Dubái. Sultan al Jaber prometió que la COP28 que preside sería "diferente" y no defraudó. Por primera vez en una conferencia sobre el clima de la ONU, los países reunidos adoptaron el miércoles en Dubái una decisión que abre una vía para el "principio del fin de las energías fósiles".
Sultan al Jaber, un emiratí de 50 años, presumió de ser el primer empresario en presidir una conferencia de la ONU sobre el cambio climático, tras 27 ministros o diplomáticos.
Y final su rol como director de la petrolera estatal le permitió forjar un acuerdo con los países del Golfo hostiles a renunciar al maná del crudo.
Prometió en varias ocasiones un acuerdo "sin precedentes" en Dubái.
Este miércoles los delegados de los países se pusieron de pie y aplaudieron la adopción del acuerdo final, pese a las reservas de algunos Estados.
Cuando fue nombrado para presidir la conferencia a principios de año se mostró sorprendido, o simuló estarlo. Muchos críticos lo acusaron de tener conflictos de intereses, tras su decisión de conservar su puesto como director de la petrolera Adnoc.
Nunca se escudriño tan de cerca a un presidente de una COP. Muy desconfiado con los medios, y rodeado de decenas de profesionales de la comunicación contratados a precio de oro, concedió pocas entrevistas este año. Periodistas de la AFP se reunieron con él una primera vez en privado, antes de obtener un permiso para entrevistarlo en julio.
"La gente que me acusa de conflicto de intereses no conoce mi trayectoria", dijo en a la AFP en julio en una entrevista en Bruselas. "He dedicado la mayoría de mi carrera al desarrollo sostenible", defendió.
Jefe de Adnoc
Sultan al Jaber, ingeniero de formación, que pasó por universidades californianas y británicas, hizo carrera en el sector energético.
Actualmente, es ministro de Industria y de Tecnologías avanzadas de Emiratos Árabes Unidos, y representante del país para el clima.
En 2006 se convirtió en el primer jefe de la sociedad nacional de energías renovables Masdar, cuyo consejo de administración preside.
Diez años después fue nombrado director general de Adnoc con el encargo de "descarbonizar" la empresa y "prepararla para el futuro", según él.
"Toda mi vida se organiza alrededor de indicadores claves de rendimiento, es así como gestiono mis empresas", declara a la AFP. "Pragmático" y "realista", su función es "ofrecer" resultados "reales" para "mantener el objetivo de 1,5 grados Celsius [de calentamiento del planeta] al alcance".
Justo antes del inicio de la COP28, la BBC y el Center for Climate Reporting (CCR) publicaron unos informes internos de la presidencia de la cumbre. Estos documentos que preparaban reuniones de la COP con gobiernos extranjeros incluían sistemáticamente argumentos comerciales para Adnoc y Masdar.
"Al Jaber indicó claramente que la industria petrogasística tendría un lugar de elección en la COP", escribió en noviembre a la AFP el senador demócrata estadounidense Sheldon Whitehouse, que llamó la atención en dos ocasiones a la ONU por la influencia de los grupos de presión.
También tuvo que defender varias veces que cree en la ciencia climática, tras un encuentro subido de tono sobre el tema con Mary Robinson, la presidenta del Grupo de Sabios, lo que afectó a su imagen.
Con el paso del tiempo, su pertenencia al mundo de los hidrocarburos, así como su meticulosa preparación para la cita de Dubái, terminaron por convencer.
"Disculpas"
Durante la conferencia, muchos de los participantes consideraron la organización incomparable a la de la COP27 del año pasado en Egipto.
"Es muy directo, escucha", dice Harjeet Singh, veterano de estas cumbres que habla en nombre de Climate Action Network, una red de mil 900 organizaciones.
La COP28 arrancó con fuerza con la adopción desde el primer día de una decisión muy complicada sobre la implementación de un fondo de pérdidas y daños para los países vulnerables.
Durante toda la cumbre, mientras fuera de Dubái la doble función de Sultan al Jaber ocupaba titulares, casi ningún participante cuestionó su legitimidad, incluso entre las ONG, cuya críticas iban esencialmente para los grupos de presión de energías fósiles y países como Arabia Saudita.
Un primer punto de inflexión se produjo en junio en Bonn, cuando el emiratí dijo que la reducción de las energías fósiles es "inevitable".
Desde hace meses, y en Dubái, subraya en cada toma de palabra su compromiso con el objetivo inscrito en el acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius con respecto al periodo preindustrial.
Pero nunca pidió directamente abandonar las energías fósiles, insistiendo en que eran las "partes" las que debían negociar entre ellas.
Los detractores de Sultan al Jaber le "deben disculpas", consideró el ministro danés del Clima, Dan Jørgensen, el miércoles tras el acuerdo final, elogiando su "transparencia".