Ese proceso gradual en Estados Unidos se aceleró durante los últimos 40 años bajo ese modelo, por definición antidemocrático, el neoliberalismo, con una cúpula política cada vez más lejana del pueblo que pretende representar. Gore Vidal decía que hay un solo partido en Estados Unidos, el Partido de la Propiedad, y tiene dos alas derechistas: republicanos y demócratas
.
Sigue siendo una democracia donde no existe el voto directo popular para elegir a los presidentes, donde varios estados tienen leyes explícitamente diseñadas para suprimir el voto de los pobres y de las minorías, y un proceso electoral viciado por el dinero (más de 14 mil millones de dólares fluyeron en las elecciones federales de 2020).
El ex presidente Jimmy Carter, quien por décadas se dedicó a promover y monitorear elecciones libres alrededor del mundo a través de su Centro Carter, comentó en 2015, después de un fallo de la Suprema Corte aprobando el dinero ilimitado en las elecciones, que Estados Unidos ahora es sólo una oligarquía, con soborno político ilimitado
. Carter advirtió en enero de 2022, un año después del intento de golpe de Trump, que “ahora temo que eso por lo cual hemos luchado tanto para lograr globalmente, el derecho a elecciones libres e imparciales… se ha vuelto peligrosamente frágil aquí en casa”.
Los sondeos y tasas de aprobación de las instituciones políticas estadunidenses siguen registrando una masiva desaprobación de la cúpula política. Un sondeo de 2021, el Survey Center on American Life, registró que casi siete de cada 10 estadunidenses opinan que la democracia estadunidense sólo sirve a los intereses de los ricos y los poderosos.
Hoy dia, 65.5 por ciento contra 26.3 por ciento creen que el país procede en una dirección equivocada con una mayoría reprobando al Ejecutivo, según un promedio de sondeos, reporta RealClearPoltiics. Peor aún, la aprobación del desempeño del Congreso se desplomó a sólo 13 por ciento en la encuesta de Gallup más reciente y una mayoría de 58 por ciento desaprueba del desempeño de la Suprema Corte.
Estos indicadores del grave deterioro del sistema político, y su reprobación por el demos, son acompañados por una economía cada vez más antidemocrática, con la desigualdad tanto en riqueza como en ingresos llegando a niveles no vistos desde poco antes de la Gran Depresión. Los tres hombres más ricos del país tienen más riqueza que la riqueza total de 50 por ciento de los estadunidenses (https://inequality.org/facts/wealth-inequality/).
Mientras tanto, Trump, quien está empatado o le gana a Biden en encuestas recientes al inicio del año electoral, ofrece una opción cada vez más explícitamente fascista, con promesas de represión a disidentes y enemigos
dentro y fuera de Estados Unidos, campañas xenofóbicas antimigrantes, ataques contra los derechos y libertades civiles; todo mientras sus fieles amenazan con violencia política y sus aliados continúan con la censura y hasta quema de libros.
Las alarmas suenan de nuevo, pero con hasta mayor preocupación, sobre la extinción de la democracia con un posible retorno de Trump, y no sólo entre liberales y progresistas.
La ex diputada Liz Cheney, quien era la tercera republicana de mayor rango en el Con-greso, advirtió esta semana: estamos caminando como sonámbulos hacia la dictadura en Estados Unidos
. Robert Kagan, analista político neoconservador en el Brookings Institution, ofreció la misma advertencia en el Washington Post sobre un retorno de Trump, al afirmar que hay un camino claro hacia la dictadura en Estados Unidos y se está acortando cada día
.
¿Continuará alumbrado el (autoproclamado) faro de la democracia?
Staple Singers. For What It’s Worth. https://www.youtube.com/watch?v=ChVHnFWYKwo
Playing for Change. Waiting on the World. https://www.playingforchange.com/videos/waiting-on-the-world-to-change-song-around-the-world