Argentina saltó de la catástrofe al caos: en unas semanas se instalará de modo creciente. Una democracia que se limita a contar los votos para elegir representantes, y no incluye en su idea y en sus prescripciones jurídicas los derechos humanos y la temperancia de la desigualdad social, puede elegir dementes o cretinos, como Javier Milei.
La dolarización para detener la inflación, plan de Milei hasta días después de su elección, empezó a hacer agua con rapidez. El banquero Emilio Ocampo que sería presidente del Banco Central (BC) para “dinamitarlo desde dentro” y operar la dolarización, ya no lo presidirá, debido a la decisión de Milei de “posponer” su ocurrencia. La posposición se debe a la designación de Luis Caputo como ministro de Economía, personaje que fue ministro de Finanzas y presidente del BC, con Mauricio Macri. Ya es un secreto a voces. La operación de la economía será decidida por la visión de Macri y por varios de sus ex colaboradores, con el apoyo del partido de Macri.
Por tanto, no vamos a enterarnos cómo es una dolarización sin dólares y con “reserva” negativa del BC. Sin embargo, la cabeza atroz de Milei advirtió que el objetivo de cerrar el BC, “no es negociable”: lo cerrará sin dolarizar, ¿qué significará eso?
Milei saltó de personaje menor de la Tv, a candidato presidencial estrafalario con estilo histérico para representar la desesperación de las mayorías. En campaña dio a conocer la clonación de su hijo, el perro Conan, y su feliz decisión: por 50 mil dólares,tiene ahora cuatro nietos clonados de Conan; se llaman Robert, Lucas, Milton y Murray, en honor a cuatro impresentables economistas neoclásicos, neoliberales.
Milei ganó en 21 de las 24 provincias argentinas. Perdió con menos de un punto porcentual en la de Buenos Aires, que aporta el mayor número de votos. En las cinco provincias siguientes por el número de votantes, Córdoba, Santa Fe, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mendoza y Tucumán, el aluvión de votos por Milei fue impresionante: 74.05, 55.7, 57.24, 71.14 y (sólo Tafí Viejo), 57.06 por ciento, respectivamente. La participación nacional de votantes fue muy alta: 76.3 por ciento.
Para el observador externo, impresiona la pérdida de votos del peronismo y su fuerza cultural histórica. Si ésta se conserva en el sustrato del imaginario ciudadano, fue acallada al elegir a Macri en 2015 y ahora al elegir a Milei, después de haber votado en 2019 al ineficaz gobierno peronista de Alberto Fernández.
La inflación argentina, superior a 140 por ciento anual, es un alud que todo lo devasta. Milei cree que se trata de un fenómeno monetario. Una falsedad perversa y cínica al extremo. El FMI, el gran capital, las derechas, ocultan que el grado de la inflación argentina no es resultado de la agregación de conductas individuales (personas y empresas) en un contexto de inestabilidad de precios.
La inflación argentina ha sido empujada al máximo por el gran capital, que posee el mayor poder para decidir los precios en el anonimato de la ejecución empresarial. Con esa inflación el gran capital se ha atiborrado de ganar plata, para después, con el más perverso de los cinismos, hacer una campaña artificiosamente construida, contra el gobierno peronista, al que atribuye la espiral creciente de los precios, provocando que las mayorías voten contra sí mismas, al votar a Milei. Es difícil hallar mayor perversidad. Es así, sin perjuicio de la crítica al gobierno retraído de Fernández.
Y lo que viene: FMI, Macri, Milei, el gran capital, dirán que llegó la hora de “sincerar” la economía. Es ineludible un “ajuste”. El gobierno, en grandes problemas para atender a 40 por ciento de la población en pobreza, y muchos problemas más, será achicado severamente por Milei. La existencia misma del Estado es el problema, dice el presidente electo. No sólo el Estado, el tamaño de la economía será reducido con el ”ajuste” y la pobreza aumentará. Para el gran capital, será un gran negocio. La inflación puede ceder –nada es seguro–, porque la actividad aeconómica será bruscamente frenada. Los dólares de las exportaciones de bienes primarios de Argentina servirán para amortizar deuda en alguna medida, pero es posible que el FMI aumente aún más su deuda impagable…: el caos económico y social se instalará.
El mayor activo político del peronismo es ahora Axel Kicillof, quien ganó la relección del gobierno de la provincia de Buenos Aires con un eficaz trabajo político. El procesamiento dentro de las corrientes del peronismo será ardua. Máximo Kirchner, hijo de Cristina, estuvo en contra de que Kicillof buscara la relección. En encuesta posterior a la elección presidencial, que preguntó quién quedaría al frente del peronismo, Kicillof obtuvo la mayor preferencia con 34 por ciento de los encuestados; Cristina obtuvo 9.3 y Máximo Kirchner 3.9 por ciento, entre otros.
Argentina se topó con el inefable, un outsider de extrema derecha, neoliberal fuera de tiempo. Un instrumento del gran capital. El daño será inmenso.