ejército o que han desertado a veces con severas penas de prisión. Así como las muchas asociaciones judías que están participando en protestas masivas en todo el mundo y en las redes sociales, tal como la Unión Judía Francesa por la Paz, en Francia, o La voz Judía por la Paz, en Estados Unidos, y muchas más, pero todas llevando la misma consigna: “No en nuestro nombre” (https://www.jewishvoiceforpeace. org/about/ y https://ujfp.org/).
*Académica de la Sorbona y autora del libro La odisea rusa. Una historia económica de Rusia.