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Ciudad perdida

12 de diciembre de 2023 07:30

Dentro de los muchos peligros que para Morena encierra la elección que viene, la posibilidad de enfrentar una parálisis legislativa que impida el funcionamiento del gobierno es la que más preocupa.

Y es que los datos que hasta ahora se tienen no permiten augurar nada bueno para las intenciones transformadoras del partido en el gobierno.

No hay cifras precisas, pero, aunque se tiene cierta seguridad en ganar la jefatura de Gobierno, se habla de que Morena perderá una o dos alcaldías más y que tampoco logrará mayoría en el Congreso de la ciudad.

El resultado de las malas decisiones, cuando de escoger a los representantes del partido se trata, pone a Morena caminando en el filo de la navaja, porque, además, en ninguno de los equipos, ni el federal ni el local, se ve algún perfil negociador que evite el rechazo sistemático de las ideas que proponga la transformación.

Quienes han llegado decepcionados de la oposición han generado un repudio profundo que los dejaría sin posibilidad de diálogo con sus antiguos compañeros; es decir, sin la opción de negociar nada o casi nada.

Reformas tan trascedentes como la judicial, leyes tan profundas como la que permita la desaparición de los organismos autónomos que nunca fueron necesarios, pero fueron y son parte del andamiaje del neoliberalismo, no serán viables.

Morena, pero más que Morena, la gente del país, de esta ciudad, deberá prepararse para que muchas de las opciones de crecimiento y seguridad se queden en los rincones del Congreso donde los opositores, por sistema, impedirán que vean la luz de la aprobación.

Bajo esa circunstancia, decíamos, se requiere a quien cuente con el respeto de unos y otros y logre tener oídos en todas las filas para conseguir acuerdos sensatos donde las iniciativas se atoren.

No hay muchos perfiles que puedan conseguir esa posibilidad porque hay carencia de gente que maneje la política. Quienes podrían hacer ese trabajo hoy son cartuchos quemados que perdieron credibilidad entre la gente.

Por eso, por más que se parchen las filas de Morena, el destino, necio como es, parece negar la posibilidad de que el país abandone la ruta neoliberal para colocarse en el camino de la transformación que apenas se ha iniciado.

A nadie engañan ciertos nombres, ciertos perfiles. ¿De verdad hay quien suponga que el ex gobernador Corral quiere el bienestar de la mayoría?, o ¿que cierto perfil que sólo invita a la frivolidad puede atraer a las clases medias en la capital? Hay tiempo para depurar, para volver sobre los pasos y rectificar, porque como ya hemos dicho, aquí quien paga es la gente.

De Pasadita

Pocos suponen que el alcalde en Cuajimalpa nada tuvo que ver en el enfrentamiento entre priístas que se dio hace un par de días. A Adrián Rubalcaba nadie lo puede calificar de pacífico, por el contrario, de él se sabe es de mecha corta.

Pueden decirnos lo que quieran sus seguidores, pero hay muchas preguntas sobre el alcalde que quiso ser…

Por ejemplo: ¿se sabía que René Gavira, quien se entregó hace unos días a las autoridades que lo buscaban por la comisión de cuando menos cinco ilícitos en el lío Segalmex, hizo sus pininos en la secretaría particular de la alcaldía?

El Alcalde lo ocupaba en la secretaría particular entre 2012 y 2015, después se le nombró director de obras y servicios urbanos, donde sólo estuvo cuatro meses; en su contra se levantaron varias observaciones y luego se le otorgó otro puesto, que conservó hasta el 2018. ¿Cómo ven?

 


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