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Xóchitl Gálvez, precandidata del frente opositor a la Presidencia, durante su informe a los ciudadanos en el Monumento a la Revolución, el pasado 12 de noviembre. Foto ‘La Jornada’
27 de noviembre de 2023 07:36

Dicen por ahí que, escondida en el último rincón de la política mexicana, aparece una precandidata a la Presidencia de la República por esa entelequia denominada Frente Amplio por México (ahora Coalición Fuerza y Corazón por México; mañana quién sabe) que desde el principio sólo ha sido una figura decorativa que mete la pata un día y el siguiente también, sin enterarse de que las decisiones se toman en otra parte, con todo y su equipo de trabajo, mientras ella se apasiona con TikTok, en la creencia de que así ganará la elección, por mucho que lleve entre 30 y 50 puntos de desventaja frente a Claudia Sheinbaum.

Gálvez es cada día más débil, y mientras ella la pasa bomba jugando a quién es más, fuera de cámara los tres cochinitos (Alito, Marko y la cara visible de los Chuchos) siguen las instrucciones del dueño de la granja (Claudio X.), se sirven con la cuchara grande y se reparten el pastel. En síntesis, por si a estas alturas hubiera duda, Ladygelatinas está condenada al fracaso.

Poco antes del triunfo electoral del esperpéntico Javier Milei en Argentina, el mafioso Mauricio Macri –cabeza visible de Juntos por el Cambio– hizo público que el ahora presidente electo lidera una agrupación no madura, sin equipo y fácilmente infiltrable. Perdió su candidata (Patricia Bullrich, un personaje verdaderamente nefasto), por lo que el ex mandatario llevó a cabo su maquiavélico plan: aprovechó lo que él mismo denunció y se dedicó a infiltrar a esa agrupación no madura y ahora al menos la mitad del gabinete de Milei es macrista –especialmente en áreas sensibles como economía y seguridad–, con la consigna Milei al gobierno, Macri al poder.

Valga ese ejemplo para dar una idea, guardada toda proporción, de cómo se manejan las cosas en el Frente Amplio/Corazón por México, aunque aquí, desde ya, el plan de los tres cochinitos y el granjero no pasa de ser un sueño guajiro –aunque muy lucrativo–, toda vez que ni de lejos tendrán el gobierno y menos el poder. Sin embargo, en medio de su derrota más que cantada, el equipo de Xóchitl está más que infiltrado por personajes del foxismo, el calderonismo y demás fuerzas oscuras de la clase política tricolor, cuyo objetivo no sólo es el manejo de eso que llaman campaña, sino, especialmente, acaparar las candidaturas al Congreso, desde donde, suponen, todo controlarán y decidirán, mientras la doña se contradice cotidianamente, dice una carretada de babosadas, nadie le hace caso y, por ende, juega al TikTok. Lo mejor del caso es que ni ella cree en sus propios dichos (a mí no me mandan; ¡yo soy cabrona, soy entrona!).

Entre las infiltraciones más recientes aparece el nefasto Maximiliano Cortázar (Max, para los cuates), ex baterista del grupo musical Timbiriche, ex coordinador de Comunicación Social de Borolas (en ese departamento también participó con Fox, con el güero Castañeda y con el propio Calderón en la Secretaría de Energía, para después sumarse a su campaña electoral; en todas esas áreas repartió dinero a manos llenas para los periodistas amigos), quien a partir de ya se suma al equipo de comunicación del mencionado Frente-Corazón.

A mediados de 2010, Max fue defenestrado por Borolas y en su lugar puso a Alejandra Sota (“la pinche Sota, que filtra todas nuestras llamadas telefónicas; saludos a Genaro García Luna, quien nos graba en lugar de grabar a El Chapo”, según denuncia de Josefina Vázquez Mota en 2012, como candidata panista a Los Pinos, acusándola de espionaje político), que entre otras gracias mucho tuvo que ver, junto con el impresentable Javier Lozano Alarcón, con el despido de Carmen Aristegui de MVS.

Otra joya al equipo de campaña de Xóchitl: el tricolor Miguel Riquelme, gobernador de Coahuila en funciones, porque, dijo la del TikTok, es un buen operador electoral (¿quiso decir mapache?), por mucho que se trate de otro impresentable que, junto con la panista María Eugenia Campos, se amparó para evitar la distribución de los libros de texto gratuitos.

Consuelo Sáizar también se subió al carro de las gelatinas. Ex presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes con Felipe Calderón y directora del Fondo de Cultura Económica con Fox y la mitad del sexenio de Borolas. En vía de mientras, en lista de espera está el ególatra Lorenzo Córdova, también columnista de Latinus, quien, al grito de fuera máscaras, ya se pavonea públicamente con los panistas. Y los que faltan.

Las rebanadas del pastel

Lo mejor del caso es que Xóchitl presume que con ella ya viene el cambio.

Twitter: @cafevega

 
 

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