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Economía moral

24 de noviembre de 2023 07:49

A diferencia de Thomas Hurka (TH), que afirma que la presencia de todas las propiedades de la EH en todos los individuos es necesaria para que el perfeccionismo (PF) sea válido, György Márkus (GM) distingue el nivel de la especie del nivel individual y, al introducir la TMA (Teoría Marxista de la Alienación), afirma la posibilidad y realidad de que exista una grieta entre el desarrollo social –que sigue las tendencias universalizadoras y liberadoras de los elementos constitutivos de la EH– y las condiciones unidimensionales, lisiadas, estáticas, de la mayoría individual bajo el capitalismo y la alienación. Esto significa que el PF de la Antropología Filosófica Marxista (AFM) difiere radicalmente del PF de TH y de otros: una divergencia epistemológica y metodológica. TH, como casi todos los filósofos no marxistas, excluye de sus herramientas conceptuales el concepto de alienación, que los hace ciegos a las propiedades que los individuos pueden perder, o nunca adquirir, a pesar de ser sus portadores potenciales; p. ej. capacidades (C) para el trabajo creativo y el pensamiento crítico. También rechazan la dialéctica y los puntos de vista holísticos. Gerald A. Cohen (GAC), uno de los fundadores del marxismo analítico, acepta y utiliza el concepto de alienación, pero rechaza la dialéctica y el holismo: “Los marxistas analíticos no creen que el marxismo posea un método distintivo y valioso. Otros marxistas creen que sí tiene un método así al que llaman ‘dialéctico’. Creemos que no existe una forma dialéctica de razonamiento que pueda desafiar el razonamiento analítico” (GAC, Karl Marx’s Theory of History. A Defence, 2000). En el sentido más estricto de analítico, el marxismo analítico se opone al pensamiento holístico, lo que conlleva “rechazar el punto de vista en el que las formaciones y clases sociales son representadas obedeciendo leyes de comportamiento que no son función de las conductas individuales, continúa GAC. Todos los marxistas analíticos se opondrían a él: un microanálisis es siempre deseable y siempre en principio posible”. La AFM está de acuerdo con la afirmación de TH de que El mejor PF equipara la naturaleza humana (NH) con propiedades esenciales de los SH en su condición de seres vivos. La AFM respalda lo que los humanos deberían hacer: desarrollar sus FEH (fuerzas esenciales humanas), de acuerdo con TH, quien dice que una objeción al PF es que la inclusión de una propiedad en la NH es, aunque coherente, en parte evaluativa. Incluir una propiedad en la NH no es hacer una afirmación fáctica sobre ella, sino decir que la propiedad es de alguna manera importante/deseable y, por tanto, utilizar estándares de evaluación anteriores, concluye la objeción. TH responde que si la semántica más conocida es correcta, el concepto de esencia es descriptivo; y si la naturaleza es esencia, el concepto de NH también es descriptivo. Decir que la EH comprende las propiedades mencionadas antes, como lo hace la AFM, es una afirmación descriptiva, aunque tiene un atractivo moral: parece bueno.

Agnes Heller (AH), en Hipótesis para una teoría marxista de los valores, dice: “Consideramos probado que, partiendo de la concepción ontológico-social de Marx, no es posible hacer una ‘derivación’ empírica del valor (V). Pero se pregunta si existe para Marx algún V universal, básico, del que se puedan derivar axiológicamente todas las posiciones de V particulares. Y responde: “afirmamos que en la obra de Marx se dan axiomas axiológicos universales de los que se derivan axiológicamente todos los V y todos los juicios de V que él acepta. Es una categoría ontológica primaria (no empíricamente derivable de otras): la riqueza, que es el despliegue multilateral de las FEH. AH enumera dos axiomas axiológicos marxistas: El 1° dice: El valor es todo lo que contribuye al enriquecimiento de las FEH, todo lo que las promueve. El 2° dice: El V supremo es la circunstancia de que los individuos pueden apropiarse de la riqueza de la especie. Marx deriva todo V de estos dos axiomas axiológicos.; p. ej., el núcleo de todas las críticas de Marx a las sociedades basadas en comunidades naturales es que en ellas la riqueza humana no es un fin (la comunidad natural persigue objetivos limitados), lo que explica la mezquindad de los individuos primitivos. Para el análisis de las FEH cuyo despliegue constituye la riqueza, AH se remite a Marxismo y antropología, de GM, pero lo malinterpreta porque identifica los momentos de la EH (sociabilidad, trabajo, libertad, conciencia y universalidad) como si fueran las FEH. Por tanto, equipara EH con FEH. La posición de Marx es que esos momentos son los que distinguen al hombre como ser genérico del animal. El SH, dice AH, entra en la historia con esas categorías como dynamis. Como toda especie, sólo puede desplegar su propia dynamis: desarrollará precisamente esas energías o fuerzas esenciales. Aquí se evidencia el error de interpretación de AH porque los momentos de la EH no pueden ser vistos como energías o fuerzas. Por tanto, concluye AH, la interpretación de las FEH es, en el caso de Marx, también una decisión axiológica. En este sentido, la riqueza como axioma axiológico es al mismo tiempo ambas cosas y con igual intensidad, añade AH, un a priori y un a posteriori. La posición de AH parece ser que las FEH y los momentos de la EH son conceptos evaluativos, mientras que GM dice: “Marx considera V humanos –V que surgen y existen dentro del proceso de cambio histórico, pero que una vez creados tienen una pretensión de objetividad y generalidad– precisamente aquellos aspectos del desarrollo humano que expresan y promueven –en forma objetiva o subjetiva– el despliegue y la actualización de la EH”. Interpreto esto como FEH, es decir, necesidades y capacidades, y separo FEH de los momentos de la EH. La necesidad de un concepto descriptivo de NH es, según algunos objetores del PF, que el concepto constituya una moral autosustentable que no requiera estándares evaluativos previos. Pero como hemos visto, TH responde que el concepto de NH no es evaluativo si la NH es esencia. Argumenta, siguiendo a Kripke ( Naming and Need), que si la estructura atómica es esencial para un elemento como el oro, esto no se debe a una preferencia moral por las propiedades atómicas. En todo caso, puede deberse a una preferencia explicativa. Un punto de vista epistemológico común sostiene que las propiedades esenciales se identifican por su papel central en las buenas explicaciones científicas. Decir que los SH deben desarrollar moralmente las propiedades centrales de las buenas explicaciones científicas es caracterizar su bien mediante el uso de estándares que no son morales. Es tomar prestadas normas de la ciencia, y para fines morales estas normas son descriptivas. Si nuestros estándares para una buena explicación exigen verdad, simplicidad y poder predictivo, entonces TH reformula el ideal de PF como –haciendo explícito su carácter descriptivo–: La buena vida humana desarrolla en alto grado las propiedades centrales de las explicaciones más verdaderas, simples y predictivamente poderosas de otras propiedades humanas. TH concluye que este ideal puede fundamentar una moralidad independiente. No usamos estándares morales para identificar las esencias de los géneros no humanos, y no hay razón para pensar que debemos usarlos con los humanos”, dice TH.

 
 

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