México no ha podido maximizar el proceso de producción compartida transfronteriza, pues el país no cuenta con una estrategia integral para aprovechar las ventajas del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), consideró Valentín Díez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce).
Al inaugurar el 29 Congreso del Comercio Exterior, el dirigente empresarial comentó que el debido a la relocalización, fenomeno que acerca los centros de producción para lograr un mejor encadenamiento productivo, el potencial de negocios se ha incrementado en el país por la “enorme ventaja por la experiencia lograda a través de la maquila”.
“Desafortunadamente, no hemos podido maximizar el proceso de producción compartida transfronteriza, por la carencia de una estrategia integral que permita aprovechar las numerosas ventajas comparativas y desarrollar ventajas competitivas”, dijo.
Apuntó que lo anterior era el objetivo final del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que fue modernizado para convertirse en el T-MEC.
“A través de este proceso, se buscaba crear mayor valor agregado, mayor número de empleos y mayor volumen de riqueza, para generar bienestar en nuestro territorio y, así, contribuir de manera sólida y sostenible a evitar la emigración de grandes núcleos de trabajadores nacionales a los Estados Unidos”, explicó.
“Sin duda, el nearshoring (relocalizacíón), nuevamente nos está brindando una oportunidad que debemos de aprovechar tomando conciencia de las enormes ventajas que tenemos y de los problemas que enfrentamos”, dijo.
Por su parte, Francisco Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) comentó que para mantener el dinamismo de la economía mexicana, apoyada en la relocalización, es necesario garantizar el Estado de derecho y la seguridad.
Anotó que en el crecimiento económico de México el comercio exterior y la inversión son necesarias, pero estas requieren del los factores mencionados.
Recordó que en comercio, el país se ha convertido en el socio principal de Estados Unidos, la primera economía del mundo, con un intercambio de más de 600 mil millones de dólares, mientras que la Inversión Extranjera Directa sumó más de 32 mil millones de dólares en en enero-septiembre.