Ciudad de México. El pasado viernes, un grupo de mujeres con el rostro cubierto golpeó en su salón de clases a un maestro del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyt) 8, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), a quien señaló como supuesto responsable de actos de acoso sexual, además de que grabó el ataque y subió el video a redes sociales.
En uno de los videos que se han dado a conocer, de 3:39 minutos de duración, se puede ver cómo el docente es acusado por una joven vestida de negro y encapuchada de “acosar maestras, alumnas y hasta amenazarlas”, al tiempo que le dice: “No lo queremos dentro de la institución, y si esto no se cumple, no nos va a quedar más hecho que irnos a paro porque no es la primera vez que lo hace”.
En ese mismo tono, la joven señala que el docente ha tenido relaciones con menores de edad y pide cosas indebidas para aprobar su materia. Acto seguido, alrededor de 10 mujeres golpean y patean al profesor, que se encuentra en el suelo, mientras lo acusan de “pederasta”, lo insultan y le lanzan pintura en aerosol.
En otros videos que circulan en redes sociales, se puede observar que el maestro es arrastrado hacia la puerta del salón, mientras decenas de alumnos celebran afuera el ataque y gritan consignas contra el docente. Se puede apreciar también que en las paredes de la escuela fueron pintadas frases contra el profesor atacado y contra la persistencia del acoso sexual.
Luego de darse a conocer este material, diversos usuarios de redes señalaron que este tipo de agresiones podrían repetirse en otros planteles, entre ellos el Cecyt 6. “Si el Politécnico no nos cuida, vamos a hacer justicia por nuestra propia mano contra los acosadores, como lo hicieron nuestras compañeras en Voca 8”, se lee en uno de los mensajes.
Hay clima de temor y falta de información de autoridades: maestros
Consultados sobre el tema, profesores del Cecyt 8 –quienes pidieron reservar su identidad, por temor a represalias--, señalaron que entre los maestros de la escuela hay un ambiente de “temor” por la posibilidad de ser atacados.
“Es una impresión generalizada de preocupación de que a veces las autoridades le han permitido a los jóvenes que hagan lo que quieran, y entonces tal vez al rato van a querer hacer justicia por propia mano en cualquier situación, sin que realmente haya pasado (una situación de abuso). Al rato van a decir ‘vamos a ir contra todo el que esté en contra de nuestros ideales o que nos haya reprobado’”, indicó uno de los maestros consultados.
Aunque admitió que los procesos de investigación de supuestas agresiones son “muy lentos” dentro del IPN, el docente también resaltó que “en muchas ocasiones las denuncias sólo son de ‘tendedero’ y hasta ahí se quedan, no se les da seguimiento adecuado y no hay desahogo de pruebas”.
De igual forma, lamentó que “los profesores nos sentimos vulnerados porque no se nos brindó apoyo (por parte de las autoridades). No se nos decía ‘ya retírense’, hubo una ineficiencia de que nos dejaron ahí y nos sabíamos ni qué hacer. Debe haber un protocolo bien establecido también para alumnos y maestros cuyos derechos son vulnerados al ser denunciados falsamente”.
Otra maestra del plantel coincidió en que “hubo falta de comunicación para decirnos qué hacer o qué no hacer mientras se presentaba esta situación. Sí hay una sensación de temor por parte de los profesores; tenemos miedo de que esto se extienda y no podamos generar una llamada de atención o reprobar a los alumnos, porque pueden llegar a golpearnos”.
Asimismo, llamó la atención sobre el hecho de que las responsables del ataque hayan logrado pasar los filtros de seguridad del plantel, y apuntó que, si bien “son lentos los mecanismos de denuncia” de casos de violencia de género dentro del IPN, ello “no justifica que hay ocurrido algo así”.
La principal responsabilidad es de las autoridades, por inacción, dicen académicas y activistas
Por su parte, investigadoras y especialistas en temas de violencia de género señalaron que aunque este tipo de agresiones no se puede justificar, tampoco debe perderse de vista que dichos episodios tienen su origen en la falta de atención a las denuncias de las víctimas y el hartazgo social que ello genera.
El caso del Cecyt 8 “me parece muy doloroso, porque sintetiza el drama de la violencia contra las mujeres en este país, que es estructural y sostenida por instituciones que, por acción u omisión, permiten que los agresores continúen actuando en la impunidad”, señaló Aimée Vega académica del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEEICH), de la UNAM.
“Desde luego no justifico ese ejercicio de violencia por parte de las estudiantes. De eso no se trata el feminismo, que es una filosofía política de derechos humanos por la construcción de la paz. Definitivamente, nunca reivindicamos la violencia como el mecanismo para alcanzar la paz”, enfatizó.
No obstante, la experta señaló que, con base en lo que se conoce hasta el momento sobre el tema, “lo que veo es una acción motivada por la indignación, por la desesperación de ellas, ante un problema estructural que implica la responsabilidad de instituciones del Estado que alientan la impunidad con la que se pueden conducir los agresores”.
En ese tono, indicó que uno de los riesgos en estos casos es que los supuestos agresores asuman después el papel de víctimas, y que las autoras de este tipo de acciones se expongan después a ser señaladas o perseguidas.
“Insisto en que la violencia es inadmisible, pero eso no depende de la decisión de una chava de tomar justicia por propia mano o no, sino que tiene como principales responsables a las instituciones, y aquí tendríamos que cuestionar qué es lo que no están haciendo para evitar que esto suceda”, apuntó.
En el mismo sentido, Renata Villarreal, fundadora e integrante de la organización Marea Verde México, coincidió en que agresiones como las ocurridas en el Cecyt 8 son condenables, pero tienen como contexto la falta de investigación de los señalamientos de las víctimas y la impunidad que ello genera.
“Es preocupante, porque lo que pasó es una muestra de cómo no están funcionando las cosas. Obviamente no apoyo los linchamientos, no apoyo la justicia por propia mano, pero menos del 2 por ciento de los casos de hombres denunciados (por alguna agresión de género) llegan a condena”, indicó.
La activista subrayó que las escuelas siguen siendo espacios donde ocurren actos de violencia sexual contra alumnas por parte de maestros, muchos de ellos generados a través de la manipulación, y no sólo por coacción física directa.
“Cuando una mujer recurre a esto (golpear a supuestos violentadores), es porque ya hay un hartazgo tremendo”, estimó Villarreal, quien al mismo tiempo advirtió sobre el riesgo de que haya casos en donde personas que no han cometido ninguna agresión de género también resulten atacadas.
Este diario le solicitó al IPN algún posicionamiento sobre el tema, pero hasta el momento no ha recibido respuesta. El Cecyt 8, en su página web y sus redes sociales, no se ha referido al caso. También se consultó a fuentes del sindicato del plantel, las cuales prefirieron no hacer comentarios al respecto.