No ha habido ningún tipo de destrucción
, sostiene el responsable académico del proyecto de salvamento arqueológico del Tren Maya, Manuel Pérez Rivas, quien contesta así a quienes cuestionan y critican los trabajos realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en los poco más de mil 500 kilómetros que abarca la ruta de ese proyecto medular del gobierno federal.
Ha sido un trabajo objeto de polémica porque se ha acusado de que se hace destrucción, y ese término realmente no cabe en este caso. Salvamento significa una jerarquización de acciones
, explicó.
Los monumentos arqueológicos siempre tienen un componente muy importante: la información asociada. ¿De qué sirve tener una vasija impresionante si se desconoce de dónde proviene, cómo fue producida, en qué sitio estaba? Cuando el arqueólogo interviene, extrae conocimientos, lee a través de la estratigrafía, de cómo está de-positada; entonces, gran parte del valor del monumento está en el entendimiento que nos puede dar de su contexto.
En entrevista con La Jornada, el arqueólogo destacó que esta gran intervención científica en el sureste mexicano, al permitir un muestreo de más de mil 525 kilómetros del área maya, es una invaluable oportunidad que no se repetirá en mucho tiempo e hizo hincapié en que está arrojando un enorme cúmulo de datos para decenas de años de investigación.
De igual forma, afirmó que durante las obras se detectaron zonas de singular valor arqueológico, lo que hizo necesario modificar en más de una veintena de ocasiones el trazo del tren.
Los datos nos van a ayudar a comprender, por ejemplo, no sólo lo que hacía homogéneos a los mayas al común exterior, sino lo que los definía internamente, las unidades políticas que existían en esa área a través de los tiempos, los grupos lingüísticos. Son apuntes que van a ayudar a clarificar las hipótesis que se han manejado.
De entre los hallazgos más trascendentes, destaca la colección de entierros descubiertos y recuperados a lo largo de esa ruta, pues a su decir no sólo permiten tener los restos de los antepasados mayas, sino que constituyen una importante base genómica para estudiar a las poblaciones prehispánicas de esa cultura que dará, asimismo, para ser investigada durante mucho tiempo.
De acuerdo con Manuel Pérez Rivas, la parte que se ha priorizado en esos trabajos de salvamento arqueológico es la de obtener información, así como recuperar los bienes de valor patrimonial que son susceptibles de ello, como objetos diversos, cerámica y monumentos.
“A la gente le tiene que quedar claro que buena parte del proyecto es la recuperación de datos y lo que se está priorizando es precisamente la recuperación de la información de todos los vestigios que están registrados.
Podemos asegurar que cada uno de los más de 58 mil monumentos arqueológicos que se han identificado tiene un registro; sabemos su forma, dimensiones, tenemos fotos, datos de excavación y, además, datos digitales, ortofotos y modelos tridimensionales.
De acuerdo con el especialista, este proyecto de salvamento arqueológico no sólo es uno de los más grandes realizados en México y en el que más arqueólogos y especialistas de otras disciplinas han participado, sino también uno de los primeros cuyo registro se está conservando de manera digital.
“La nociones que se están adquiriendo se van a convertir en un patrimonio digital. Esa es otra parte importante: que el proyecto no sólo está haciendo la labor que corresponde al INAH, sino también garantizando que esos conocimientos queden respaldados y sean asequibles.
Eso es un oficio de ley, hacer que esa información sea accesible a la población para que pueda conocer en diversos niveles qué es su patrimonio, de dónde vienen todos los monumentos, entender cómo fueron cambiando las sociedades mayas, que no eran un conjunto homogéneo, sino que tenían una organización política y social, que eran entidades políticas que rivalizaban entre sí. Entonces, es sustancial que estas reconstrucciones histórica y antropológica estén disponibles.
Tras precisar que el trabajo de investigación del proyecto de salvamento arqueológico del Tren Maya aún está en curso, en la fase final de adquisición de datos, Manuel Pérez Rivas consideró que uno de los principales logros del mismo ha sido implementar un método de trabajo que permite adquirir la información en un tiempo mucho menor a lo acostumbrado.
Usando técnicas tradicionales de arqueología hubiéramos tardado más de ocho años en realizar el trabajo de campo, aquí lo redujimos: llevamos tres años. La diferencia es que lo estamos haciendo rápido, de manera eficiente, pero también con más precisión.