Parece ironía, pero a lo mejor hay algo en el fondo, algo tan importante, tan significativo que obligó a Claudia Sheinbaum a iniciar su campaña en Veracruz y no en la Ciudad de México.
El hecho, que ha sorprendido a muchos, ha servido para levantar un buen número de interpretaciones. Un nutrido grupo de morenistas asegura que no hay trasfondo en él, pero hay otros que dicen que Claudia no quiso iniciar en la entidad que gobernó.
Aunque el próximo domingo hará campaña en la capital del país, hay quienes quieren advertir, según ellos, que la ex jefa de Gobierno no se siente tan a gusto en las tierras donde fue electa y de donde despegó su carrera.
No obstante, el supuesto que explica la situación parte de la idea de que decidir por Veracruz como el lugar para iniciar la carrera formal por el gobierno del país no es otra cosa que la estrategia que han marcado los consejeros que tripulan la nave de la candidata.
Y es que todo pareciera indicar que la Ciudad de México, en términos electorales, después de lo sucedido en 2021 necesitaría, más que el costero Veracruz, de un empujón para salvar algunos espacios marcados con bandera roja.
Pero así no lo consideró el grupo político que impulsa a la doctora, como suelen llamarla sus cercanos, y esgrimieron razones que no son públicas para hacer a un lado la opción de la ciudad capital.
También se esgrimió el argumento que señala la popularidad de Claudia en esta ciudad, lo que no haría tan urgente su presencia aquí, pero también es muy conocida en Veracruz y en todo el país. Para eso inventó el periodo anterior en el que la difusión de su persona fue más que abundante.
Pero hay una razón que podría matar a todas las anteriores, y también podría mandar algún mensaje. Resulta que este 20 de noviembre se conmemoró un aniversario más de la constitución de Morena como asociación civil y por ahí hubo un acto de campaña que se hubiera encendido con la presencia de la doctora y el evento en sí hubiera desmerecido.
Y aunque existen restricciones por parte de los órganos electorales, ahora viene la etapa de las ideas mucho más formales; por eso la candidata deberá tener mucho cuidado con la gente que la rodea e identificar a la oposición que, aunque nadie lo crea, está dentro de Morena.
En fin, el asunto es que ya desde el inicio, con un discurso muy bien logrado, la candidata de Morena a la Presidencia de la República ha empezado a esbozar un camino del que no se despegará y que tiene como eje la honestidad, camino en el que encontrará a muchos enemigos, y ni modo, hay que decirlo, muchos de su propio partido.
De pasadita
Por cierto, ya es hora de que Morena empiece a tratar de ser un partido político y no ese objeto gelatinoso que se mueve al compás de algunas órdenes y que aglutina a los incapaces, a los ladrones, a los que no han dejado de ser lo que eran, y desde luego a una gran militancia que no se merece el contagio que puede causar esa otra cara de Morena que se ha adueñado de muchos sitios de poder.
Así las cosas, pasada la elección se tendrá que empezar a pensar en Morena y no en los comicios que tiene enfrente. Los triunfos de hoy son los fracasos de mañana si no se tiene rumbo y dirección.
Consolidar a Morena como partido político es un deber para la causa de la izquierda, que ya no puede seguir recogiendo el cascajo de otras casas. Tal vez falta el líder, tal vez es necesario hacer que Mario Delgado actúe sin la presión electoral para demostrar que sí puede. Tal vez.