Rafah. Los sistemas de comunicaciones en la Franja de Gaza no funcionaban por segundo día consecutivo el viernes debido a la falta de combustible para alimentar las redes de internet y telefonía móvil, lo que llevó a las agencias de ayuda a suspender la entrega de suministros de emergencia al tiempo que advertían que la población podría morir pronto de hambre.
Israel seguía avanzando en la Ciudad de Gaza y sus tropas han estado registrando el mayor hospital del sitiado enclave palestino, el de Shifa, en busca de pistas de un centro de mando de Hamas que, según su ejército, estaba ubicado bajo del edificio. Las fuerzas israelíes han mostrado lo que dijeron que era una entrada a un túnel así como las armas encontradas en un camión en el interior del complejo hospitalario, pero por el momento no han aportado evidencias del centro de mando, que según Hamas y el personal del centro no existe.
La guerra, que está en su sexta semana, estuvo provocada por el letal ataque de Hamas sobre el sur de Israel el 7 de octubre, en el que los insurgentes mataron a más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y capturaron a unos 240 hombres, mujeres y niños como rehenes.
Gaza recibe ahora apenas el 10% del suministro de alimentos que necesita a diario y la deshidratación y la desnutrición aumentan entre los cerca de 2,3 millones de habitantes del territorio que necesitan comida, dijo Abeer Etefa, vocera para Oriente Medio del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
“La gente enfrenta la posibilidad inmediata de morir de hambre", añadió la portavoz del PMA el jueves desde El Cairo.
Con pocos camiones entrando a Gaza y sin combustible para distribuir los alimentos, “no hay forma de satisfacer las necesidades actuales”, apuntó. “Los sistemas alimentarios existentes en Gaza están, básicamente, colapsados”.
La caída de la red de comunicaciones, que es crucial para coordinar las entregas de ayuda, solo agrava la situación. La agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, explicó que el viernes no se podría entregar ayuda desde Egipto.
“Hemos visto cómo el combustible, la comida, el agua y la asistencia humanitaria se están utilizando como un arma de guerra”, indicó su portavoz, Juliette Touma.