Ayer se cumplieron siete días de la gran feria de puertas y mentes abiertas del libro y la cultura de Guadalajara, en su versión 37. Algarabía de palabras plurales y presencias diversas, donde año con año se dan cita autores, lectores, oficinistas, académicos, estudiantes, jóvenes y niños para participar en actividades, presentaciones, exposiciones, homenajes y, desde luego, la posibilidad de encontrarse con una amplísima oferta de títulos y precios, asequibles a todo pueblo.
Comparto con los lectores de La Jornada una versión de las notas preparadas para la presentación de Bad hombres: Teorías de conspiración y narrativas de riesgo en México (México, Festina y UAM 2022), de Gonzalo Soltero, profesor-investigador de la ENES-León de la UNAM.
Se trata de un relato bien escrito, entretenido, en el que su autor va desenredando una madeja conformada por cuatro teorías conspirativas que dan “forma y rostro” a los Bad hombres. Las dos primeras se refieren al viaje de Lee Harvey Oswald a México unas semanas antes del asesinato de John F. Kennedy. Así, Gonzalo se adscribe a uno de los temas que han fascinado a los escritores de todas las épocas que, en opinión del profesor Peter Knight (El complot, toda una historia, https://es.unesco.org/courier/2021-2/complot-toda-historia), son las doctrinas esotéricas, las sociedades secretas y las conspiraciones “(…) una especulación imaginaria acerca de la existencia de un grupo que, oculto entre bastidores, manipula los acontecimientos”.
En el recuento del breve viaje de Oswald a México, Gonzalo nos comparte las huellas que encontró y cómo esa breve estancia detonó las narrativas de conspiración que, con buena prosa y muchos expedientes consultados, nos relata: que había acudido a una fiesta de twist llena de procubanos; que se había reunido con estudiantes comunistas de la UNAM; que se había enredado amorosamente con una trabajadora de la embajada cubana. Afirma: “El magnicidio probablemente fue planeado al sur de la frontera estadunidense durante la visita de Oswald (…) México aparece aquí como el rincón oscuro del mundo donde se concretó el asesinato de JFK”.
Como toda buena conspiración, demanda para ser “creíblemente verdadera”, la del viaje y la estancia del Oswald no es la excepción, por lo que no ha estado exenta de teorías, hipótesis, dichos… Pero la investigación realizada por Gonzalo le permite sostener una hipótesis: las historias tejidas en torno a la estancia de Oswald son un engaño, afirma, carecen de credibilidad, obedecen a diversos intereses, incluso recientes, de probar una conspiración detrás del asesinato de Kennedy.
“Las otras dos narrativas de conspiración son leyendas urbanas sobre crímenes que se volvieron muy populares en México a través de su diseminación por correo electrónico entre 2005 y 2007, conocidas como Luces apagadas y Burundanga. La primera se difundió como breve advertencia sobre un rito de iniciación entre pandillas (…) La segunda historia advierte sobre una sustancia utilizada por delincuentes capaz de someter a quien la huela o toque, transformando a la persona en un zombie (…)” (pp.16 y 17).
El libro discute por qué narrativas como las teorías de la conspiración y las leyendas urbanas de la criminalidad logran una suspensión tan alta de incredulidad entre sus receptores, sobre todo en México, independientemente de ingresos, educación o perfil étnico “(…) Las narrativas de conspiración nos advierten que todo va en declive. Las narrativas conspiratorias son historias sobre Ellos (…) La mera alusión a su presencia es a veces suficiente para explicar todos los percances y fechorías de la sociedad. Actúan como una sombra junguiana colectiva que le da un patrón, propósito y significado a la aletoriedad (…) su valor cultural yace en cómo producen y aportan significado (…) no está de más aclarar que hay conspiraciones reales, así como escuadrones maléficos que sí existen. (p. 12 y ss).
Conformado por siete capítulos, Bad hombres… “Narrativas conspirativas”, “Bad hombres en contexto”, “Oswald baila el twist”, “Pandillas de sangre y drogas zombis”, “Análisis textual”, “Complejidad y control” y “Lecturas metafóricas y atávicas”, Gonzalo Soltero teje con rigor y meticulosidad tramas, rostros, sucesos, circunstancias que contribuyen a construir o alentar las conspiraciones que, como buen relato, siempre cambian y se modifican, adquieren nuevas pistas o contornos, detalles no vistos… quizá porque nos sirven para sostener la verdad que cada uno de nosotros quiere tener como verdadera.