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No soy bipolar, aunque hay un poco de eso en mí, expresa Robbie Williams

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El cantante pop y ex integrante de la banda Take That, durante sus más recientes conciertos. Fotos tomadas del Facebook del artista
15 de noviembre de 2023 09:45

Londres. En la serie Robbie Williams, el cantante pop y ex miembro de la banda Take That mira imágenes desde principios de la década de 1990 hasta la de 2010, que muestran su meteórico ascenso a la fama y lo que enfrentó como resultado de su lucha contra la depresión y las adicciones.

Como seres humanos, a nadie le gusta mirar fotografías de sí mismo ni escuchar su propia voz, así que si multiplicas eso por verte sufrir enfermedades mentales, crisis nerviosas, alcoholismo, depresión (y) agorafobia, estás en una situación tortuosa. Es una llave china con la que te obligan a ver un accidente automovilístico en cámara lenta, dice el cantante a The Independent. Agrega de forma irónica: está bien, todo funcionará para mí.

Williams, de 49 años, describe la realización del documental como traumática. Añade: espero que también lo sea para el espectador. De hecho, cuando se preparaba para el rodaje, que tuvo lugar en su habitación, se le ocurrió una nueva canción, cuya letra dice: “Trauma watch, trauma watch, ven y mírame tener un trauma watch”.

En la década de 1990, se embarcó con éxito en una carrera como solista después de dejar a la boys band Take That. Logró lo que, en el papel, todo músico consideraría el pináculo: un éxito récord que lo llevó a igualar los de las listas del Reino Unido que antes ostentaban Elvis Presley, Los Beatles y Los Rolling Stones. Sin embargo, estaba luchando internamente y, debido a que era taquilla a los ojos de los tabloides, lo que debería haber ocurrido a puerta cerrada llegó a las portadas.

Es muy difícil para la gente entender la sicología de este gran regalo que se te ha dado pero que, aun así, te está destrozando, explica Williams. “Hasta ahora se hablaba de salud mental de otra manera. Fue muy confuso para la gente que decía: ‘todo lo que debe hacer es levantarse y cantar otra canción’. Dale un empujón o perderemos todo el dinero. Lo que debería haber sucedido es: ‘métete en un auto, iremos a mejorar’. Pero no fue así, y está bien porque viví para contarlo. Supongo que enriquece el tapiz de la vida”.

Un detalle omitido en el documental es un incidente en el que Williams se refirió a un acto de autolesión. Aborda este tema tras una pregunta sobre si se ha puesto en contacto con Lewis Capaldi tras la decisión del cantante de posponer todas las fechas luego de verse superado por sus tics durante un set de Glastonbury en 2023. Williams dice que sí.

No hay nada sexy en (la autolesión), dice. Recuerdo que en los años 90, cuando traté de hablar sobre lo que me estaba pasando, me reprendieron, me menospreciaron y me dijeron que me subiera los calcetines. Lo que eso hace es aislarte aún más. Sé que las celebridades son celebridades, pero también son personas.

Cuando se le pidió que aclarara los comentarios que había hecho sobre la autolesión, contó a los periodistas: la razón por la que digo eso es para calificar que las personas son personas. Será mejor que tengamos cuidado de cómo y de qué las acusamos, o decimos lo que pensamos de ellas cuando se trata de sus propias enfermedades mentales. No he bebido durante 24 años y no he consumido drogas en alrededor de una década. Hay una razón por la que la gente se detiene: porque está en el infierno.

El documental destaca las relaciones fracturadas de Williams con figuras claves de diferentes capítulos de su vida: su ex compañero de banda Gary Barlow, su ex novia Geri Halliwell y el compositor Guy Chambers, con quien disfrutó de gran éxito hasta que se separaron en 2002.

Se le pregunta si consultó con alguno de ellos antes, durante o después de la producción.

No, porque legalmente no estaba obligado a hacerlo, responde. Sin embargo, sostiene: “cuando se trata de la película biográfica (la próxima cinta Better Man, dirigida por Michael Gracey, de The Greatest Showman), he tenido charlas allí sí, y son incómodas. No hace falta decir que cuando se estaba haciendo la película biográfica había varios idiotas en ese filme. Ahora sólo hay uno: soy yo”.

En términos de arrepentimientos, hay uno que permanece en la mente de Williams: la canción criticada Rudebox, tema principal de su divisivo álbum de 2006. Creo que lo que pasó es que, por primera vez, me divertía de verdad haciendo un disco. No tenía nada de profesional, era tonto y estaba lleno de humor.

Asegura que el punto más vergonzoso para él en el documental “es cuando le explicó a una audiencia que estaba a punto de escuchar Rudebox por primera vez que este sería el sencillo más importante desde Angels”.

La realización del documental también ha sido un momento para que Williams sea particularmente introspectivo. La gente empezó a filmarme cuando tenía 16 años y nunca dejaron de hacerlo, dice. Indica: no sé por qué; no les pedí que lo hicieran. También señala que no es un músico, sino un animador que escribe algunas canciones y cree que, si hoy fuera un adolescente, probablemente se habría convertido en un creador de contenidos en lugar de en una de las mayores estrellas del pop del país.

Aun así, está contento con su suerte y es muy consciente del alcance de su éxito. Lo que he hecho es el equivalente a estirar una banda elástica en lo que respecta a mis talentos y dónde me encuentro. Y he vendido la mayor cantidad de números uno en el Reino Unido, y se suponía que eso no iba a suceder.

Williams también ha estado felizmente casado con Ayda Field desde 2010; la pareja tiene cuatro hijos, uno de los cuales, Teddy, de 11 años, aparece en el documental. Pero si bien dice que su salud mental es mejor que nunca, se negó a darles a los productores de Netflix la catarsis que deseaban para el episodio final.

“Creo que esa era la narrativa, y el último día fueron cinco horas en las que intentaron sacarme eso. Pensé: ‘¡no es así como me siento!’ Sé que durante las últimas cuatro semanas he estado libre de la llave china y la he pasado muy bien, pero quién sabe qué sucederá. No soy bipolar, aunque hay un poco de eso en mi salud mental. Algunos días son buenos, otros malos, pero es mejor que en la década de 1990 y a principios de este siglo”.

Robbie Williams se exhibe en Netflix.

© The Independent

Traducción: Juan José Olivares

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