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Bienvenida, señora presidenta

24 de noviembre de 2023 00:04

Bienvenida, señora presidenta de la República. No hay un error en el saludo. Estando consciente de que usted asumirá formalmente el cargo el 1º de octubre de 2024, es posible saludarla así.

Será usted la primera dama que llega al cargo plenamente por voluntad del pueblo. Se enfatiza el “voluntad del pueblo” porque distinciones anteriores, apenas semejantes, pero significativas tuvieron una razón tan poco republicana que privó de respetabilidad al hecho.

La primera gobernadora estatal, Griselda Álvarez, y la primera secretaria de Estado, Rosa Luz Alegría, tuvieron como razón única para hacerlo al capricho presidencial de José López Portillo. Un privilegio deslucido por ambas al promoverse así, el primer surgimiento femenino no tuvo bases respetables.

En contra ha habido casos donde coincidieron género femenino, profesionalismo, prestigio y nombramientos a altos cargos: es el de Rosario Green, licenciada en relaciones internacionales, embajadora en Alemania y Argentina, senadora, embajadora emérita, subsecretaria de Asuntos Políticos de la ONU, finalmente secretaria de Relaciones Exteriores. En América Latina fueron presidentas: de Costa Rica, Laura Chinchilla; de Nicaragua, Violeta Chamorro; de Brasil, Dilma Rousseff, y de Chile, Michelle Bachelet.

Xóchitl Gálvez o Claudia Sheinbaum, será Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos. Así, el título completo, con todo su peso moral, político, jurídico y honores. En consecuencia estará ante el terrible compromiso de justificar su logro ante la historia. Del proceso electoral están corriendo más decires referidos al cargo presidencial que nunca.

Del compromiso que se adquiere por pertenecer al género femenino aún estamos por leer, oír y decir casi todo. Esperamos contenidos constructivos, sensatos, analíticos, de gran calado. Los suscribirán convencidos antropólogos, feministas, sociólogos, políticos y, en fin, decenas de sabios y resabios. Sobre la responsabilidad de la presidenta la expectación será enorme.

En ese ambiente la voz más esperada será la de la propia jefa de Estado. La diferencia de género no será materia de campaña, pues ambas contendientes son mujeres. Los argumentos en defensa u oposición al género distinto hubieran sido huracanados, no hubo lugar a ellos.

Es deseable analizar los argumentos que definen como favorable a la presidencia femenina. Dicho breve y enfáticamente: importa conocer el cómo se espera que ella interprete al país y al mundo desde su mítica silla. Que se diga, desde la óptica de la mujer, con qué conciencia asume el cargo. Hay que insertar en la discusión pública qué significa que una mujer en el poder gobierne a un pueblo secularmente masculino.

Esa novedosa situación exige de la presidenta externar su posición. Deseable es conocer la interpretación pública propia de la mujer quien pronto gobernará a 130 millones de seres de los cuáles poco menos que la mitad pertenecen al mundo masculino, género milenaria y mundialmente sobrevaluado. También sería útil repasar los factores que hicieron que hombre y mujer tengan percepciones y reacciones cada día más semejantes.

Unos factores han sido educación y comunicaciones. Aunque no fueron creados para promover la igualdad, sus efectos ahí están, fundamentalmente en los enormes campos de las libertades y oportunidades. El feminismo en el poder se posee y ejerce desde una perspectiva distinta a lo masculino. Por milenios el varón se identificó como determinante de la esencia, convicciones, leyes y costumbres de la tribu humana.

Por cada cuantiosos hombres brillantes aparecían pocas mujeres; estaban obstruidas. Pues ya no. Habrá que reformar tanto preceptos legales como prácticas corrientes, aquellas que no se pensaron como duales en sus momentos originales en cuanto al género. El artículo 80 constitucional en sólo tres líneas menciona dos veces como masculino a quirn fuera titular del Poder Ejecutivo. ¿Que es una observación vacía?

Pues no, aquel mundo fue concebido sin preocupación de que existiría gobernado por un solo temperamento y así ha marchado, pero eso terminó. El hecho abre un enorme campo a la especulación, se desatará mucho sensato y mucha maldad. Se asegurará que la presidenta es un crisol de virtudes. O no, se sostendrá que es un cúmulo de desatinos. Todo lo bueno o lo malo sólo tendría una explicación: ¡es mujer!

El pensamiento y la acción de los seres humanos pertenecen a dos hemisferios, dos que son semejantes y desemejantes. Su interacción total en el acto mágico de procrear muestra que son diferentes y complementarios. Es la vida conyugal, es la magia de todo lo vivo. Dicho esto con respeto a otras definiciones, no todo lo humano es binario.

Si todo esto fuera aceptable, entonces, ¿no sería orientador saber cuál es la perspectiva histórica de la primera presidenta de México respecto de su país y del mundo entero? Otra vez, señora presidenta, bienvenida. Viene usted a ensanchar los caminos de la igualdad, será ventana al aire, puerta frente al destino. La hemos seguido cuidadosamente. Ahora: ¿señora, cómo se percibe usted misma en la Presidencia?

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